Estuvimos varios minutos abotonados, no se cuantos, cuando de pronto, sin aviso, un chorro de agua fría congeló mi cuerpo y el de Marte: era Carlos echándonos baldes de agua. ¡Despéguense perros! - gritó entre risas Carlos.
Podría jurar casi que la manera que Mary acariciaba mi pie que sabía que me perteneció y me provocaba, pero adivinó mal mientras Jenny dijo que era definitivamente el pie de Doug en su regazo.
Pero me fijo, que logra escapar una sonrisa delatadora, pero sabes muy bien, que si me lo tiras de un solo, allí mismo te como a besos, así que me dices que vayamos a ver una película que recién te habías puesto a ver "pollitos en fuga", que claro habías preparado para que medio me despejara la mente, me ofreces algo de beber, y luego subimos, has puesto cortinas en las ventanas de la sala y de las escaleras
Habitualmente, voy una vez al mes al mismo centro estético para depilarme o hacerme alguna limpieza de cutis, como siempre me recibieron atentamente y me invitaron a entrar a una de las habitaciones para desnudarme y depilarme.
Estábamos en el club, los cuatro con otras parejas amigas, y Jorge mi compadre tenía que regresar temprano porque debía atender a un cliente del exterior, así que nos pidió a mi mujer y a mí que lleváramos de regreso a Roxana.
Esta vez si aprecie su cara, realmente bonita para dicha edad, cuando se dirigía a atender al respetable mi mirada se dirigía a su culo, precioso alto y respingón entallado en un vaquero ajustado cuya costura se perdía por la raja de su trasero.
Acarició el interior de mis muslos, depositó una mano en mi polla, que masajeó también suavemente hasta notarla erecta, mientras con la otra mano acarició mis huevos, jugando con ellos como si fueran bolas chinas, deslizó un dedo hacía mi ano, lo acarició y empezó a penetrarme con él.
Después de esto saqué de mi bolso otro vibrador; esta vez doble, que había comprado con la esperanza de un encuentro con mi profesora; lo dirigí a su chocho y ansiosa me introduje el otro extremo en el mío, y empujamos las dos al unísono suavemente.
Me coloqué debajo de ti, mis dedos acariciaron tu sexo, ronroneaste como una gatita, tomaste mi tremendamente excitada polla y la dirigiste con maestría hacia tu vagina, la penetración fue lenta y muy placentera, tu jugosa vulva se cernía sobre mi pene magistralmente y tu lubricación era mágica.
En primer lugar mi madre y yo nos metimos en la ducha donde mutuamente nos enjabonamos y sobamos, para terminar sin solución de continuidad, besándonos ardorosamente mientras nos metemos la una a la otra varios dedos en nuestras grutas ávidas de sexo.