Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Puta y esclava familiar II

Puta y esclava familiar II

Cuatro meses despúes en el burdel.

– Puta madre Ana, ya tienes buena barriga para empezar a rodar las películas. Como es un engorro lo de los rodajes, la producción, la distribución, etc… y no conozco ese negocio, te he alquilado a la productora durante un mes por una jugosa suma y ellos se encargarán de explotarte como quieran. La diferencia será el beneficio que saquen de ti. Antes de entregarte te voy a anillar las partes bajas y marcar para que ya tengas estatuto de esclava y no de puta, porque ese tipo de cesión puede aparejar conflictos judiciales si se hace como prostituta. También se lo haré a Carmen y a Delia. Esta noche estad preparadas.

– Uffff, qué nervios. Estábamos deseando. Si no tenemos muchos clientes nos vamos a tener que pajear mutuamente para aguantar la espera. Esto debe ser lo más grande que le puede suceder a una mujer, ser esclava sexual de su hijo. Cuando era puta de Marcos no imaginé jamás que iba a escalar tanto en la profesión. Me siento orgullosa. Voy a contarselo a todas las putas del burdel. Seguro que se morirán de envidia. Sobre todo Elena, que tiene vocación masoquista. Si no la hubieses captado tu intentaría haber sido esclava de su padre o de su madre, aunque le hubiera costado, porque no son muy liberales en la cosa sexual, según me ha contado. Bueno, voy darme un repaso en la depilación del pubis. Quiero tenerlo hermoso para ti cuando me coloques los hierros. ¿ Me follarás después de ponerlos?.

– A partir de ese momento serás mi esclava y no osarás hacerme preguntas de ese tipo. Tendrás que seguir sencillamente mis órdenes y no pensar nada por tu cuenta.

Para que vayas aprendiendo, después de anillarte me follaré a Carmen y Delia delante de ti. Después ellas te darán una tunda de latigazos y por último haremos que te dé por culo uno de los perros. Pasarás la noche en el calabozo atada, amordazada, con un buen tapaculos y, por supuesto, pinzas bien apretadas en los pezones.

– Como digas mi chulo.

– Será como digas MI AMO. Y le dio un bárbaro retorcimiento en el anillo de un pezón que le hizo saltar las lágrimas.

– Y espera, toma el contrato de esclavitud y leelo. Cuando vengas al marcado y anillado traelo firmado. Dice lo habitual: Ana Xxxx Yyyy se entrega en concepto de esclava a su hijo Juan Yyyy Zzzz para lo cual pone a disposición de su libre voluntad su cuerpo y su mente etc… Atenta a la cláusula de traspaso, se consciente que para traspasarte a otro amo solamente tengo que darle a él este contrato. Si no quisieras firmarlo te traspasaré como puta a otro chulo que las explota en la calle.

– No dudaré en firmarlo mi amo. Ni siquiera lo leeré.

– Bien. Así se empieza mejor como esclava.

A las 10 de la noche estaban las tres putas familiares en la sala de SM dispuestas para la faena. El anillado fue rápido porque ya tenían las perforaciones.

Ana y Carmen sufrieron alguna desgarradura en los orificios porque los anillos definitivos eran un poco más gruesos que los que habían llevado hasta entonces. las tres quedaron absolutamente apetecibles con las cadenitas que enlazaban los anillos y con las chapitas de la marca de la empresa ( personal en el caso de Ana), que hasta ahora no habían llevado.

Ana recibió además un anillo en el dedo anular de la mano derecha, era ancho, de hierro gris mate con una banda deslizante de oro en el centro.

Sobre esa banda estaba grabado: “Madre y prostituta esclava de Juan”.

A última hora a Juan se le había ocurrido poner a las tres un brazalete de plata en el brazo izquierdo, también imposible de quitar sino rompiéndolo, que remató el aspecto sensual.

Las tres corrieron con gran jolgorio a mirarse en los espejos y no dejaron de estirarse de las cadenitas y ver el efecto de la tracción sobre sus labios vaginales o el clítoris.

Carmen y Delia envidiaban la pesada bolita que portaba Ana directamente colgada del anillo del clítoris y comenzaron a protestar como rameras callejeras.

Juan les llamó al orden y las apaciguó diciéndoles que de sus cadenitas también se podían colgar pesos.

Se calmaron pero aún adujeron que no era lo mismo sentirlo para siempre que de forma ocasional, que se sentirían mejores putas de tenerla de forma definitiva.

Juan se hartó y les pegó tres fustazos a cada una en los pezones.

– Me habéis hartado, dijo, Ana se convierte en mi esclava pero vosotras no habéis querido, así que no se puede estar a sorber y soplar al mismo tiempo. Alguna diferencia tendría que haber.

A continuación, Carmen y Delia se tendieron sobre las mesas de quirófano dispuestas en la sala para los juegos gino y entraron dos especialistas en tatuaje que se hicieron cargo de marcar a cada una.

Mientras, Juan ató por las muñecas a Ana a una argolla baja situada en un extremo de la sala.

Entre la argolla y su cuerpo interpuso un potro de gimnasio y ató los tobillos de ella a las patas.

Después separó el potro de la pared de forma que Ana se vio obligada a extender los brazos a tope y quedar con su vientre apoyado sobre el potro y las nalgas totalmente expuestas.

