Últimos relatos eróticos:

No me arrepiento I

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Después de eso pude ver que Nazareno se había abierto la bragueta y estaba masturbándose. Puesto que tengo muy mala vista no pude observar el tamaño de su miembro. Igualmente me enloquecí al verlo haciéndose eso.

Un encuentro a tres muy erótico

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Tranquilamente fueron despojándose de sus vestimentas, los dedos novicios fueron al encuentro de esos pezones rosados, al primer roce se empinaron, los dedos dieron paso a toda la mano para que pudiera sentir el placer de tocar otro seno que no sea el suyo, otra piel de mujer...

Lluvia

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De allí en más aumenté mi frecuencia de visitas a esa ciudad. Nos las ingeniamos para que se tomara algún día y me acompañara a otra ciudad. Total, nadie nos vería si ella no saldría del hotel. Así que yo trabajaba en la oficina y nos prodigábamos amor en las noches de diversas ciudades.

Me la follé y ni se enteró

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Pasé los tres peores meses de verano viendo como Nando se aprovechaba del lindo cuerpo de Raquel, una bonita chiquilla de 1.75 de altura, melena larga y castaña (que me hacía calentar pensando en el color de los rizos de su coño), unas tetas pequeñas pero ricas y un culo ideal.

El parque

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Chupe con fuerza y con mi lengua lamía la gorda y punzante cabeza de la verga, solo para que enseguida, me llenara la boquita con su espesa esperma que brotaba a pequeños chorritos, mientras la verga brincaba jubilosa de ser succionada a como se debía.

Cibersexo

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A menudo los usuarios de Internet realizamos lo que se llama sexo cibernético o cibersexo pero en esta historia hay quien no sabe que es eso ¿o si?

Penitencia de semana santa con una diosa alemana

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Cuando ella aceleró de nuevo el ritmo, yo la avisé de que iba a correrme, aunque seguramente ella no me entendiese, pero pareció hacerlo y, apretando más aún sus carnosos labios, me hizo explotar en su boca, llenándosela toda de leche, tragándosela toda como si la fuese la vida en ello.

Orgía en el campo

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Durante el resto del día, y cuando esos auténticos sementales no nos follaban, teníamos que hacer de esclavas, haciendo la comida, preparando copas y chupándonos una a otra para calentarles y después ser penetradas.

Madre puta III

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Yo no podía creer lo que estaba ocurriendo, que todo eso estuviese pasando ante mis ojos, en un boliche con gente que los conocía y que si los descubrían se armaba un quilombo de la gran puta, y sobre todo no podía creer que esa guarra fuera mi madre.

Danielita

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Danielita siempre había sido para mí la hermanita menor de Federico, mi amigo de toda la vida, y por extensión algo así como mi propia hermanita menor... ...Con el correr del tiempo ella fue perdiendo el respeto que me tenía y me provocó de todas las maneras posibles, ocasionándome unas calenturas cada vez más difíciles de controlar... ...Hasta que llegó ese día...

Sorpresa en unos grandes almacenes

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Cuando llegamos a los grandes almacenes, me llevo directamente a la planta de ropa para ella, no había casi nadie a esas horas y yo seguía detrás suya, mientras iba cogiendo ropa según íbamos pasando camino de los probadores, nos metimos en el probador mas alejado de la entrada y una vez dentro cerro la puerta, dejo caer toda la ropa en la silla y estaba clarísimo que no íbamos de compra.

La fiesta

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Pronto un vaivén frenético, acompañado de gemidos y gritos por parte de ellas que obligo a Carlos y Juan a entrar en el dormitorio y cerrar la puerta. Allí estaban sus mujeres siendo folladas por el culo delante de ellos.

Madre puta II

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Encontré impresionante lo insaciable que resultaba ser mi madre. Por ser un lugar no muy recatado decidí guardar silencio y trate de bajarme del lado de la ventana, pero algo me obligo a volver a mirar y a deleitarme con la escena. Verla poseída por un viejo caduco y verde como el tío era simplemente morboso e inquietante. Pese a querer ver mas no pude ya que el lugar no era ideal para espiar, así

Madre puta I

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Esa noche antes de salir vi que mi madre estaba vestida para el infarto; vestía un vestido largo, con una abertura en la pierna, el vestido era tan ajustado que se le marcaban las tetas y se podían apreciar los pezones bien duros y parados, junto a la tanguita bien cavada que llevaba, tenía tacos altos, el pelo humedecido con gel, su boca y uñas pintadas de rojo y la cara maquillada como una gata.

Mi esposa, puta preñada

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El negro puso a Elena de pie apoyada de manos contra el respaldo del sofá y procedió a sodomizarla. Elena gritaba: Párteme el culo negro cabrón, enséñale a mi marido como respondo, que soy una profesional, que yo no abandono mi trabajo a medio hacer. Lorena hazme lo que ya sabes.

La fiesta

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La mire cuando se alejaba a dejar el bolso en la cómoda y vi lo hermosa que estaba. Algo chocaba en ella y en la imagen que tenia grabada de cuando se fue, tan hermosa y seductora con esos juegos de transparencias, ¡ su pelo ya no estaba recogido! ¿Cómo pudo soltarse? ¿Seria el baile? Se la notaba un poco bebida pero no borracha.

Sexo en la oficina

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El por su parte comenzó a acariciar mi cola por debajo de mi pollera y luego se dirigió hacia mi concha la cual estaba totalmente empapada de ese flujo que tengo cada vez que me excito con tantas ganas.

Fantasear con una madura

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La observe maravillado desfilar hasta la mesa del teléfono. y como su cuerpo quedaba a tras luz pude observar con lujo de detalles ese tremendo cuerpazo yo estaba totalmente excitado mi verga quería romper mi pantalón

Chica fácil a la fuerza I

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Mayra ni siquiera escuchaba las burlas, sudaba profusamente y su respiración era agitada, tenía la imperiosa necesidad de permanecer quieta, absoluta y completamente quieta. Sus muslos estaban extremadamente tiesos debido a la forzada posición en la que la empalada joven permanecía.

La riqueza del lenguaje castellano

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Un ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano es el número de acepciones de una simple palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada, que hace referencia a los atributos masculinos, "cojones".

La bruja de matemáticas

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Cuando cruzó por la puerta del aula caminando, tratando de disimular la incomodidad del vibrador, escuchó un murmullo de sorpresa y admiración. Trató de guardar la compostura, pero su voz sonaba agitada, quebrada, sensual.

El clímax de una infidelidad

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Le doy un ultimo beso de despedida y medio de agradecimiento por una noche tan erótica, y salgo corriendo a mi oficina, agarro el portafolios, apago la luz, y bajo directamente a mi coche que estaba en el estacionamiento, de abajo.

Humo sagrado II

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Todo era tan pequeño que su ropa estaba a punto de romper la ropa. Fue a su cuarto, allí, fumando, sentada en una silla de mimbre, había una mujer que tal vez era una chica de dieciséis.