Así estuvieron un par de horas más: estrujando huevos, ordeñando salvajemente polla, aguijoneando con tacones la espalda, y petándole el culo y la garganta al esclavo (obligando al macho sometido a tragarse sus propias arcadas). Jorge no pudo evitar cascarse la polla.
Sonia, aquella noche, obtuvo ocho orgasmos; estaba desatada y pedía esperma, entre espasmos. Los chicos deciden darle lo que pide: mucha lechita condensada; Sonia se coloca de rodillas ante sus machos. ¡Qué hermosa está mi amada!
Por los alrededores del recinto se presenta Lucas. Cumplió con su decisión de aparecer al día siguiente para comprobar por sí mismo si Araceli se tiraba o no a Jorge. Lucas se acerca a una ventana y observa qué ocurre dentro. Ve a Araceli de rodillas manducándole la polla a su compañero.
Sara tuvo sus tres buenos orgasmos y entonces me ordena que me corra, que ya está saciada y que el fuelle comienza a irritarle el chocho. Entonces le pido que me escupa en la boca, que eso me excita muchísimo. Ella lo hace. Me suelta cuatro o cinco salivazos en la cara y en el interior de la boca.
Una de las veces que fui al gym de madrugada, a la media hora de estar allí (practicando mis ejercicios sin más compañía que la música que puse en los altavoces utilizando el Bluetooth de mi móvil), pues oigo unas voces en el pasillo de la entrada. Observo detenidamente quién podría ser y...
Susi, que así se llama la chica y que supe después, al presentarme, tiene un buen revolcón. Medirá 1,65 m. De peso supera un poco su IMC indicado (aunque no me extraña, si se zampa con asiduidad tantas pollas de chocolate, crema y nata). Es rubia y con el pelo corto.
Siempre iba de negro con algunos complementos en rojo. Lucía camisetas de grupos de Black Metal como Venom, Immortal y Satyricon, entre otros. Aquel sábado, sobre las 3 de la madrugada, acudimos a aquel cementerio. Era Luna Llena y había bastante visibilidad aunque siempre llevamos una linterna.
Que te vieron con dos chicos musculados del gym, a la par, dándote el lote; que incluso con una pelirroja te pillaron en el metro, ¡menudo despelote!
Que te escita descarriar a seminaristas y novicias de su destino sagrado; que el párroco sospechaba, y tuvo algún tiempo a un detective contratado.
A sus 18 años recién cumplidos aún es imberbe; parece una chica de anime o manga, la polla me hierve. Jandra, junto a mi hija y esposa son mis tres mejores furcias; para escalar en el podio ellas utilizan sus mejores astucias.
Cuando mea sobre mi cara no necesita usar un Kleenex para secarse el chocho; yo se lo chupeteo hasta dejárselo más seco que un bizcocho. En alguna ocasión tuvo un microorgasmo mientras me orinaba estando de pie; es la postura que más le pone, conmigo bajo palio. La sujeto para que no tambalee.
Me hace un buen ordeño. Me estruja el rabo, de dentro hacia afuera, apretando fuerte el glande en la zona uretral. Le pega unas buenas sacudidas. De vez en cuando le suelta un gargajo para lubricarlo y que fluya mejor la manuela. Yo me fijo en su cara de chica eficiente y hábil en su trabajo.
Ya enfrente de su puerta golpeo unas tres veces. Me abre Rebeca. Lleva el pelo recogido en un moño, una blusa blanca con un generoso escote, una falda plisada larga color azul y unos tacones de aguja que la ponen en el 1,76 m, sacándome bastante altura. Sus dos jamones los lleva enfundados. en...
Sonia estaba empeñada en follarse a un buen mozalbete cubano; colgarme unos hermosos cuernos en mi presencia, algo muy mundano. El chico era un poco reacio a las frivolidades europeas; Sonia lo convenció de que prestar a tu pareja disminuye las cefaleas.
A la pelirroja le tocó hacer el papel de esclava, de sumisa servicial. Sus compañeras se ensañan con ella. Le escupen en la boca unos considerables gargajos verdosos, le mean en la cara, le mandan que les lama sus respectivos traseros con sus rajas sucias. Caminan descalzas por la habitación y...
La verdad es que en aquel camping me sentía como Huckleberry Finn en su cabaña del árbol. De noche parecíamos una caravana de un western haciendo una parada, dirección a California. En fin, que Camile y yo recorrimos casi todos los locales de la villa. De madrugada todas las músicas son buenas.
Cuando el cura ya tiene la polla bien alojada y acomodada en las entrañas de Rafael, le pide a Ana que se suba al “andamio”. Ana se inserta el falo de su padre de una sola clavada y comienzan a follar los tres a buen ritmo. Martirio se acerca y le pega buenos lametazos al conejo de su hija.