Enseguida le puso un cinturón con argollas en el talle, una mordaza de bola en la boca, introdujo un tapaculos con ensanche grande en el ano y un enorme vibrador en su vagina.

Pasó una estrecha correa de cuero por los cáncamos de los extremos del vibrador y el tapaculos y fijó fuertemente sus extremos a las argollas del cinturón de forma que ninguno de los dos artilugios pudiera salirse por más contracciones que sufrieran los esfínteres.

Colgó seguidamente unas grandes pesas de los anillos de los labios vaginales y un suplemento a la bola del clítoris.

Igualmente colocó unas pinzas muy apretadas en los pezones y, de los anillos de éstos, colgó otras pesas.

– Esto es por tu bien, si notas dolor por todas partes, no advertirás tanto el dolor de la quemadura.

Ana comenzó a sudar pensando en la tortura que se le iba a infligir, pero también excitada por la culminación de su más ansiado momento.

Notó como la vagina se le inundaba ya que no podía escurrir los jugos a causa de su tapón, se le comenzaron a contraer de forma espasmódica pero agradable los músculos del abdomen e incluso tuvo un fuerte orgasmo.

Dejando así a Ana Juan fue a supervisar los trabajos en Carmen y Delia. Cuando hubieron terminado y dado su aprobación les dijo:

– Colocaos en el suelo a cuatro patas que os van a sodomizar los tatuadores. Ese es el pago que he acordado con ellos por su servicio. Money is money.

Los dos individuos empezaron con la labor y simultáneamente entró Elena empujando una especie de carrito con un recipiente conteniendo ascuas de carbón y una barra de marcar ganado ya al rojo vivo.

Rápidamente Juan tomo la barra y la colocó firmemente durante unos segundos sobre la nalga izquierda de Ana.

Ésta se retorció como una posesa y gimió desesperadamente, sin lograr nada debido a su mordaza y sujeción.

A Elena se le caía la baba de admiración y envidia y Carmen y Delia alcanzaron en ese momento un tremendo orgasmo al contemplar la escena mientras las sodomizaban violentamente.

A continuación Juan puso sobre la quemadura una pomada y después un apósito fijado con esparadrapo.

Dio una orden y entró Bárbara con un perro gran danés. Elena y Bárbara comenzaron a frotar y mamar el pene del perro.

Cuando el bicho estuvo en forma le guiaron para introducirse en el ano de Ana. El perro comenzó a follarla hasta que se corrió en sus intestinos.

– Quitadle el tapaculos, ponedle el enema desinfectante y volved a colocarle el tapón.

Elena y Bárbara así lo hicieron.

Mientras, Carmen y Delia con sus culos chorreando el esperma de los tatuadores se acercaron a seguir el espectáculo. Juan ordenó a Elena colocarse de rodillas tras el culo de Ana con la boca abierta.

– Quítale el tapaculos y no cierres la boca.

Elena recibió en la boca un fuerte chorro mezcla del desinfectante, el esperma del perro y la mierda que se le había acumulado a Ana debido al dolor pasado.

– Muy bien Elena, eres obediente. Creo que pensaré sobre esos deseos tuyos de ser esclava de alguien.

– Gracias mi chulo. Por favor que sea pronto.

– Ponedle otra vez el tapaculos a mi madre y soltadla del potro.

Así lo hicieron, Juan le puso un collar de hierro forrado de cuero por el interior al cual enganchó una cadena y la llevó a la sala de sado, donde la sujetó con argollas a una cruz.

No le había quitado ninguno de los instrumentos, así que Ana se quedó allí sola, con todas las pesas en sus pezones, clítoris y labios, y la vagina y el ano taponados.

La tuvo así toda una noche.

Un mes después.

Carta de Ana desde un lugar del Caribe.

Amado hijo y respetado amo, sigo trabajando para la productora de películas porno a la que me cediste, aunque ocasionalmente, cuando no hay previsto el rodaje de ninguna, presto servicios en un burdel local donde me envía esta gente para sacar el máximo beneficio de mi.

También tengo que servir de juguete sexual en las fiestas de los productores, donde todos alaban mi trabajo.

Realmente me gusta muchísimo trabajar en las películas porno, he descubierto mi vena exhibicionista.

No desperdicio ocasión de mostrar a la cámara las marcas y anillos que demuestran que eres mi propietario.

Me siento orgullosa de que muchos hombres y mujeres puedan masturbarse pensando y envidiando mi situación de esclavitud o la tuya de propietario.

Me encanta ver a los cámaras, iluminadores, maquilladores y toda la cantidad de gente que se junta a mi alrededor mientras me follan, no creí nunca que fuese tanta.

Gozo viendo cómo se les levanta la polla a los hombres de lo calientes que les pone mi buen trabajo.

Otra cosa que me gusta de esta profesión es el poder disfrutar de los hermosos cuerpos de los hombres y mujeres que me usan.

Los hombres tienen unas grandísimas pollas y son muy atléticos y las mujeres son unas beldades muy expertas que te saben dar un placer inagotable, pese a que algunas de ellas no disfrutan de su trabajo e, incluso, no tiene orgasmos, eso no me sucede a mi.

Trabajando de puta no puedes elegir, y a pesar de que, como sabes, yo disfruto con el cuerpo y el semen o los jugos vaginales de cualquiera, no tiene comparación con los sanos y espléndido cuerpos de estos actores.

A veces tengo que trabajar con chicas que se sacan un extra como putas y entonces hablamos de la profesión.

