Ni bien entro al baño, me dirigí al cuarto de servicio, en donde desplegué la tabla de planchar y comencé a planchar un pilón de ropa que yacía arrugada a mi lado. Aun no había finalizado mi tarea cuando sentí al amo salir de su ducha. Como no me dio ninguna orden seguí en concentrada en mi tarea.
Entonces Fran y yo nos agarramos de la mano y avanzamos hacia los baños, esperamos que no mirase nadie y entramos juntos al baño de caballeros donde empezamos a besarnos apasionadamente y a acariciarnos como locos, los dos estábamos cegados por la pasión del momento.
Su hermana era bastante puta, y con aquellas tetas en las que ahora reparaba casi por primera vez, le sorprendía que no follase aún mas. Ahora por ejemplo. En lugar de estar allí aburriéndose, podría haber estado pasándoselo en grande con una buena polla dentro. Esa idea le molestó profundamente. Era una verdadera vergüenza que una tía tan maciza y tan puta, que follaba con cualquier tío con el que se enrollaba, fuese su hermana.
La razón para ir así era muy fácil, tenía nombre se llamaba Oscar, Oscar era un chico deportista de mi edad al que mas que a ninguno le encantaba ir en chándal cosa que por cierto a nosotras nos venía de perlas, ya que solía llevar unos pantalones de chándal de los que parecen un pijama
De vez en cuando la espiaba en el baño abriendo la puerta sin que se diera cuenta, la veía enjabonarse y ahí mismo me volaba la paja utilizando una crema lubricante especial que un amigo me había regalado y que había robado a su padre que es proctólogo, la untaba en mi mano derecha y me acariciaba la verga suavemente y despacio, luego esperaba el preciso instante cuando se agachaba a enjabonarse los pies para acelerar el ritmo, cerrar los ojos imaginado metiéndosela por ese enorme culo
Pasaron algunos meses y así llegaron las vacaciones que tanto esperaba, junto con las de Daniel. En esos días, el único pensamiento que moraba en mi cabeza era poder coger con mi hijo, tener la mínima posibilidad de gozar juntos, como una hembra y su macho ahora si bien lucidos.
Me excitaba tanto la idea de que el tipo se la cogiera que se lo dije abiertamente y la convencí de que lo llamara pero que el creyera que yo no sabía. Al fin lo logré y oí la conversación; él le recordó la primera vez y hablaron de cuando la desvirgó en un paseo en el baño de la finca de recreo en una madrugada.
SeaLord le ofreció trabajo y cobijo, le enseñó, pacientemente, un idioma del que no conocía más allá de diez o doce palabras y le mostró un mundo insospechado de perversión y de placer. Aquel era un lugar extraño, gobernado por un ser extraño, donde ocurrían cosas extrañas.
Manuel, con la cabeza totalmente obturada de pasión se acordó que tenían el espejo justo delante de la ducha así que con las piernas empujo las cortinas a un lado y pudo ver reflejada una imagen impresionante, su cuerpo colgado de los fuertes brazos de su padre con las piernas en el aire y abiertas, y con la hermosa visión de los tremendos y peludos huevos de su padre colgando de entre sus gruesas nalgas y el comienzo de la gruesa polla de su papa totalmente penetrada en su culo.
Cualquier lengua, sea de hombre o de mujer, me viene bien. Ese día descubrí que, aunque no hay nada como una verga dura y caliente, una lengua bien dispuesta acompañada de mucha imaginación puede ser un buen sustituto.