En un momento dado apoyó su cabeza sobre mi concha y me prodigó varias lamidas sobre el clítoris hasta que, finalmente, me penetró con su lengua y allí exploté sin contenerme y tuve mi primer orgasmo. Nunca había sentido nada igual. Mi marido me miraba sin entender nada.
Realmente no se cómo sucedió, quizá por la discusión con mi marido o tal vez, por verme sola acompañada por los dos jóvenes que sabía que me deseaban, es que me fui calentando pensando en la situación en que me encontraba. Estaba solamente cubierta por la toalla de baño y sentada frente a ello que, mientras tomaban su café, no dejaban de mirarme las piernas que, voluntaria o involuntariamente, iba abriendo cada vez más dejando ver mejor mis muslos.
Mi marido se disgusta mucho con ello y solemos tener duras discusiones mientras volvemos con el auto a casa. Yo lo hago sin ninguna mala intención y me divierte zafarme un poco. Generalmente me pongo a hablar de temas sexuales, cosa que habitualmente no hago y los tipos se empiezan a calentar y eso no me disgusta.
Era una portezuela muy chica que no llegaba hasta el suelo, por lo que había que pasar agachándose y de lado además, y en el momento en que ya tenía una de mis piernas al otro lado del dintel y comenzaba a cruzar con la parte superior de mi cuerpo hacia el otro lado, sentí su mano, y me quedé ahí, quietecita y sin moverme, en esa incómoda posición, mostrándole mi pierna izquierda estirada en toda su extensión hacia atrás obligando a la falda del vestido
Mientras yo le daba a la lengua, mi marido se recuperaba y empezó a moverse como para penetrarla por el culo. Obviamente, con solo ver sus glúteos parados y carnosos daba ganas de ponérsela. La ubicamos en posición y la lubricamos un poquito.
No di detalles ni mencioné mi preferencia. Tardes después me volvió a pedir el baño.... acepté y mientras él orinaba otra vez con potente chorro, yo me desnudé inmediatamente para colocarme un pantaloncillo corto, pero intencionalmente no lo subí hasta que él salió del baño, entonces claramente vio mi verga a media erección y parte de mis nalgas.
Al verme salir de entre los vehículos, y venir de aquella zona apartada y oscura, supuso que andaba buscando algo, o de hacer algo; y había supuesto bien. Nos miramos a los ojos, él se quedó parado viendo lo que hacía. Yo reaccioné volviendo atrás, y volver a donde había estado meando. Volví a desabrocharme el pantalón y cinturón, y ponerme a hacer que estaba meando, y de reojo, mirando si aquel hombre venía hasta allí. Lo vi acercarse
Sentía tu verga dura en mi estomago. Quería devolverte algo del placer que me estabas dando y te abrí dos botones de la camisa para besar tu pecho. Entonces tu me bajaste la parte de arriba de mi blusa y mis tetas se pegaron a tu pecho desnudo.
Me voy a entregar toda, es para ti, haré lo posible por disfrutar lo mas que pueda! Para eso mi mujer ya tenia el hinchado y gordo pené de Frank en sus manos y se preparaba para darle una fabulosa besuqueada enfrente de mis ojos.
Normalmente después de clase nos íbamos a la granja del instituto, pero ese día llovía a cantaros y decidieron de ir corriendo a casa de Eva en vez de esperar a que parase la lluvia, llegaron empapadas y decidieron de quitarse la ropa y ponerse ya cómodas ya que no pensaban salir en toda la tarde, al rato estaban las tres vestidas solo con una camiseta de dormir y unas braguitas
Cuando vio que me lo iba a trincar volvió su cara a un lado en un signo evidente de rechazo y asco. Pero yo me senté encima de él. Me introduje su pene en mi vagina. Lo estaba violentando. Me movía hacia delante y hacia atrás y él hacia fuerza para soltarse pero estaba bien atado. Se le oía también gemir pero era por que intentaba decir algo.
Las uñas siempre las lleva larguísimas y de color rojo fuerte en sus delicadas y pequeñas manos a juego con sus carnosos labios y las de sus pies; y las joyas, que joyas todas de oro, haciendo un contraste increíble con su moreno, regalo de mi obeso padre para paliar sus largas ausencias debido a sus negocios de empresa y también a la falta de virilidad a la hora de montar a mi madre creo yo.
Volví a su espalda y comencé a quitarle el sujetador, tras liberar sus pechos, se los comencé a devorar, sus pezones, sus pechos, los metía en mi boca, lo más que podía y se los sorbía con fuerza, esto hizo que comenzará a reaccionar de nuevo.
El pasaba siempre en su auto enorme, saludando parcamente, mi marido se iba al trabajo muy temprano a las seis de la mañana volviendo a las siete de la tarde de lunes a viernes, mis fantasías fogueadas con mis visitas a la pornografía, cada día me llevaban más cerca de caer en el pecado, en el sexo caliente que en mis venas sentía fluir.
Jabibi, se retorcía de gusto y desesperaba por no poder emitir sonidos que nos pudieran delatar. No aguantó más y me levantó por las axilas, dándome la vuelta y colocar mis manos sobre la pared. Me sujetó por las caderas, haciendo que me inclinara un poco, y sacara un poco el culo para dejárselo a su alcance.
