Así pasaron dos semanas desde que regresamos y un fin de semana mi tío me dijo que iba a ser inventario y que nos teníamos que quedar otro rato, al igual que su hijo llamado José Luis a quien no le agrada la idea.
Después de mi primera experiencia con un transexual, volví a tener una segunda mucho más fuerte y que respondía a la más grande fantasía sexual que un heterosexual puede tener: follar con una mujer y un transexual.
Susan me follaba como una posesa y no podía parar de gritar y decirle cosas inconexas, porque me volvía completamente loca y acabé corriéndome, sintiendo que al estar así de pie, doblada, me corría mi flujo por el interior de los muslos y un poquito de sangre.
Mi padre, después que ya dejó de sacar leche, me levantó la cabeza de en medio de las piernas de la Tata, sonriéndome me dijo si me había gustado probar su leche y lamer el coño de la Tata; que me había parecido aquello que había visto y si me gustó.
Empezó haciéndome una paja de maravilla, casi no pude contenerme y estuve a punto de venirme en sus manos, ella se dio cuenta de ello y paro, yo solo atinaba a manosearle su culo, sus tetas y su concha que aunque sobre el pantalón notaba que la tenía húmeda
Empecé por la espalda y me entretuve un buen rato en los costados de sus tetas y ella decia, que gusto la crema en mis pechos, los tengo tan grandes que me duelen, sobre todo los pezones y se moví o para dejarme darle crema en los pezones dentro del bikini.
En la penumbra de la sala de cine pude ver que abría su bragueta y me mostraba una deliciosa verga gorda y cabezona que brillaba por el precum, eso me calentó al máximo.
Mi primera relación que tuve fue hace como diez años, con un tío hermano de mi mama, yo tenia 15 y el cómo 35 años, se llamaba Jose era atractivo, moreno, velludo, alto, complexión media, serio y con unos ojos y una boca carnosa.
Estoy recordando algunas escenas de mi visita a un pueblo de Coahuila a donde fui hace unos diez años a saludar a mi abuela materna que vivía con una de sus hijas.
No lo pensé dos veces, mientras ella orinaba salí del individual sin hacer ruido y trabe la puerta principal del baño para que nadie mas entre, con la música no se iba a escuchar nada, luego volví a entrar al individual y cerré la puerta.
Una vez que recogió todo con la lengua me dijo que se sentía profundamente agradecido, que tenía más de un año de no tener una experiencia homosexual, que hacía grandes intentos por ser heterosexual exclusivamente, pero que la pasión era más fuerte que toda su voluntad.
A todo esto yo seguía teniendo mi verga a punto de reventar, quería volver a metérsela y correrme dentro de ella para que así probase también de mis caldos. Le dije que se incorporase y se pusiese de rodillas de espaldas a mí.
María Jesús la puta de grandes tetas, tiene un buen par de tetas, en realidad aunque es guapa de cara, lo mejor son sus dos tetazas, sus melones gordos, grandes, llenos, globosos.
Es una cachonda y me calienta, pero solo quiere follar a la manera tradicional, se excita mucho pensando en que vamos a jugar pero a la hora de la verdad no se atreve.
Ella estaba orgullosa de su durito y pequeño culo y de su tipo moldeado en el gimnasio y también de sus tetas, ni muy grandes ni muy pequeñas, el tamaño ideal según ella y según yo como pude comprobar después. Nuestra relación en seguida fue muy especial.
Saque la navaja y le fui quitando la capa de jabón y con ella los pelos de la parte superior de su pubis. Poco a poco todos los pelos iban desapareciendo. La dejé sin un pelo del ombligo al agujero del culo. Tras limpiarla y secarla, le di una crema y contemple el resultado. Como siempre que veo un coño recién depilado, la palabra que vino a mi mente fue apetecible, pero no pensaba darle esa satisfacción, no la iba a follar, estaba muy excitada y tenía que aprender, que el placer, la excitación, también pueden hacer sufrir.
Yo mientras tanto, estaba besando y lamiendo sus pechos, dedicándole especial atención a sus pezones que estaban completamente erizados, mientras con las manos ya había accedido a su coño y comenzaba a acariciar un sexo que se encontraba totalmente empapado. Con el dedo anular localicé el clítoris y una vez hallado empecé una suave caricia mediante movimientos circulares que hizo que se arqueara y gimiera de forma maravillosa.