Era una fría mañana y ella estaba sentada en un café bar con un humeante chocolate, se oía una de las canciones de nuevo CD de Sabina de fondo, y le estaba echando un vistazo a la sección de trabajos de un periódico local .
Soy consciente de lo complicado que es hacer realidad una fantasía, por eso no me quejo de las leves consecuencias: moratones, laceraciones, magulladuras y dolor al sentarme.
Por fin un jueves conocí a Alfonso, estuvimos chateando, obviamente la conversación fue caliente y yo estaba excitadísimo, hasta que nos dimos cuenta de que vivíamos muy cerca y me ordenó vernos…
Esperaba sentada en la estación de tren, con el libro recién comprado y apenas leído, para poder ser correctamente identificada por su señor, llevaba puesta una falda plisada de tenis, a la altura de las rodillas, un polo azul ajustado, bragas y sostén negros.
Entre al cuarto de baño donde llene un cubo con agua caliente, cogí dos toallas y de mi bolsa saque una navaja de afeitar y espuma, el primer paso para un buen afeitado es preparar el lugar.
Saque la navaja y le fui quitando la capa de jabón y con ella los pelos de la parte superior de su pubis. Poco a poco todos los pelos iban desapareciendo. La dejé sin un pelo del ombligo al agujero del culo. Tras limpiarla y secarla, le di una crema y contemple el resultado. Como siempre que veo un coño recién depilado, la palabra que vino a mi mente fue apetecible, pero no pensaba darle esa satisfacción, no la iba a follar, estaba muy excitada y tenía que aprender, que el placer, la excitación, también pueden hacer sufrir.
Agachó la cabeza, esperando mi siguiente orden. Debía estar absolutamente inquieta, vestida solamente con unas medias y unos zapatos de tacón, en medio de un aparcamiento público, en el que constantemente está entrando y saliendo gente. Y aunque en la zona en la que estábamos, era imposible que alguien llegara sin que yo lo viera, seguro que a ella le parecía que estaba en medio de un pasillo.
Siempre estoy deseando que me torture ella. La idea del amo es una orgía, con juegos sado incluidos, zoofilia y lluvia dorada que tendrá como condición el que todos los hombres eyaculen dentro de mi ano. Esther, mi hija, como reverso del uso de su vagina, no tendrá derecho a semen por ningún agujero.
Esta vino en abundancia, en 5 o 6 borbotones, que me llenaron la boca de una crema deliciosa, de un sabor áspero y viril, ligeramente salado, que saboreé tragué y disfruté, apresurándome a limpiar bien la polla de mi amo, para que no quedara ningún resto de esperma en ella.
Ni bien entro al baño, me dirigí al cuarto de servicio, en donde desplegué la tabla de planchar y comencé a planchar un pilón de ropa que yacía arrugada a mi lado. Aun no había finalizado mi tarea cuando sentí al amo salir de su ducha. Como no me dio ninguna orden seguí en concentrada en mi tarea.
Su jefe también se sentó y la miraba con intención incluso de perturbarla, de que pasara vergüenza; lascivamente su mirada se centraba en sus senos y en su sexo, incluso en sus ojos se reflejaba cierto desprecio que pretendía mostrar hacia ella, desprecio a su cuerpo provocador y a sus ganas de follar.
Mientras tanto el amo había hecho retirar a los dos negros y llamado esta vez a tres, con los miembros si cabe más grandes, que siguieron follando simultáneamente a la preñada, quien en ese momento tenía dos pollas en el ano y una en la vagina. Era difícil comprender como se habían colocado los tres inmensos cuerpos para poder acceder a los orificios, pero lo habían hecho.
Y también me pongo ahora a cuatro patas al lado de mi mujer, mientras folla con él, porque así consigo que vea mi culito respingón y locuaz de puta, que yo muevo sinuosamente en círculos para atraer al macho y que se sienta tentando de follárselo y follarme, y ya de paso conseguir con esta argucia que mi mujer me permita lamerle su hermoso coño, que tanto amo y me cautiva. Porque la amo con toda mi alma y sólo quiero lo mejor para ella.
No es que tuviéramos mucho interés en que Amparo siguiera estudiando, ni ella misma tampoco, pues solo le interesaba ya ser una zorra, cuanto mas mejor, pero daniel si lo deseaba así. Le daba morbo recogerla en el colegio o follársela en el aseo.
Entonces le rodeé la cabeza con mi brazo izquierdo y apreté fuerte su cabeza contra mi polla, con mi mano derecha le sujeté el mentón por debajo de la papada, y arqueé mi cuerpo hacia delante pegando mis abdominales a su frente.
Un dia fui llevada a una peluqueria, alli me depilaron por completo, coño, axilas, cejas y por último y lo más doloroso y vergonzoso para mi, mi cabellera, mi hermosa melena rubia a la que tantas horas y tantos piropos habían dedicado, una lágrima cayo por mis mejillas.
Estaba sumamente excitado y a la cuarta o quinta embestida noté que me iba a correr por lo que cumplí mi promesa, sucia de sangre y heces se la saqué del culo y se la metí en la boca hasta tocar sus amígdalas.
Seria un sábado por la tarde noche para disponer de tiempo, lo haríamos en la casa que aún conservaba el profesor en la provincia donde mi novio/amo y yo vivíamos y que fue donde me sometió mi novio al profesor por primera vez, y al chico de las pizzas, que es un chalet pequeño, en una zona de casas similares, con altos setos en el jardín, y alejada de las otras casas aunque en una zona urbana, un sitio perfecto.
No dejaría de darte placer, de ver como te mueves, de sentir tus espasmos provocados por mí, de escucharte mientras te hago mía, pidiéndome que siga, repitiendo mi nombre y rogando que no parara,te oiría y me darías mas fuerzas, mas ganas de tenerte, de provocarte, de hacerte llegar a lo mas alto por mis besos, por mis caricias, por mí.
A las dos les entraron a la perfección Ana tenía un poco más de pecho y este corpiño le resaltaba más los senos y quedo muy sexi. Marcela usaba el conjunto de encaje que le daba más elegancia.
El profesor de informática que me daba clases en aquel año, era un poco mayor, bueno, yo ya tenía 27 años, era la mayor de la clase, y asistía a esta cuando terminaba mi jornada laboral, aún no tenía PC, y estaba deseando comprarlo, pero debía manejarlo bien, por eso me apunte al curso nocturno de informática, aquel profesor que llegue a conocer pero que muy bien, tendría unos 48 ó 50 años.
Acto seguido y como su erección persistía, quité el antifaz a Laura y le mostré a su marido y cómo le sujetaba a sus pezones dos pinzas. Como mi calentura continuaba y se acentuaba, ordené a la mujer que se colocara de rodillas en el sofá e indiqué a Carlos que le humedeciera su culo con su saliva, cosa que hizo al instante.
Seré cortés y servicial con mi amo. Cuando él decida, compartiré con otros mis habilidades y conocimientos, si él considera que esto le va a causar placer. Seré paciente con las sumisas nuevas que mi amo quiera que ayude a entrenar.
Esta noche se encontraba súper sexy, su dueño llegaba con un hombre duro que no conocía. Estaba asustada porque hablaban de una deuda que tenía su amo y sometida a su poder se convertía en su juguete.