Aunque no lo entiendo, a algunas no les gusta.

He conocido a una que también es esclava.

Ésta, Mayte se llama, lo es de su padre, y cuando supo que yo lo era de mi hijo nos entró tal calentón que nos pasamos casi una tarde follándonos con el puño en la vagina y el ano, hubiéramos seguido, pero a mi me llamaron para que aliviase los ardores del mastín del productor ejecutivo, que ha sido mi compañero de reparto en algunas de las películas.

Ese perro me gusta mucho, es muy inteligente, no hace falta que le venden las patas porque no te araña cuando te monta.

Si te dejas meter su verga hasta el final, cuando termina de llenarte de semen no hace esfuerzos por escapar con su bola metida en tu culo o tu coño, se espera sosegadamente hasta que se le baja, con lo cual se te hace muy agradable la espera sintiendo como se va deshinchando su bola.

Por eso yo le dejo siempre que me la meta hasta el fondo.

A mi compañera Mayte la llamaron para que la esposa del director hiciese sus necesidades en su boca, le gusta mucho.

La esposa del Director siempre participa como actriz en las películas de lluvia dorada o coprofagia.

Una vez me tocó con ella, tiene una orina deliciosa, lástima que no conseguí bebermela toda, pero me bañé muy gustosamente.

En una escena con ella, le metieron un catéter en el meato urinario, el otro extremo me lo insertaron en el culo y así ella pudo mearse dentro de mi.

Al Director no le importa que su mujer sea tan zorra y guarra, al revés, creo que le gusta.

A veces, cuando no tiene actrices esclavas o putas cedidas por su chulo, paga a actores para que la meen y la caguen a placer.

Él, por su parte, no deja de meterle su semen a cualquier actriz que se deje.

Ahora, como estamos las esclavas Mayte y yo alquiladas para cualquier cosa que se precise, se despacha con nosotras.

Como te he dicho, Mayte es esclava de su padre, Don Julián se llama, es mulata y tiene 18 años, su madre era una beldad negra dominicana que su padre vendió a un amigo de su sociedad secreta de propietarios de esclavas, extendida al parecer por todo el mundo.

Don Julián se quedó con Mayte para conseguir de ella la esclava perfecta por una apuesta con otro amigo. Pensó que mejor empezar de jovencita y criada en un ambiente propicio a la sumisión y que no la crearía suspicacias llegado el momento de ser usada.

Cuando alcanzó los catorce años su padre empezó a someterla a unos tratamientos para modificar su cuerpo y su mente: La sometía a succiones de vacío en los pezones y los labios vaginales, a inserciones de electrodos en el ano y la vagina que emitían unas radiaciones de determinada frecuencia, inyecciones de hormonas similares a las segregadas tras un parto, ejercicios físicos y masajes muy especiales, torturas blandas, sesiones hipnóticas y psicológicas conductistas, sexo blando, etc…

Como consecuencia de ello Mayte, a sus dieciocho años parece la esclava perfecta.

Tiene un cuerpo de diosa, proporcionado, fuerte y atlético sin parecerlo, senos soberbios con pezones oscuros, brillantes e inmensos y productores de leche aun sin haber sido preñada nunca, los labios vaginales son prominentes, parecen dos medios neumáticos.

Su anillado, en oro, el óptimo para una mulata, es del mejor gusto.

Su asunción de la sumisión es absoluta, incluso hay veces en que a mi, cuando hacemos el amor me trata de Ama.

Mayte está siempre acompañada, incluso cuando estamos en nuestros momentos de ternura íntima por otra esclava de Don Julián, se llama Sofía, te contaré su historia otro día porque ahora nos llaman para asistir a una fiesta de la productora.

Supongo en qué consiste la asistencia, a mi me palparán todos el cuerpo barrigudo y examinarán mi anillo del dedo, mis marcas y mis anillos sexuales y Mayte servirá la leche directamente de sus pechos en los cafés.

Cuando la fiesta empiece a desmadrarse seremos folladas por todos los asistentes, incluidas las mujeres.

La pista nos la ha dado la orden de que acudamos con la bolsa de los consoladores de cintura que llevamos a los rodajes.

Preferimos guardarla nosotras porque así nos aseguramos de que están limpios en cada sesión.

Lo de follar es un decir por abreviar, en realidad nos usarán para cualquier cosa que se les ocurra.

Espero que no estén muy inspirados hoy porque el embarazo se me hace pesado y necesito descansar cada vez más. Mayte aguanta lo que le echen sin un solo murmullo.

Otro mes mas tarde.

Carta de Ana a Juan desde el mismo lugar del Caribe.

Querido hijo y reverenciado Amo: Te tengo que dar una gran noticia: Mis pechos ya dan leche. Fíjate, antes de los que te dijo el ginecólogo del burdel.

El me lo predijo para el octavo mes de embarazo y solamente llevo siete. Lástima no tenerte aquí para darte de mamar.

Estábamos rodando una escena sado. Me tenían colgada de las manos desde el techo con separadores en los pies y las rodillas y me habían dado una ración de fustazos en los pechos, la vagina y los muslos.

Me los dieron muy fuerte porque el director dice que hay que aprovechar las escenas con esclavas reales, con las actrices profesionales solamente se simula y venden peor las películas.

El hecho es que me encordaron las tetas fuertemente y pasaron a fustigarme en las nalgas y la espalda.

