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El deseo

Apenas podía respirar.

El calor estaba agotando hasta el último hálito de mi cuerpo, sentía desfallecer mi alma y no podía aguantar ni un segundo más en pie.

No era un día más de verano, parecía que estuviese en el centro mismo del año, donde todos los dioses se encontraban perdidos y el demonio mismo hubiese subido a la tierra con sus infiernos.

No se veía un solo pájaro en el cielo y sólo un viento débil y cansado intentaba moverse entre los árboles.

Estaba tirado frente al teléfono.

La temperatura me obligaba a ir desnudo completamente y sentía como las gotas de sudor recorrían mi cuerpo… el calor se apoderaba de mí de forma implacable. Sentía el paso de cada segundo y eso me exasperaba.

No aguantaba más. Sabía que aún me quedaba un buen rato hasta poder verla…. pero yo no aguantaba más…. Sólo dibujarse en mi mente su sonrisa me alegraba y me daba fuerzas.

¿Qué hacer? Habíamos quedado dentro de unas horas…. ¿unas horas? A mí me parecían siglos… no aguantaba más.

Me armé de valor y cogí el teléfono. – Hola! dime, que quieres?- Sonaba tan dulce!. Le pregunté que por qué no nos veíamos ya, yo tenía unos deseos enormes de verla, sólo de verla.

Llevaba con ella casi dos años, pero no me acostumbraba…. aquel que se acostumbrase sería un necio. ¿Cómo permanecer impávido ante aquella mirada tan penetrante? ante aquel rostro tan bello!

Continué con mi insistencia….. pero me hizo sufrir: -No puedo, ya te lo he dicho. A la hora que hemos quedado, ¿de acuerdo?.

Comencé a dar vueltas en mi habitación. Estaba nervioso como el primer día. Ya sé que sólo habíamos quedado para tomar algo y hablar un rato, pero ya era demasiado para mí.

Quizás ella no lo sabía, pero yo podría quedarme embelesado horas y horas viéndola hablar… era como una diosa rodeada por ángeles….

Lo único que me podrían recriminar sobre ella es que estaba locamente enamorado… locamente… ¡y no tenía otro remedio que esperar! Era la peor de las torturas.

Seguía dando vueltas y más vueltas. Por lo menos podía pensar en ella, eso nadie me lo podía impedir.

Intenté concentrarme en hacer algo, pero no podía.

Su rostro era lo único que tenía en mente. ¿Todavía quedaba media hora para verla? Maldije aquel que inventó el tiempo.

Aunque ya era demasiado para mí. Cogí unos pantalones deportivos y una camiseta y me fui corriendo para su casa.

Recorrí en cinco minutos (aunque para mí que fueron muchísimos más) el abismo que me separaba de su casa.

Toque el timbre e intenté disimular mi nerviosismo. Nadie contestaba. ¿Dónde habría podido ir? No tenía más remedio que esperar, o mejor dicho, continuar con mi tormento.

Empecé a dar vueltas a su manzana, el sol seguía cayendo sobre mi piel y la tostaba continuamente; ese verano me estaba poniendo morenito y por fin había conseguido estar un poco contento con mi cuerpo: tenía las piernas, hombros y abdominales un poco marcaditos… por fin!! Tras dejarme la piel en el gimnasio…. con casi el único objetivo de gustarle a ella.

Volví de nuevo a estar frente a su puerta. Ahora si! Era en punto y podría subir a verla.

Toqué otra vez el timbre: -Hola! Quién es?- Me quedé enmudecido, ¿Cómo no la había visto llegar? Le contesté y ella me dejó subir. Cuando abrió la puerta prácticamente estaba fuera de mí.

Me recibió con un beso muy dulce con el que apenas podían dar abasto todos mis sentidos.

Yo sólo acerté a decir: – ¡Estás preciosa!-¿Cómo le pude decir solamente eso? Llevaba puesto su bikini naranja debido al calor…. veía su precioso cuello, sus redondeados hombros, me extasiaba con su cuerpo… que me encantaba. (está muy bien: no está flacucha ni le sobran kilos, tiene esa lozanía de un cuerpo sano y bonito, tiene ese brillo en la piel… y en todo su cuerpo).