Si saca un bien en Teoría del Estado Constitucional; se mete mi rabo en la boca y me lo mastica de forma excepcional. Pero si me viene con un suficiente en Derecho Civil (Familia); eso no se lo perdono, pues es catedrática enseñando esta parafilia.
Hoy tenemos la libertad de no pasarle ni una a nuestra pareja. A la mínima discordia, mandamos a nuestro cónyuge a tomar viento. Y yo creo que es lo correcto. No debemos idealizar lo antinatural de aguantar, tragar en una relación tóxica, con el hipócrita objetivo de poder celebrar las Bodas de Oro.
La fascista estaba sentada en un trono, descalza. El liberal y el democristiano estaban de rodillas ante sus pies y se los iban lamiendo, desde la planta hasta los tobillos, sin olvidarse de sus diez deditos. El liberal prefirió quedarse con el pie izquierdo, por aquello de que son el ala izquierda.
A Carla se le ocurre un plan para vengarse de esos guiris asalvajados. Coge una jarra vacía y entra en los baños de mujeres. Descarga su vejiga en la jarra. Un tercio de su capacidad queda llena de orina. Sale del servicio y le dice a la camarera, que es una buena amiga...
En el espacio de tiempo en el que Carla se quedó sola en la mesa, quedó pensativa, se le había caído el cielo encima. Entonces ideó un plan de venganza. Estaba acatarrada, tenía carraspeo. Comenzó a acumular saliva en la cavidad bucal. Carraspeó dos o tres veces, con tanto ímpetu, que...
En una palangana de agua caliente remojó sus pies unos minutos. Después se fue cortando las uñas, aprovechando que estaban blanditas. También se cortó las uñas de las manos y las depositó en el interior de la palangana. El agua estaba muy turbia ya. Recordó que debía rasurarse los sobacos.
Mi cuñado jugaba con ventaja, solo tenía que trajinarse a mi mujer y a mi hija. Yo, en cambio, tenía que follarme a su mujer, a su hija y a mi suegra. Esta última, tan macizorra y tan zorra que casi me excitaba más cabalgar sobre ella que sobre mi sobrina, que era más seca de carácter.
Me arrodillé y comencé a lamer las cuatro plantas de sus esbeltos pies. Tragándome casi sin saborear mucho, mi propia lefa. Emma y Rosa se reían al ver la desagradable cara que yo ponía. Después fui chupando los veinte deditos, muy despacio. Succionaba y mordisqueaba cada uno de ellos.
Thiago observa a Alba. Esta tiene la minifalda remangada y se frota el higo con intensidad a través de la tela de las bragas. Estas están empapadas en sus jugos. Thiago también observa a Gael. El drag queen tiene unos buenos jamones y una cintura bien esculpida. El maestro se saca la polla.
Lourdes ideó una sesión peculiar de sadomaso. Ata a la pared a sus clientes, a unas argollas, totalmente desnudos. Ella se dedica a darles patadas en su entrepierna. Primero descalza y luego cambiándose de calzado, desde el más suave (como unas alpargatas), hasta el más rudo (como zapatones).
Ella, bajando la cremallera sacó del interior mi rabo a tomar el fresco, comenzó a machacarlo, con garra, hasta ponérmelo bien enhiesto. Cubrió mi entrepierna con su abrigo por si alguien asomaba por el pasillo, y sin perder el ritmo del machaque me iba lamiendo el cuello, sacando brillo.
El pelirrojo se coloca bajo palio y va lamiendo todo lo que se le pone a tiro. Cuando algún rabo se sale, el chaval le pega unos cuantos chupetones y lo vuelve a incrustar en su agujero correspondiente. Los chavales sudaban lo suyo dándole fuelle fuerte a la chica.
Sonia le trabaja orejas, cuello, pezones y ombligo, yo me centro en pantorrillas, muslos, ojete y almeja; sus caldos mendigo. Ya le llega la flojera, el cuerpo se le estremece, le tiembla, apoya sus cachas sobre mi cara y de caldos viscosos la siembra.
Cuando el ascensor se paraba en una planta, nos separábamos y guardábamos la compostura. A veces entraba alguien que la conocía. Se saludaban y tenían una pequeña charla. Otras veces entraba gente desconocida, visitas de pacientes, y le hacían una reverencia y le besaban la mano.
Hay una central de control ubicada en una garita (a la entrada de la finca), con 61 monitores, uno por cada habitación. Cuando se selecciona un número de una alcoba, esta se ve en una pantalla de plasma de 84 pulgadas. En esta sala como guarda de seguridad trabaja una chica de 34 años.
Alberto estaba en un dilema moral: o se iba para casa solo y se la pelaba (como lleva haciendo desde la muerte de su esposa); o se enrolla con Harry, que aunque es un hombre, tiene un buen chocho depilado y muy húmedo esperando a ser penetrado por su gorda polla.