Lo hicieron más fuerte y del dolor comencé a mearme y cagarme, lo cual ya fue el colmo de la dicha del Director.

Debió ser que mi cuerpo decidió soltar toda clase de flujos, porque también arrojé gran cantidad por la vagina de los dos o tres orgasmos que tuve imaginando que eras tu el que me torturaba para tu placer.

El maquillador que me limpiaba el sudor se dio cuenta de las manchas blancas que tenía sobre los pechos y advirtió al Director que ya estaba produciendo leche.

El Director, encantado me quitó los anillos removibles que me has dejado mientras dura el apogeo de mi explotación como lactante y comenzaron todos a estrujarme las tetas con la esperanza de conseguir mejor caudal y mejorar la escena.

No consiguieron gran cosa, pero entre los latigazos, la demasiado forzada postura para una preñada y el estrujamiento de las tetas me dejaron hecha unos zorros.

Esa noche, mirándome en el espejo pensé que al día siguiente descansaría, porque tenía el papel de una dulce madre ama de casa que es asaltada y violada durante su embarazo y no creo que pudiesen disimular mis hematomas.

No parece lógico que una mamá de buenas costumbres presente marcas de prácticas sado.

Esa misma noche comencé a producir tanta leche como Mayte, unos dos litros diarios de cada pecho, lo que me llenó de orgullo.

Como era de esperar, no pude trabajar ese día por mi estado, me lo pasé sentada en el regazo de un productor fetichista que está enamorado de mis manos y de mi depilado coño.

Siempre me está acariciando las manos y el coño, pero ese día además se alimentó con cuatro litros de leche.

Desde que me subió la leche me han usado más para películas de lactancia y gino.

Como parece ser que el morbo de ellas es el intercambio de leche, he bebido más semen que nunca.

Hay que tener en cuenta que los actores profesionales contienen en sus huevos más que los clientes del burdel.

Diles a Delia y Carmen que si siguiésemos el concurso de colecta de semen yo sería la vencedora con ventaja.

Este cambio me ha permitido descansar un tanto al no protagonizar las fatigosas tareas, para una barriga de siete meses, de follar activamente en orgías y de los maltratos del sado.

Eso sí, me han abierto tanto el coño y el culo con todo tipo de aparatos y filmado mis interiores que serviría para ejemplos en clases de ginecología, obstetricia y proctología.

Por lo menos, en contraprestación a mi leche, también he podido saborear unos deliciosos orines.

Quedé en contarte la historia de la esclava Sofía. Sofía no está cedida por Don Julián y por tanto no trabaja en el porno ni la folla nadie ya que Don Julián le ha prohibido expansiones sexuales que no sean con su hija y quien con ella lo haga si ella lo quiere.

Sofía tiene un doble papel, por un lado debe vigilar que Mayte se comporte como una esclava perfecta y castigarla con dureza de no ser así, y por otro tiene la obligación de prestarla todo su apoyo y ternura.

Sofía tiene ya 50 años, pero un cuerpo sensual perfeccionado con la madurez.

Es morena, de pequeña estatura, pechos grandes y ligeramente caídos por la edad pero armoniosos con su figura, pezones grandes y al frente de los pechos, vulva enorme, muslos y piernas fuertes y musculosos, piel suave y siempre cálida y seca.

Su cintura es de avispa, contrastando agradablemente con sus grandes senos y sus anchas caderas.

Pero lo mejor son sus manos: son grandes y casi masculinas, pero suaves y delicadas.

Son manos con inteligencia por si mismas, saben otorgar las más delicadas caricias y los más dolorosos castigos, y si no, que se lo pregunten a Mayte.

Mayte se empecinó un día en escribirle a su Amo-padre rogándole que dispusiese que la dejasen embarazada para así poder en el futuro convertirse en esclava de su hijo, siguiendo mi ejemplo que la había perturbado.

Le argumentó que si la intención de su Amo-padre era obtener la esclava perfecta, se era más perfecta sometiéndose a quien uno engendra que a quien la ha engendrado, ya que la humillación ante quien ha estado necesariamente sometido al poder de uno constituye mayor renunciación a la libertad que ante quien ha estado siempre ejerciendo ese poder.

Don Julián, en legítimo uso de su derecho, ordeno a Sofía que sometiese a Mayte a un severo correctivo por atreverse a pensar.

Sofía se llevó a Mayte a los escenarios que había en el estudio para las escenas sado y estuvo con ella toda la noche.

Ninguna de las dos me detalló como fue el castigo, pero Mayte, a quien he visto soportar inmutable duras escenas de sado real que yo no podría soportar salvo que me las infligieses tu personalmente, volvió destrozada.

A partir de ese momento, Sofía se convirtió, al igual que lo del Dr Jekill y Mr Hide, en un deshecho de amabilidad, ternura y mimos.

Consiguió sacar a Mayte de su abatimiento físico y mental en dos días, casi sin soltar palabra, todo con sus mágicas manos acariciando.

Alguna vez, después, hemos hecho el amor las tres juntas y puedo asegurar que sus manos me han producido más orgasmos que la polla de un hombre, salvo la tuya Amo, me consiguió dar.

El padre de Mayte, no obstante ordenar el castigo consideró los argumentos de su esclava y decidió preñarla personalmente para que su esclavitud fuera pluscuamperfecta: Primero esclava de su padre y después de su hijo-hermano.