Lo único que me escondía eran sus intimidades….

Cruzamos unas palabras triviales y me invitó a pasar al salón.

Tenía desparramados todos los apuntes por encima de la mesa. Los papeles se movían ligeramente por culpa de un ventilador que se balanceaba muy lentamente. La habitación emanaba un calor apagado gracias a ese aparato.

Raquel se dirigió a mi con una mirada un tanto pícara y me dijo: -Ahora vengo.- ¿Pero dónde demonios se iba?

Decididamente estaba fuera de mí…. yo lo único que quería era disfrutar de ella… de su presencia.

La vi alejarse: me encantaba ver su culo prieto atrapado en ese bikini, imaginarme sus delicados pechos bajo esa tela mínima…..El calor volvía a hacer mella en mí.

Estuve esperando un rato enorme otra vez. Parecía mentira que no se diese cuenta de mi sufrimiento.

De pronto apareció tras la puerta. Llevaba las manos y la cara ligeramente húmedas (había ido a refrescarse un poco al aseo). Pasó por enfrente de mí y sin mediar palabra cogió un sillón y se sentó frente a mí.

Nos quedamos mirándonos un instante…. nos lo decíamos todo con una mirada… nos deseábamos, nos amábamos, la pasión traspasaba nuestros cuerpos y se entrelazaba formando un ser vivo…

Aunque ella tenía más cosas para decirme: -No quiero que te muevas. Si te mueves o dices algo me voy a la ducha y ya nos veremos mañana- ¿Qué es lo que quería decirme? Tenía una expresión de deseo enorme en sus ojos.

El ventilador se había parado, con lo que comenzaba a subir la temperatura lentamente.

¡Deberían haberme grabado la expresión de mi rostro! Sentada enfrente mío, me lanzó un beso y comenzó a pasar sus manos sobre su cuerpo….

Quise decirle algo pero rápidamente ella susurró…-shh…shhh…shhh…- ¡¡¡¡No tuve otro remedio que quedarme quieto y callado!!!! Eso ya era demasiado para mi… todo mi cuerpo se estremeció y subió su temperatura de forma instantánea.

Hasta el más minúsculo poro de mi piel se puso en tensión…. comencé a notar cómo mi pene crecía desmesuradamente dentro de mi pequeño pantalón.

No podía controlar de ninguna forma la dureza que se apoderó de mi miembro, casi me daba vergüenza que me viera así… como las primeras veces….

Raquel continuó y de forma muy delicada se desabrochó la parte de arriba del bikini. Me mostró toda la belleza de sus pechos y comenzó a acariciárselos muy suavemente….

No podía creerlo, simplemente estaba extasiado. ¿Pero cómo iba a quedarme quieto? Aunque sabía lo que me esperaba…. me tenía a su merced… podía hacer conmigo lo que quería!

Sus manos se movían delicadamente sobre sus pechos…. su barriguita….sus brazos… sus piernas… subían lentamente por el interior de sus piernas y pasaban rozando la tela del bikini… Habría dado cualquier cosa por ser una de esas manos….uno de esos dedos….

No podía más… llevé mi mano directamente hacia mi durísimo pene… no podía aguantarme para nada… – Ni se te ocurra…. ya sabes… lo que te espera…. si no me obedeces…..- Dijo Raquel entrecortadamente. No tenía otro remedio, me tenia a su voluntad. ¡Dios, qué locura! Me miró de nuevo con unos ojos y una expresión de deseo fuera de sí….. ella estaba disfrutando por todos los lados…

Sus manos no se detenían, se entrecruzaban y pasaban constantemente por toda su piel. Sus suspiros eran cada vez más fuertes y su respiración más profunda… Sus manos bajaban y subían, apretaban, cogían y se acariciaba para ella sola…. ¿Se acordaba de mí?… Desde luego que sí… quería hacerme sufrir….

Estaba muy, muy, muy caliente….¿pero quién de los dos más? Sus manos entraban y salían por la parte inferior de su bikini, conseguía ver su sexo tan sólo un instante…. mi miembro estaba palpitando….Se levantó y rápidamente se quitó el bikini que le sobraba….

