Pero el verano es tiempo de cambio y lo que en un principio fue indiferencia y desdén , luego se transformo en admiración y es que a ella le encantaba ver a David no solo goleando y siendo la estrella de cada partidillo, sino observarle atentamente cada gesto, cada movimiento de éste en pos de un balón, con los músculos tensos y el trasero prieto.
Con cierta timidez le cogió la polla y se la llevó a la boca. Con delicadeza su lengua recorrió todo su glande y cuando pasó por su base logró un suspiro de placer de su marido. Esto la animó y la decidió a tragar aquella verga pero solo pudo entrar el glande y poco más. La succionó con ganas. Le empezaba a gustar.
Elena se dedica a los testículos, como despertando al semen de su cuna y acariciándolo a través de la piel dura de los huevos. Yo me deleito sintiendo mi masculinidad acariciada, besada y contenida en todas sus partes, cuatro manos y dos bocas...
Tus jadeos comienzan a ser notorios y provocan en mí un efecto multiplicador del placer que, ya de por sí, estoy sintiendo... "Me corro, cariño" exclamo... y casi sin darme tiempo a añadir nada más, tú, como si eso hubiera sido la señal que esperabas: "Sííí, sigue... por favor... no pares... Aahh!! Ambos nos corremos casi al unísono y quedamos derrumbados sobre la encimera de la cocina... Siempre me han gustado estos "polvos mañaneros"...
Esa bahía esta rodeada de montañas con mucha vegetación, mayormente compuesta por árboles inmensos, lo que le da un aire parecido a un bosque virgen, solo los pájaros lo habitan, también algunos patos que se encuentran en la orilla haciéndose un festín con los peces que osan pasar por allí.
Abrí casi sin poder creer lo que descubrí: era dulce, quien con una sonrisa me dijo, espero no molestarte, claro que no, le dije yo, sólo vengo por mi bolso, lo dejé en tu cocina, ojalá que aún esté ahí, le dije sonriendo, y ella me respondió con una sonrisa, que si bien no fue del todo espontánea, sí podría calificar sin problema alguno de hermosa.
Levantándose se dirigió a la salita, y justamente cuando trataba de alcanzar el fono en la pared, una súbita sensación extraña entre sus piernas la inquietó y de pronto sintió humedad caliente que descendía entre sus muslos, para finalmente ser seguida de un abundante flujo de liquido que bañó el piso de madera sobre el que estaba parada.
Ahora el que sudaba a mares era yo, el placer intenso que Begoña me proporcionaba apenas puede ser expresado con palabras, por momentos la totalidad de mi sexo descansaba en el interior de su boca, captando el calor de su lengua y de su paladar, era como disfrutar del vértigo de una montaña rusa, como la caída libre de un paracaidista, como rozar las nubes con las yemas de los dedos...
La vi llegar a las hamacas, se iba a quedar en las hamacas del lado (debería ser mi día de suerte), llevaba puesto una mini-falda deportiva en tonos azules, y un top blanco, ahí estaba mi diosa a mi lado desnudándose, al quitar el top sus pechos me parecieron aun mejores que de las ultimas veces, se quitó la falda, y el éxtasis vino, cuando se quitó la parte de arriba del bikini y se empezó a pasar crema en todo el cuerpo empezando por sus pechos.
En una de las pasadas se le callo un poco por la barbilla y yo deje que llegara al pecho baje con mi boca y seque la gota que había caído, en eso ella agarra la botella se pone contra la pared y se empieza a tirar liquido desde la boca para que vaya cayendo por su cuerpo y yo lo reciba en la misma conchita bien depiladita y suave que tiene.
Grande fue mi sorpresa cuando note que esta chica no tenia ningún pudor y más allá de cerrar las piernas ante mi presencia me dejo ver su tanguita blanca. Yo no me di cuanta que ella me estaba mirando porque me quede embobado y en eso me pregunta muy sensualmente si había visto el cable que se había desconectado, encuentro el cable lo conecto, y salgo de debajo del escritorio, cuando me estoy despidiendo para retirarme me pregunta
Todavía no había terminado de hablar y ya se había introducido la polla de Arnol en la boca empezó a chupársela de tal manera que Arnol tardo mas bien poco en correrse Sandy con carita de viciosa lo miraba mientras de deleitaba con el placer que le daba tragarse todo el semen de su amado.
Al entrar, rápidamente me di la media vuelta y quedé dándole la espalda y con la fuerza del empujón inicial, prácticamente caí en el, sentí como mi trasero golpeó contra su vientre bajo y por acto reflejo, se movió hacia atras un poco, pero al cerrarse las puertas, adoptó una posición más cómoda, ligeramente rozándome.
Era 23 de diciembre cuando fui a su casa para darle la noticia, salía de viaje al día siguiente; se puso triste, pero enseguida cambio de actitud, me dijo que la esperara a que se arreglara para que saliéramos aprovechando el ultimo día que iba a estar en la ciudad.
Fue en uno de esos tantos viajes a la zona de baile cuando motivada por una canción muy sensual llevo uno de sus dedos a mis labios apenas me dio tiempo a reaccionar ya que cuando la conciencia me volvía a mi apenas no me dio tiempo a disfrutarla porque me sumergí en los jugos de su boca que alimentaban la sed que todo el calor de la sala, sus movimientos y todo aquello se veía acumulada en mi cuerpo sudoroso.