Te contaré ahora cómo Sofía llegó a la cuadra de esclavas de Don Julián, padre de Mayte.

Sofía, a los 36 años, estaba felizmente casada y era madre de un chico de 17 años y dos gemelas de 16.

No trabajaba, se había casado profundamente enamorada de un hijo de buena familia como ella nada más terminar sus estudios de secundaria.

Era de moral muy estricta, al igual que su marido. Para ella el sexo era un instrumento exclusivamente para tener hijos. La felicidad era su vida segura económicamente y sin sobresaltos.

Una noche en que estaban cenando agradablemente, llamaron a la puerta de casa, fue a abrir, y de sopetón se le colaron tres enormes negros y un blanco.

Sin decir ni palabra la comenzaron a arrastrar al salón donde estaba el resto de la familia, ella sorprendida no pudo articular palabra, cuando por el camino se recuperó, le habían colocado con gran habilidad una mordaza de bola en la boca y atado sus manos a su cuello mediante un collar y dos pulseras.

Ya en el salón, uno de los negros se dirigió al padre y al muchacho y, enseñando una navaja les hizo un gesto de que se quedasen quietos.

Otro negro atrapó a las gemelas y las amarró juntas por la cintura, comenzando inmediatamente a arrancarles la ropa hasta que quedaron completamente desnudas.

Padre e hijo hicieron un conato de protesta y levantarse, pero el enorme negro que les vigilaba les contuvo con un solo gesto y volvieron a sentarse.

Mientras esto sucedía, la desnudez también le había llegado a Sofía, a ella de manos del blanco, mientras el otro negro la sujetaba y estaba atento a la posible resistencia de las gemelas ante su compañero.

En todo el tiempo los invasores del sagrado hogar no habían dicho una palabra. El hombre blanco rompió el silencio diciendo: Sofía, te extrañará esto, pero voy a revelarte que eres una zorra ninfómana como tus hijas.

Que vuestra actitud solamente es producto de la represión educativa que has recibido. Vengo observando a tu familia desde un día que me crucé contigo y percibí tu potente aura sexual y tu cara y cuerpo de puta.

Te haré un favor, porque tarde o temprano, harías cornudo a ese cobarde que está ahí y serías infeliz.

Como sospecho que sería más bien tarde, tu infelicidad sería mayor pensando en el tiempo perdido.

Acto seguido sacó de una bolsa un tarro de crema y se lo extendió por el culo, le pasó el tarro al negro de las gemelas quien hizo lo mismo con ellas. Los cuatro hombres se desnudaron.

El blanco introdujo su pene en el culo de Sofía y comenzó un rítmico mete-saca. Otro de los negros se dedicó a desvirgar a las dos gemelas metódicamente mientras estaban atadas, una encima de la otra enfrentadas entre si.

Después de desvirgar sus coños procedió a desvirgar sus anos y pasó el relevo a otro de los negros que empezó a alternar su polla entre los cuatro agujeros que tenía a su disposición.

Sofía nunca había puesto su culo a disposición de su marido, jamás se le habría ocurrido ni él se lo hubiese pedido.

Pasado el dolor y la sorpresa empezó a barruntar que aquello no era tan malo como pensaba.

Asombrada vio cómo sus hijas comenzaban a gemir y resoplar, pero no de dolor sino de gusto y ella se dejó deslizar por el mismo camino.

Puesto que no tenía remedio, con los dos hombres de la casa pasmados y sentados y ella con las manos sujetas al cuello decidió que, en aquel trance, mejor disfrutar ya que la naturaleza así se lo estaba pidiendo imperiosamente.

Volvió a ver que sus hijas, ya descaradamente se morreaban entre ellas, se besaban y mordían las tetas y mostraban unos espasmos significativos del orgasmo.

El negro que alternaba su polla entre los cuatro agujeros les soltó la cuerda y las mordazas y las puso a cuatro patas una al lado de la otra.

Se dedicó a una y su compañero tomó a la otra. Ellas se morreaban libres de cualquier prejuicio y comenzaron a decir: ¡ Qué bueno cabrones, no sabíamos esto, seguid, nuestro culo es vuestro, metedla hasta el fondo, más fuerte, aaaggghhh, pfffs !.

El hombre blanco, vista la evolución de las cosas quitó a Sofía la mordaza y le soltó las manos de su ligadura al cuello.

Ésta, ya con libertad de movimientos, comenzó a moverse rítmicamente facilitando los movimientos de penetración, se sorprendió con un prolongado orgasmo.

El otro negro tomó el relevo del blanco en su culo y éste pasó a utilizar su boca.

Cuando Sofía sintió la enorme polla del negro avanzar por su intestino perdió cualquier inhibición y comenzó a aullar: ¿Más adentro hijo de puta, lléname las tripas, quiero que apures !. el negro alternó las penetraciones anales con las vaginales y Sofía perdió cualquier control: ¡ Fóllame fuerte cabrón, rómpeme los agujeros, préñame con otras dos bastardas mulatas, gggsssspff !.

El blanco se corrió en su boca y ella, se sorprendió otra vez a sí misma tragándose todo el semen sin dudarlo.

Continuaron así un buen rato al cabo del cual aquello ya no parecía una violación si no el rodaje de una película porno.

La cosa se había convertido en una orgía. Las chicas ya se chupaban el coño entre si y a su madre que se había ido aproximando mientras las sodomizaban a las tres.