Toda la hermosura de su sexo para mi solo…. La tenía enfrente, desnuda completamente, ruborizada por los calores…. y no me dejaba acariciarla….un juego que me estaba volviendo loco. Se sentó de nuevo y subió sus piernas encima del sillón, abriéndolas ligeramente para que pudiera contemplar perfectamente todo su sexo.

Parecía que ella tampoco podía más… con una mano se acariciaba uno de sus pechos y con la otra se fue directamente hacia su sexo.

No podía comprobarlo, pero sabía que ella estaba realmente húmeda.

Aunque comencé a pensar que a ella tampoco le era fácil aguantarse y se iba a acariciar rápidamente, volvió a sorprenderme…. La mano que llevó hacia su sexo empezó a moverse lentamente… Raquel quería disfrutar al máximo…

Se acariciaba el interior de las piernas, pasaba al monte de Venus, se cogía su vello púbico… se acariciaba los labios mayores… hacia movimientos circulares sobre su clítoris… volvía a acariciarse los labios… Yo estaba extasiado….

-Déjame que lo haga yo, por favor….por favor…te lo pido por favor- le susurré.

En lugar de hacerme caso, me miró y aumentó su líbido a más no poder…. Comenzó a acariciarse rápidamente.

Su otra mano dejó sus pechos y fue a juntarse con la otra…. parecía que iba a explotar…se acariciaba el clítoris de forma muy intensa y se introducía muy muy suavemente un dedo de su otra mano en su interior…… todo mientras no dejaba de mirarme.

Yo no pude más. ¡Era demasiado! Me levanté y me quité toda mi ropa, dejándole ver lo duro que estaba mi pene.

Ella gimió y se mordió los labios, mientras no dejaba de masturbarse…. pero tampoco dejaba de decirme que no con la cabeza. Otra vez me tocó aguantarme…. estaba que reventaba…

Me estaba volviendo loco… loco…

Ella no dejaba de acariciarse… yo no podía casi ni mirarla… cada vez se movía con más fuerza… cada vez respiraba con más profundidad y gemía de forma más intensa y suave…. cada vez me miraba con mayor deseo…. cada vez tenía el clímax más y más cerca… se le escapó un pequeño –uhmmm…..- y se quedó mirándome mientras su cuerpo se iba relajando lentamente….

Había tenido un orgasmo muy intenso…. Pero no fue suficiente, para ella, comenzó a acariciarse de nuevo, aunque ahora sólo tenía que rozarse para llegar al orgasmo…. y ahí me tenía….

Cuando se quedo satisfecha me miró de nuevo. ¡Cómo la deseaba! Me dijo que me acercase.

Sin esperar ni un segundo nos levantamos los dos tal como íbamos….. y nos vestimos el uno con el otro.

Nos abrazamos como nunca antes: yo estaba ansioso, lleno de deseo y nervioso a más no poder, mientras que ella estaba relajada y llena de placer. Sentí sobre todo mi cuerpo el calor del suyo, noté sus pechos como rozaban los míos y cómo sus pezones se ponían duros con el mismo roce… le abracé cogiéndole con una de mis manos todo su culo.

Ella notó sobre su bajo vientre con toda perfección mi sexo, podría notar cada una de la venas que recorrían mi abultado y apretado pene. Le dije que la quería… que la deseaba con locura… que no me hiciera sufrir más…

Ella me dijo: – Buen chico. ¿Te ha gustado mi regalo? Pues todavía no ha terminado…. aunque ahora necesito un masaje…hazme caso o será la última vez- No me dejes así! pero no me dio ni tiempo a contestarle.

Se fue hacia su cuarto…. invitándome a seguirla.

Fui rápido tras ella. cuando llegué a su cuarto ya estaba tumbada sobre su cama. Estaba ahí, desnuda… ¿y quería que le diese un masaje? Yo no podía más, pero era lo que quería ella… y me tenía amenazado. Sabía que en el fondo Raquel se estaba resistiendo, tenía que ser así…. ¡Pero aún así estaba tumbada boca abajo en su cama! Era una visión preciosa.

Me senté sobre su cuerpo, con las piernas a cada lado de su espalda. Mis testículos y la base de mi pene rozaban casi su culo… el calor era enorme. Posé mis manos sobre sus hombros y empecé a darle el masaje que me había pedido.