Le sujetaba la cintura con firmeza, y su poya entraba y salía de aquel minúsculo agujerito. El no podía verlo, pero mi hermana apretaba los labios con fuerza, igual que los ojos. Estaba claro que aquella cosa tan grande en un agujerito tan minúsculo tenia que dolerle. Pero era una chica codiciosa. Quería su coche. Seguía bombeándole dentro, y tardó bastante, lo que era lógico a pesar de su excitación, por que se había corrido ya dos veces.
Luego de sacar la tapa de adelante volví a pasar al otro lado con el pretexto de revisar los enchufes, advirtiéndole que no soltara el cable ya que iba a revisar las conexiones, esta vez al pasar hice una mayor presión en su trasero, sintiendo en mi pico la partidura de sus nalgas, deduciendo que si venía saliendo de la ducha y estaba sin sostén también estaría sin calzones.
Mi madre apretaba la poya con suavidad, y mantenía un ritmo constante y agradable. En sus tiempos debía haber sido una pajillera experta, y me estaba haciendo la mejor paja de mi vida. Era un cosquilleo que me subía hasta las tripas, con un placer que yo ni había soñado. Todo el cuerpo me hormigueaba, y tenia convulsiones de puro placer. Placer en estado puro.
Ya llego, tendré que levantarme para ducharme y ayudarla... que rica agua, solo de recordar lo que hicieron ellos bajo el agua, me orinare nuevamente... que sensación tan rica, lastima que no me la metieron anoche.... me hubiera gustado tanto... ojala y ya pronto suceda, solo quedan dos semanas para entrar nuevamente al internado y no se si las próximas vacaciones venga nuevamente con mi tía o iré al Pueblo...
Al meterla nos dolió a los dos. Poco a poco fuimos moviéndonos más rápido, primero yo y luego ella, que apoyo sus brazos en la pared. Me encantaba como se movía girando su cuerpo. Y no tardé en correrme.
Buá!, yo me puse a cien, en un momento no tenía pantalón para aguantar lo que tenía dentro... seguí haciendo las rayas... mientras ella me miró un buen rato seguido y yo pues me volví hacía ella un momento y, joder, vaya cara que vi... le había cambiado la cara un poco pero a mí me pareció muchísimo... joder, joder, estaba meando todavía, pero no estaba meando... estaba excitándose un montón mirándome... yo no supe qué decirla...me dijo:
Sebastián la empujó suavemente por entre el agua y los nenúfares del estanque jugando con su cuerpo, que ahora se dejaba deslizar hacia abajo y luego hacía arriba formando un remolino que a la vez que le producía cosquilleo le daba, entre las piernas, una sensación de quemazón que cada vez le estaba gustando más y más.
Ellos están adentro de las albercas, Clara dice que nos pondrán protector solar, Luis se lo esta poniendo, veo de vez en cuando como se lo aplica para lo me lo aplique a mi también, ha llegado mi turno, Clara quedo boca abajo con el sombrero puesto en la cara, Luis dice que esta dormida, por lo visto duerme mucho en el trayecto también lo hizo.
Y por eso, algunas noches, cuando salimos a la calle, ella se pone una falda muy corta, se deja las braguitas tanga transparentes, se coloca las sandalias de alto y fino tacón y me coge de la mano para salir a dar una vuelta y a sentarnos en una terraza, donde inexcusablemente abre mucho sus muslos para que todos vean sus braguitas mientras me susurra al oído que se siente como una puta salida y muy excitada porque, al verla, todos sepan que lo es.
Cuando nos vestimos con la ropa de trabajo, el moro solo se puso los calcetines, el buzo, y las botas de agua. O sea que debajo del buzo, iba totalmente en pelotas. Yo iba igual que él, solo que llevaba puesto un slip. Cuando me vio ponerme el slip, acariciándome el culo, me dijo, va a ser mejor que no lo pongas, mi amor, así no me darás tanto trabajo el tener que estar sacándote el slip, cuando quiera follarte.
Pero el no me escucho, se acerco a mi y me dio un fuerte bofetón, que me tumbo sobre el capo de su carro. Se acerco a mi, sentí su pene presionando mis nalgas, me jalo del cabello y me obligo a levantarme. Me puso su pistola a un lado de mi boca y me ordeno que la chupara. Yo no podía ver, me lo impedían las lagrimas.
Mientras entraba en la ducha no dejaba de pensar en ella y fue entonces cuando me percate de ese cosquilleo que tan bien conocia por alla abajo, me estaba poniendo realmente cachonda de solo pensar en como podia ser su cuerpo.
Mi esposa se mordía el puño moviendo la cabeza a uno y otro lado tratando de no gritar; las tetas subían y bajaban con la agitada respiración, hasta que no pudo aguantar más y en medio de contorsiones y gemidos llegó al orgasmo, tapándose la boca con ambas manos.
Cuando la tocaba posó su mano sobre la mía, como indicándola y guiándola hacías donde deseaba ser tocada, por mi parte, puse mi otra mano y cooperaba con la maniobra. al poco tiempo tomó una de mis manos y la puso sobre su conchita, sobre su vestido, gimió y repitió la maniobra, yo estaba a mil.