Los seis cuerpos formaban un montón desordenado ávido de encontrar placer como fuese. Todo eran gemidos, espasmos y aullidos de placer.

El blanco, que después de su corrida en la boca de Sofía estaba vigilando a los varones de la casa, se percató de que el chico tenía un buen bulto en la entrepierna. Le ordenó sodomizar a su madre.

Él sin ningún reparo se acercó a ella, separó al negro, quién sacó su picha del culo que ocupaba con un sonoro ¡plop! y el chaval, sin más preámbulo ensartó a su madre.

Cuando ésta fue consciente de qué polla tenía en su interior se desquició, pero no por nada derivado de sus prejuicios educativos, sino por el morbo que le recorrió el cuerpo.

Comenzó a gritar: ¡ Vamos hijo de puta, folla a tu puta madre, préñame, hazme un nieto de puta, descarga toda tu leche dentro de mi, métete has dentro en el sitio de donde saliste, fóllate después a tus hermanas, hazles unos bastardos gemelos a cada una !

El hombre blanco tomó una copa da la mesa, forzó a Sofía y su hijo a que quedasen ella ensartada encima de chaval y erguida de cara a la polla de él, le metió la polla en la boca y Sofía se puso a mamar como una experta.

Antes de correrse retiró la polla y vació el semen en la copa. A continuación de un tiró levantó a Sofía y dio una voz que hizo que los negros abandonasen los culos y los coños de las chicas.

El hombre blanco entregó la copa con el semen a Sofía sin decir palabra ante la expectación de la familia, un poco desconcertados y descontentos los chicos por la interrupción de la orgía. Sofía, sin dudar se bebió el contenido de la copa.

Me llamo Don Julián, dijo el hombre.

Ahora ya conoces lo que te pierdes, si quieres disfrutar de ello toda tu vida preséntate desnuda en mi casa antes de una semana, y le dio una tarjeta con su dirección.

Los cuatro hombres se fueron mientras el chaval comenzaba a guardar su polla en el culo de una de sus hermanas y la otra le lamía los testículos.

Pasada la calentura, los tres chavales se retiraron a la habitación de las chicas donde se encerraron toda la noche.

Sofía lanzó un escupitajo a su marido y se marchó a la habitación de invitados.

Allí comenzó a introducirse los dedos en la vagina y después en el culo extrayendo el semen contenido y saboreándolo.

A la mañana siguiente Sofía fue a una peluquería y solicitó una depilación completa del pubis, axilas y demás.

Al atardecer se echó una capa sobre su cuerpo desnudo y tomando un taxi se presentó en la dirección que le habían indicado.

Le abrió la puerta un hombre vestido de mayordomo antiguo, ella dejó caer la capa y desnuda ante él con toda naturalidad dijo: Me llamo Sofía y quiero ver a Don Julián.

El mayordomo la indico que se inclinase un poco y, con una sorprendente habilidad le introdujo el pulgar de la mano derecha en el culo y los otro cuatro dedos en el coño, así agarrada la fue conduciendo hasta una sala a presencia de Don Julián.

Ella quedó allí en pié, desnuda y un poco avergonzada por la manera tan humillante en que la habían presentado.

Don Julián le indicó un asiento. Ella lo vio y observó que de su base sobresalía un enorme pene. No hizo ninguna pregunta. Con esfuerzo y el consiguiente dolor se fue acomodando en el asiento mientras el enorme falo se introducía en su ano.

Don Julián le dijo: Presumo que la adiestradora va a tener poco trabajo contigo.

Seguidamente el mayordomo le presentó una cinta métrica con la que Don Julián tomó varias medidas de la anatomía de Sofía.

Por último le dijo al mayordomo: Llévala y ponle el tratamiento habitual. esta noche la marcaremos y anillaremos.

El mayordomo levantó a Sofía y tomándola otra vez con la mano aferrando la pared entre el culo y el coño la condujo a una habitación con suelo de baldosas donde solamente había una mesa de tablero plastificado y un armario.

Del armario sacó y le colocó el mismo collar con que Don Julián la había sujetado en su casa el día de la violación y le afirmó las manos a él. Le puso una venda en los ojos.

La inclino de frente sobre la mesa y le introdujo un tapón anal de bola muy gruesa y un gran consolador en la vagina.

Después Sofía sintió que manipulaba en el extremo saliente del tapón y repentinamente sintió esparcirse por su intestino un cálido líquido.

Le colocó un ancho cinturón de cuero y fijó el consolador y el tapón fuertemente mediante una cinta de cuero atada al cinturón y pasada entre sus nalgas y labios vaginales.

Sujetó el collar mediante una cadena a una argolla que pendía del techo, con la longitud de cadena justa para quedar de pie sin poder desplazarse apenas del sitio y por último le colocó unas apretadas pinzas de cocodrilo en sus espléndidos pezones.

Allí se quedó durante tres horas mientras sentía su vientre reclamar dolorosamente contra la presión del líquido que la habían inyectado en las tripas.

Pasó el tiempo y cuando ya daba por cierto que moriría reventada por la presión del líquido, tal era su agonía, o si no por una septicemia debida a la retención de orina, se abrió la puerta y entró Don Julián seguido por dos mujeres desnudas y un hombre vestido con bata blanca.

La descolgaron del gancho y la pusieron de rodillas, una de las mujeres se puso tras ella recibiendo en su boca el fuerte chorro de líquido y heces que salió de su ano irremediablemente cuando la otra mujer le retiró bruscamente el tapaculos.

