Últimos relatos eróticos:

La dicha eterna I

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Recorría todo el falo con su lengua, como si estuviese reconociendo el camino, sorbiendo de vez en cuando el glande. Mientras una de sus manos sujetaba la polla de Guillermo, la otra acariciaba con dulzura sus huevos, provocando que la verga se enardeciese aún más, si ello era posible, pegando pequeños saltos.

Cita a ciegas

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No se notaban demasiado las de coca-cola, pero al servirme el pescado que yo había pedido de segundo, el camarero me arrimó en exceso la bandeja, y dejó un gran rastro de grasa en la pechera.

La hija de mi hermana y la piscina

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Mi pene estaba en toda su longitud entre sus piernas mientras mi esposa, mi hija y mi hermana reían y gritaban por los avances en su juego, mientras nosotros dábamos vueltas de vez en cuando para disimular que estábamos bailando.

Mi prima y yo

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Al llegar a mi casa, note algo de olor a cigarrillos, lo cual dije que mi prima había tenido visitas, pero como soy muy respetuosa no quise hacer ruido para que ella no se despertara por que era algo tarde, pero de momento oí un ruido extraño en su recamara y sin el más mínimo ruido me acerque.

Asalto en la autopista

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Arqueó ligeramente su cuerpo, y clavó su miembro en la vagina de Lucía, quien en ese momento dejó de mirarme, cerró los ojos y pasando ambos brazos detrás de la cabeza del rubio, enroscó ambas piernas en la cadera masculina y se entregó por completo a la verga que entraba y salía, haciéndola gemir de placer.

Cita a ciegas I

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Le hago un pequeño pase de baile, que me agradece con una sonrisa y un saludo. Se que hoy se volverá a pajear pensando en mí, algún día lo meteré en mi cama, pero hoy no. Hoy estoy reservada.

Barriga I

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Cuando oí nuestras vaginas hacer ventosa, creí morir de placer. Una sacudida me azotó y me quedé rígida contra el coño de mi amiga, que acabó chillando y sacudiéndose aun contra mí, hasta que acabó rendida.

Lucía, mi cuñada

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Mi pija entraba y salía de su boca cada vez con más brillo, gracias a la salivaba que le iba dejando su boca, se la estaba pasando por toda su cara mientras me decía que no pensaba dejarme ni una gota de mi acabada.

El viaje

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Dando el paseo nos comentó que el había elegido la tarde del sábado, el joven la madrugada y el más mayor eligió la mañana del domingo y que todos ya sabían como utilizar a E, como él iba a ser el primero en follarsela me explicó lo que quería:

Historia en el futuro: el holosexo

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Al día siguiente, se presentó sin nada debajo de un vestido muy corto, en el que varios botones desabrochados dejaban ver perfectamente su sexo al caminar, mientras sus pechos se escapaban por el escote, tampoco abotonado.

Los creativos

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Te bese en la boca, compartimos tu leche en tu boca, toda tu acabada sobre mí volvió a excitarme, pero mi concha ya no resistía una verga adentro, así que volví a sentarme sobre tu cara, refregaba mi concha sobre tu boca, enterraste tu lengua en ella, y yo me movía sobre tu cara, refregándome sobre tu lengua, mis jugos comenzaron a caer sobre tu boca, los bebías y me lamías más fuerte

El chantaje

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Yo no razonaba, movía mi miembro sin ninguna compasión entre su ano, al tiempo que mi dedo anular empezó a acariciar su clítoris, primero circular y despacio y después directo y fuertemente, lo que la hizo dejar de quejarse y empezar a respirar verdaderamente agitada y excitada.

Mi primera vez con una mujer colombiana

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Lamí y chupé, le mordía los muslos y volvía al coñito con más fuerza hasta que la sentí venirse en una serie de orgasmos que parecían que no tenían fin. Yo no podía más tampoco y entrelacé mis piernas con las de ella para que nuestros coñitos se unieran, empezamos a estregarlos con fuerza uno contra el otro.

Primera noche

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Después de un lapso que me pareció eterno, y celestial, sentí que su pene crecía aún más dentro de mi boca, se endurecía, sentía que me ahogaba, y su mano firme sostenía mi cabeza pegada a su entrepierna.

Atardecer junto al Mediterráneo

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Orgía con dos travestís brasileños una tarde junto al Mediterráneo. Una aburrida tarde de domingo, un chico se encuentra dos travestís tomando el sol desnudos en un lugar apartado. Uno de ellos es un viejo conocido. El sol de la tarde, el rumor del mar, el calor y los cuerpos desnudos, conducen a un número a tres a pleno día, frente al mar.