Esa tarde yo había chateado con una amiga (que me garché un par de veces el año pasado) y me había sugerido que para la cita con la mina esta yo no usara ropa interior...
A veces abría los ojos y le miraba, él me observaba y sonreía. Soltó mis manos y acarició mis pechos con suavidad, yo comenzaba a moverme mas deprisa, y más deprisa hasta que volví a correrme entre gemidos, el también gemía, lo hacíamos a la vez y apretaba mi culo contra él con sus grandes manos a la vez que mis movimientos se volvían frenéticos a causa del orgasmo. Terminamos y lentamente me desplomé sobre él, permanecimos así abrazados unos segundos, cuando yo me eché a un lado y nos quedamos en silencio... cogidos de la mano.
Entre gritos de los chicos y chicas, me daba toda la prisa que podía para no impacientarles por temor a que me empezaran a romper los estantes donde mi madre colocaba en perfecta armonía montañas de cajitas de todos los colores que contenían azafrán, comino o tomate seco.
Me metí entre sus piernas, se las subí un poco por las rodillas, par que que cogí la polla y se la comencé a frotar en la entrada de su coño, suavemente, se la frotaba, le metía la cabeza, se la volvía a frotar, hasta que comenzó a mover las caderas, muestra de que estaba a punto de llegar de nuevo al clímax.
Una de ellas, rubia de unos diecisiete como yo, rompió entonces el silencio diciendo que no les interesaba saber mi razones de haberme atrevido a llegar a nado hasta el área de ellas y todavía haciéndolo totalmente en bolas, que eso era cosa mía pero que ahora debía seguir sus órdenes y entretenerlas por algún tiempo.
Sentía tu verga dura en mi estomago. Quería devolverte algo del placer que me estabas dando y te abrí dos botones de la camisa para besar tu pecho. Entonces tu me bajaste la parte de arriba de mi blusa y mis tetas se pegaron a tu pecho desnudo.
Volví a su espalda y comencé a quitarle el sujetador, tras liberar sus pechos, se los comencé a devorar, sus pezones, sus pechos, los metía en mi boca, lo más que podía y se los sorbía con fuerza, esto hizo que comenzará a reaccionar de nuevo.
Sebastián la empujó suavemente por entre el agua y los nenúfares del estanque jugando con su cuerpo, que ahora se dejaba deslizar hacia abajo y luego hacía arriba formando un remolino que a la vez que le producía cosquilleo le daba, entre las piernas, una sensación de quemazón que cada vez le estaba gustando más y más.
Cuando la tocaba posó su mano sobre la mía, como indicándola y guiándola hacías donde deseaba ser tocada, por mi parte, puse mi otra mano y cooperaba con la maniobra. al poco tiempo tomó una de mis manos y la puso sobre su conchita, sobre su vestido, gimió y repitió la maniobra, yo estaba a mil.
Mientras mi boca seguía buscando la suya, sus pechos, su cuello, mis manos seguían acariciando sus nalgas y bajando cada vez más su falda, cuando iba bajando por sus muslos me arrodillé ante ella y comencé a besar su vientre, su ombligo, sus caderas, a pasar mi lengua por los ribetes de las pequeñas bragas que tenía puestas, su falda se fue al suelo y sus muslos quedaron ante mí, mis manos, mi lengua, me cara, todo era poco, para intentar darle placer.
Me fijaba en sus macizos muslos y los veía agitarse con el movimiento de sus caderas al andar, y en sus tetas cuyos pezones se marcaban a la perfección en el top. La pollerita, como les comenté, era cortísima, así que no pude aguantar más y me decidí a pasar a la acción, quería exhibirla un poco.
Al pasar por la estación de servicio más próxima, la veo a ella, preciosa, pantalones ajustados igual que su blusa, botas negras (las cuales se dejaban ver por sus pantalones), ella media como 1,65, unas medidas de 98-65-70, como pueden ver una preciosidad, se acerca y me dice a donde voy, le digo mi destino por lo que me pide llevarla, sin dudar un momento acepto, termino el arreglo del vehículo y partimos.
Nos levantamos y para evitar la aglomeración salimos antes de que encendieran la luz, saliendo del cine me percaté que me estaba escurriendo fluido entre las piernas, la tanga estaba mojada de lo que había absorbido; llegamos al auto y me limpié las piernas.
Bueno, físicamente no me puedo quejar, pelo castaño claro, tez blanca, bonita figura, eso sin exagerar con senos tremendos, lo justo y necesario como para provocar una buena erección desde un chico que ya haya abierto los ojos hasta un vejete como el que tenía en frente.
Tengo 21 años, y esto ocurrió hace tan solo un par de meses, me encontraba pasando unos días con mis padres y mi hermano en la costa, estábamos en un hotelito, nada del otro mundo, con la típica piscina y poco más... pues bien, no hace falta decir lo mucho que me aburría con mis padres, estaba cansada de ir con ellos a todos sitios, así que una mañana que ellos salían de excursión les dije que me quedaría en el hotel porque no me encontraba nada católica para ponerme a dar paseítos.