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Follas como nadie chaval

Puse mi mano en su sexo, y comprobé que estaba muy mojada. Me tumbé encima de ella, y la penetré de golpe, de una vez, metiéndola con fuerza hasta el fondo de su vagina. Me pareció sensacional ese calor húmedo, ese placer intenso..., me puse un poco nervioso, pero en cuanto empecé a apretar, me di cuenta de que aquello iba a acabar muy bien...

Madre de adolescentes III

Estábamos vientre con vientre y mi pene descansaba en su estómago, mamá apretaba mi miembro con su pancita − ¡ay! hijo … pero tu pene jamás descansa … está siempre durito ¿verdad? … como le gusta a mami ¿verdad? … − mamá me besaba y hablaba, mi juventud hacía que mi pene conservara casi en toda su plenitud su erección y ella se regocijaba de esta particularidad mía

Un gran placer

Esta es la gran historia de una gran noche de romance, en la que nunca antes la he pasado tan bien y sentirme tan satisfecho como esa noche, en la que con gran placer y ternura entregue, aunque ya había sucedido en ocasión atrás una vez, mi apretado trasero al chico de quien estoy super agradecido por tanto placer.

Los pesares de Giulia

No sé si grité ni cuanto grité, pero esa sensación de dolor desapareció y esa esfera tocó mi punto G y me hizo colapsar en un orgasmo bestial, no sabía si moriría o me volvería totalmente loca, jamás en mi vida me había corrido así de fuerte, aún ahora tengo escalofríos al escribir sobre ello.

Descubriendo a Helena

Comenzó a besar mi cuello. Buscó mis pezones con leves mordiscos, recorrió con su lengua todo mi cuerpo, mientras yo intentaba con el desorden propio del desenfreno, guiar su boca hasta mi cáliz de pasión. Bebió de él y luego me enseño su propio rumbo.

Javier y Patricia conversan IV

¿Aquel día si que fue fuerte verdad? Fuimos por la mañana al mercado de La Piedra, nos tomamos unas ostras por probarlas y eso nos levantó el ánimo. Después fuimos a casa de mis tios pero no estaban. Me preguntaste si ya había besado a Juli, el noviete que me había echado allí ese verano y te dije que no, que ese chico era muy parado y que a mí me apetecía un montón un muerdo.

Café bar, Bío II

Me gusta como mueves el culito cuando juegas, me decía mientras me sobaba el culo. Yo no sabía que hacer, me quedé paralizado, lleno de vergüenza y enrojeciendo por la situación en que me encontraba. El hijo de perra me estaba metiendo mano, sobándome el culo sin ningún reparo y delante del otro cliente que allí se encontraba.

Aniversario

Ella se bajo a abrir la tranquera de alambres , con un candado con cerradura de seguridad dando una imagen de un esnobismo propio de citadinos, la naturalidad que desde su infancia adquirió en años de hacerlo aún a caballo en las tranqueras de madera más ensalzaba su figura

Marina y Catherine

Así que me afané en chuparle la cuquita como todo un experto, le pasaba la lengua a lo largo de la rajita y al llegar al clítoris lo presionaba entre mis labios haciendo con esto que ella se retorciera mas y mas, cuando tenia como ½ hora en eso cuando ella grita convulsionando y llorando... había tenido su primer orgasmo...

Pisa el acelerador X

Cuando dejó encima de la mesa la botella la llevé para la casa, la destapé y olí, era un olor acre, ácido estaba templado y exhalaba un aroma intenso, la guardé en la nevera, pensé si me atrevería a beberla (para analizar bastaba con unas gotas y la razón de pedírsela es que la orina me excitaba desde muy joven debido a un incidente que algunos de mis lectores conocen a través del correo electrónico).

La adicción III

Grigio me follaba con una fuerza demencial, era como una locomotora en una alocada carrera, mis muslos y mis nalgas temblaban con la potencia de sus estocadas, me corrí como una loca, hasta perdí la noción del tiempo gozando su verga que nublaba mis sentidos, un océano de leche comenzó a inundar mi vagina, su verga parecía un submarino que disparaba torpedos de esperma hacía mi cérvix ...