La carga era demasiado, después de a lo que me había sometido y ahora esto, rozando nuestros cuerpos desnudos… era demasiado. Mi sexo estaba apretado completamente.

Le masajeaba los hombros, la espalda, no podía resistirme a rozarle el culo… Me moví hacia atrás y comencé a masajearle también más hacia bajo: subía por las piernas hacia arriba, recorría todo lo largas que eran, le cogía el culo con fuerza, me acercaba a darle mordisquitos, besos, metía mi mano por entre sus piernas, rozando su sexo….

Noté cómo cuando me acercaba así ella separaba ligeramente sus piernas y me facilitaba el roce con su sexo.

Separó entonces su cabeza del colchón, acercando su espalda hacia mi….era una invitación. Apasionadamente me dirigí hacia su cuello, comencé a besarlo con locura, mi corazón estaba a punto de estallar de lo acelerado que iba…

La abracé completamente rodeando todo su cuerpo con mis brazos.

Delicadamente cogí sus pechos…. comencé a acariciarlos con pasión, dulzura, con una excitación enorme…

Ella seguía sintiendo contra su espalda mi miembro completamente duro.

Mis ojos eran capaces de comérsela entera. Me recosté sobre su cuerpo y comencé a besarla y abrazarla de una forma más profunda… más apasionada.

Ardía en deseos de hacerle de todo…. y de que me hiciera de todo. La postura en la que nos encontrábamos nos gustaba enormemente: a ella le encantaba sentir como la abrazaba de esa forma, le gustaba ver como me volvía loco por besarla, abrazarla y acariciar todo su cuerpo.

Mis manos se volvían locas de deseo, recorrían todo su cuerpo sin dejarse ni un solo milímetro sin acariciar…. sentían la tersura de sus pechos, la dureza y la excitación de sus pezones, recorrían su barriguita tan dulce y sensual, se entrelazaban con el vello de su sexo, notaban la humedad de su entrepierna… acariciaban sus labios… su clítoris…era puro deleite…. y yo no podía más…

Entonces me susurró al oído: -Esta vez sólo quiero una cosa…. que me acaricies directamente con tu sexo… sólo eso- fue un susurro, pero me atravesó completamente. Comencé a apretarme contra ella, mi pene hacía presión entre sus piernas… era muy dulce, muy muy sensual…. notaba con mi sexo la humedad del suyo…

Entonces le dije que necesitaba sentirla completamente, que quería que me abrazase….por dentro. Ella no contestó, sólo me cogió la mano y se apretó un poco más contra mi cuerpo.

Era muy sensual… la excitación de nuestros cuerpos estaba al máximo, la abracé con fuerza y comencé a apretar todavía más mi sexo contra el suyo.

Lentamente empezó a introducirse, mi glande abría sus labios y comenzaba a entrar…… sentía todo su calor. Todo ocurría de forma muy suave, de forma muy dulce y muy muy lentamente. Así estábamos, sumidos en un abrazo infinito… confundiendo nuestros cuerpos en uno solo.

Nos apretábamos mucho más el uno contra el otro… me decía que quería sentirme completamente… que la estaba volviendo loca.

Raquel hacía que saliera fuera de mí. Seguíamos así, unidos, atrapados y comenzamos a movernos en una danza apasionada…. nuestros cuerpos no resistían mucho más.

Ella estaba muy excitada y yo….. muchísimo más que ella. Le susurré al oído… Te quiero… y eso desencadenó todo… ella explotó de nuevo…. y yo también…. Los dos traspasamos la barrera de los sentidos…. creamos un sólo cuerpo y fundido en un solo orgasmo…. nos besamos dulcemente.

Hasta ahora no habíamos hecho el amor nunca, siempre eran juegos entre los dos, caricias, sexo oral… pero no lo habíamos hecho.

(Los dos sabíamos que cualquiera podría ser el momento, pues tanto ella como yo nos sentíamos bien para hacerlo, y nos deseábamos enormemente).

Yo no pensé en esto en ese momento, ni tan siquiera esperaba nada ese día. Lo único que quería era verla….. y resultó ser el día más especial de mi vida…

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