Enseguida yo les dije a mis hermanas que me dejaran en paz, o es que acaso ellas querían que las cogiera igual. Florencia dijo por mi no tengo problemas, desde que supe que estaba con mamá eso me ha excitado mucho, y cada noche lo comentamos mis hermanas antes de acostarnos.
Pero con todo me fui al baño y empecé a masturbarme y sentía como me excitaba mas y cada vez mas y gritaba de emoción aaaaah!!! Ho!! Que rico!!! Te deseeooo Susi!!!, ella creo que se dio cuenta de esto y como no deje con seguro la puerta ella entro sin pedir permiso y noto que yo estaba parado con los pantalones abajo y me vio mi enorme pene erecto y ella dijo ¡¡perdón!!
Ya hace tres meses que mi marido se entero que es un cornudo, lo consintió creyendo que fue una aventura de verano, (ver confesiones de mi tía Clara), pero como les prometí me veo en la obligación de contarle mi historia con mi sobrino (25).
Soy adicto a la lencería erótica, llámese corseletes, portaligas, hilos dentales, brasieres, medias de seda, baby dolls, etc., adicción que desde el inicio de mi matrimonio encontró eco en mi esposa, ella es una hermosa mujer de 1,68 metros, 49 kilos de peso y con unos espectaculares 90-60-95, que resultan casi perfectos para cualquier clase de lencería.
La pedí que se diera la vuelta y se inclinara, me quedo su culito en pompa y la pedí que me dejara probar con su culito, me pidió que tuviera cuidado, para mi también era la primera vez y no sabia como acabaría la cosa.
No me detengo durante cada una de mis descargas de placer, al hacerse más espaciadas y suaves, me dejo caer, agotada, manteniendo su verga bien dentro de mi, sintiendo como su semen inunda todos los rincones de mi adolorido recto.
Ella deseaba tener un hijo, no un esposo. Necesitaba un hombre, su patrón se ofreció sacrificadamente.
Mi novio entre sorprendido y excitado se acomodo en el sillón y comenzo a disfrutar de semejante placer, con una mano acariciaba mi cabeza y con la otra me quitaba la tanguita para poder llegar bien adentro de mi concha desesperada se sexo.
Giova me dio unas chupaditas y luego la inserto en la vagina de mi Ana. Durante 5 años había gozado de aquella conchita, pero esta tarde la sentía mas mía que nunca, cada metida me excitaba como nunca antes.
Mis pechos, encerrados en el corpiño quedan a su merced, y me los acaricia con una suavidad sorprendente. La parte posterior de mis pechos comienza a ser besada con maestría, nunca me había pasado pero ya quería acabar.