Seguidamente la mujer que le había quitado el tapaculos se puso bajo ella y le retiró el consolador, recibiendo en su boca la copiosa meada que no tuvo posibilidad de reprimir Sofía.

Le quitaron también las pinzas y en ese momento Sofía casi se desmaya por la sensación de alivio y relajo que corrió por todo su cuerpo.

Una vez salida del suplicio se sentía la mujer más dichosa del mundo, pensó que valía la pena ser torturada a cambio de las sensaciones posteriores.

El hombre da la bata blanca le extrajo un poco de sangre del brazo con una jeringuilla y le pidió que orinase un poco en un frasco.

Mientras hacía esfuerzos para mear en el frasco adquirió consciencia de que no le importaba estar haciendo aquello, allí desnuda delante de cuatro desconocidos, pese a que uno de ellos la había follado y dado a beber su semen.

Esa situación hubiera sido inimaginable hace dos días.

Se hubiera suicidado antes de mostrar tal falta de pudor. Por eso tampoco le importó ser tendida en la mesa y que el hombre de la bata blanca palpase su cuerpo de arriba a

abajo sin dejar un centímetro, estrujando detenidamente sus tetas e introduciendo su mano en la vagina y dos dedos en el culo.

Terminado el examen se retiro el hombre y entró otro con un maletín que depositó en la mesa. La vendó los ojos mientras alguien le quitaba la alianza matrimonial que todavía llevaba.

El hombre del maletín extrajo unos instrumentos con los que se puso a trabajar sobre su pubis, cerca de la vagina.

Se dio cuenta de que la estaba haciendo un tatuaje. Terminado el pubis, le hicieron darse la vuelta y el hombre trabajó en lo alto de su nalga izquierda.

Terminado el tatuaje volvieron a girarla y esta vez el hombre trabajó sobre sus pezones.

Sintió en ellos unos dolorosos pinchazo por lo que dedujo que se los estaban perforando.

Después, las mismas perforaciones, pero más dolorosas, las sintió en los labios mayores de la vagina, en los menores y en el clítoris.

Fue levantada de la mesa y notó como se le colocaba un collar que fue cerrado con un sonoro click. Igualmente un brazalete y dos pulseras.

A continuación notó un frío metálico que le corría del collar a los pezones y, un poco más tarde el mismo por su barriga.

Por último las dos mujeres le hicieron la manicura, pintaron las uñas, y le colocaron dos anillos, uno en cada mano, conduciéndola después a otra dependencia donde le quitaron la venda.

Allí le dijeron: En lo que queda de noche puedes descansar. Esta noche dormirás con el collar y las pulseras puestos.

Las demás noches te los quitará el mayordomo o la adiestradora, que son los únicos que tienen las llaves además del Amo. Mañana se hará cargo de ti la adiestradora.

La habitación era agradable aunque austera, bien iluminada, tenía acceso a un pequeño cuarto de baño muy bien dotado y limpio.

Su mobiliario se componía de una cómoda cama, una mesa, una silla y un espejo. No había armario.

Sofía se aproximó al espejo examinandose detenidamente, lo que vio la dejó satisfechísima: Le habían puesto un collar delgado de acero con forro de suave cuero en la parte en contacto con la piel.

No se veía cerradura, examinando más de cerca notó un pequeño orificio que supuso la entrada de la llave. Estaba dotado de tres anillas. Las pulseras de sus muñecas eran a juego con una anilla cada una y el brazalete era ancho y liso, de plata sin ningún dibujo ni reborde.

También era a juego el cinturón que ceñía su estrechísimo talle, que estilizaba aún más su figura y resaltaba sus culo y caderas. el cinturón tenía cuatro anillas.

En los pezones destacaban anillos de hierro gris, gruesos y grandes: 4cm de diámetro y 5mm de espesor, muy acordes con sus voluminosas tetas. Iguales anillos portaban soberbiamente sus labios mayores, lo menores con otra pareja y otro, un poco más grueso, en la base del clítoris.

Del collar pendían dos finas cadenitas que, pasando por el interior de los anillos de los pezones, convergían en la anilla frontal del cinturón.

De la misma anilla salía otra cadena, ésta mas gruesa, que terminaba en el anillo del clítoris.

Los dos anillos de los labios mayores estaban a su vez unidos por otra cadenita y de ellos pendían unos pequeños pero pesados pendientes.

Sofía supuso que las cadenas servían para tirar de ellas y provocarla dolores, y que el collar, el cinturón y las pulseras serían para sujetarla cuando se la sometiese a castigos.

En el pubis estaba grabado el siguiente texto ” Esclava de DJ, casada y madre”

Girándose pudo ver que en la nalga figuraba el anagrama de Don Julián. Solamente le quedaba examinar sus dedos.

Nunca se había pintado las uñas, tuvo que reconocer que el lacado en rojo resaltaba la atracción de sus manos.

El anillo de la mano izquierda era de acero liso y en el exterior figuraba: “Esclava sumisa de Don Julián”. Se quitó la alianza matrimonial y mirando el interior vio que a continuación del nombre de su marido se había añadido: “cornudo”.

Se sentía feliz y hermosa, el peso que sentía en los labios vaginales le imbuía sosiego y paz, y el hecho de ser tatuada con el nombre de su Amo le hacía prever que no tenía intención de venderla en mucho tiempo.

