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Caliente con Mauricio

Caliente con Mauricio

En mis andanzas por diferentes rumbos de la República Mexicana, tuve oportunidad de vivir una temporada en la ciudad de Villahermosa, Tabasco y fue allí donde una noche, en un cine céntrico y muy formal, al entrar al wc encontré que diez o doce hombres exhibían duras vergas frente a la pileta común. Algunos orinaban, otros sólo hacían alarde de sus dimensiones.

Engolosinado, saqué mi “distintivo” que ya estaba duro y oriné abundantemente.

Al sacudir mi verga para guardarla, uno de los tipos se introduce a un gabinete y con la puerta entreabierta me invita a entrar.

No atiendo su llamada porque me puse muy nervioso. Le hice la seña de que me siguiera y así lo hizo.

Fue a sentarse justo en la butaca contigua a la mía.

En la penumbra de la sala de cine pude ver que abría su bragueta y me mostraba una deliciosa verga gorda y cabezona que brillaba por el precum, eso me calentó al máximo.

Me acerqué a su oído y le dije que tenía temor que nos fueran a descubrir y entonces me invitó a salir de la sala.

En el estacionamiento, abordamos su coche deportivo.

El tipo era un hombre de unos 35 años, alto, musculoso, muy velludo y algo calvo, vestía ropa deportiva de marca y enfiló el coche hacia un hotel de excelente nivel.

En aquel entonces yo tenía unos 34 años, no tenia barriga prominente, soy también muy velludo, mis piernas gruesas y fuertes, mis nalgas redondas y macizas y mi verga en toda su leche, de 20 cm. muy gruesa y cabezona, sin circuncidar, me sentía un buen prospecto y ya para ese entonces gozaba del sexo gay en cualquiera de sus formas, es decir, daba y recibía sin mayor problema.

Entramos al lobby, se registró, fuimos luego al bar, tomamos algunas copas y él me confió que estaba super caliente, que pensaba que yo podía darle batalla, que le había gustado mucho desde que me vio en el baño del cine.

Me dijo que le encantaba coger y ser cogido, que el 69 era su número favorito, que disfrutaba cogiendo toda una noche completa, que sus corridas eran muy abundantes y que estaba dispuesto a hacerme feliz.

Con esa calentada previa, no me queda sino decir que le urgí a subir a la habitación.

Qué bárbaro!, era un tipazo. Nos desnudamos mutuamente. Nuestras vergas eran dos espadas listas para el esgrima…. ambos chorreábamos líquido preeyaculatorio.

Era la calentura en toda su potencia.

Me tiró delicadamente en la cama, me besó los cabellos, la frente, las cejas, los párpados, la nariz, las orejas, introdujo su lengua en mi boca y luchamos por ver quien penetraba más hondo la garganta del otro.

Sólo recordar estos momentos pone mi verga a todo lo que da.

Mientras escribo, estoy desnudo, con la verga muy dura y con ganas de encontrar un culito rico que disfrute mi verga cabezona y deseosa de horadar.

Bueno, pues el roce de lenguas terminó y fue él quien siguió por mi cuello, mi pecho, lamió mis tetillas, les dio pequeños y delicados mordiscos, siguió por mi barriga, llegó a mi pubis, sólo lamió mi dura verga por encimita, fue hacia mis huevos y los chupó uno a uno, sin lastimar, tiernamente, me abrió las piernas, siguió hacia el agujero de mi culo, lo lamió ávidamente, se daba un respiro y luego llevaba su lengua hasta mi hoyo, la metió lo más posible, ensalivó sus dedos y me metió uno, luego dos y hasta tres dedos toleré jugando dentro de mi recto…. Fue mi turno y repetí toda la rutina. Para ese entonces el aroma a sexo inundaba la habitación, era delicioso.

Acto seguido, me pidió que le cabalgara.

Me senté en cuclillas sobre la cama, apunté su verga hacia mi culo y me fui sentando despacio, lentamente, de pronto, me da un jalón y sus 22 cm. de verga gruesa y cabezona llegaron al fondo de mi intestino…. mi culo sentía los vellos de su pubis…. él dominó la situación, me empezó a subir y a bajar.

Hizo algunas cabriolas y me volteó sobre la cama, levantó mis piernas y empezó un bombeo rápido que logramos sincronizar… no sé cómo le hizo, pero alcanzaba a mamar mi verga y fue increíble cuando después de más de media hora de mete y saca y mamada simultánea, nos corrimos al mismo tiempo….

Él se retiró de mi verga y ésta como fuente botaba chorros y chorros de mis mecos que luego tomó con los dedos y fue engullendo golosamente.

Se retiró de mi culo y su verga todavía dura chorreaba sus propios mecos que me distribuyó en mis huevos, verga y pubis.

Esta rutina se repitió dos veces más durante la noche.

No volví a verlo.

Cuando desperté, había dejado el hotel.

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