Tuvo un orgasmo espontáneo y dejándose caer en la cama se durmió soñando con el placer que procuraría a su adorado Amo.

Después de su adiestramiento siguió el tratamiento para abultar sus labios vaginales y sus pezones y extender las areolas de estos.

Mientras se hizo rápidamente a su vida de esclavitud haciendo feliz a Don Julián que la tuvo como favorita mucho tiempo.

Don Julián no consintió jamás su divorcio, por lo que oficialmente sigue casada, de cuando en cuando el Amo la envía a cumplir sus deberes conyugales, como si fuese una burla para el cornudo, que agradecía la visita sin darse cuenta del matiz irónico.

Por él se enteró que sus hijas se habían hecho esclavas putas de su hermano, el cual se había enriquecido alquilando a las dos en conjunto a extravagantes millonarios.

Reverendo Amo, termino esta carta con la historia de Sofía, esclava cuya felicidad espero superar, porque nuevamente tengo trabajo.

Quieren filmar una escena de tortura de pechos con leche, nos usarán a Mayte y a mi claro. Espero que no malogren tu futura alimentación.

Carta de Juan a su esclava-madre.

Esclava, te queda poco para terminar la cesión a la productora porno.

Te mandaré a recoger para someterte al tratamiento de pechos y vagina como te prometí.

Sospecho que es el mismo que me has contado le aplicó el tal Don Julián a tus amigas Mayte y Sofía.

Después, en el noveno mes te cederé a un millonario del petróleo que me ha hecho por ti una oferta inimaginable.

Me harías tu solo millonario sin necesidad del burdel.

El millonario es árabe y ha quedado prendado de ti en las películas, las tiene todas.

Alaba tu profesionalidad, el orgullo con que enseñas a la cámara los signos de tu esclavitud, la pericia en satisfacer a los compañeros y compañeras de sexo con tus esfínteres, sin desatender a ninguno en las orgías y, sobre todo tu soberbia y madura preñez.

En el burdel.

– Ana, estoy francamente disgustada con tu hijo.

– ¿ Por qué ?. Que te ha hecho mi Amo.

– Ya no me hace ningún caso. Está encoñado con mi madre Carmen y se pasa la vida con ella en la cama. Parece mentira, irse a encoñar con la puta más vieja. Qué es lo que habrá aprendido a hacer mi madre para tenerle sometido a esos viejos y gastados agujeros. Por si fuera poco, cuando no está en la cama de su nieto, se lo pasa en la de su hijo, y muchas veces los tres juntos. Ya apenas trabaja, se ha convertido en la esposa de los dos y vive como una reina. Seguro que has notado algo porque me temo que a ti tampoco te hace caso.

– Yo no tengo derecho a criticar a mi amo. Además a mi si que me hace caso. Ayer mismo me alquiló a un grupo de cinco amigos suyos para una sesión de sado y él también estuvo presente, me flageló y me folló el culo como los demás. Mañana me iniciará el tratamiento de pechos y vagina para tener leche indefinidamente y unos labios bien abultados y elásticos. Igual que el esfínter del ano, que permitirá meterme cualquier cosa gruesa sin que pierda elasticidad. Además podré manejar los esfínteres de forma que compriman a voluntad y me permitan dar más placer a las pollas que me metan.

Carta de Ana a su amo-hijo

Desde un lugar del Medio Oriente.

Reverenciado Amo y adorado hijo: Te escribo antes de cumplir mis obligaciones diarias inmediatas que consisten en aparearme con los animales del Señor al que me has alquilado en este último tiempo de mi embarazo.

Primeramente debo ser montada por sus dos perros y, después de que sus esclavas me laman el coño y las tetas y me irriguen para limpiarme el esperma, debo aparearme con su mono. Todo ante la mirada de mi Señor y su corte.

Mi Señor se encuentra muy orgulloso de como hago esos trabajos y soy la envidia de sus cortesanos y amigos. Muchos han ofrecido comprarme.

Después de que sus esclavas me vuelvan a limpiar concienzudamente debo dar de desayunar de mis pechos a su primogénito, de 14 años, y mamarle su pollita si le apetece.

No le apetece a menudo, y nunca ha mostrado ganas de follarme pese a que su padre se la ha autorizado.

Sospecho que el chaval es gay. Cuando termino suele ser mediodía y me dejan descansar hasta las cinco de la tarde.

Entonces estoy a disposición de mi Señor y sus amigos, que hacen con mi cuerpo y el de las otras esclavas lo que les apetece.

Les gusta más jugar conmigo que con las demás, lo que me llena de orgullo.

Pero aún me siento más satisfecha cuando mi Señor pasea por la ciudad, entre sus súbditos, llevándome detrás de él completamente desnuda y encadenada del anillo de mi clítoris.

Eso significa que él se siente orgulloso de mi y esto eleva mi autoestima porque me siento una esclava casi perfecta.

Carta de Juan a su esclava-madre.

Esclava, como reconoces, el millonario al que te he alquilado está muy satisfecho de tus prestaciones y me ha solicitado prorrogar tu alquiler por un año más.

Atendiendo a lo que me va a pagar he accedido.

Después del parto mandaré a Delia a buscar a tu hija para traerla aquí y que no estorbe tu trabajo

Continúa la serie << Puta y esclava familiar I

Un comentario

¿Qué te ha parecido el relato?


Descubre más desde relatos.cam

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo