Después de transcurridos unos tragos y unos cuantos cigarrillos, mi cuñada, ya dormida, comenzó a inquietarse en su cama, dándose unas cuantas vueltas y quejándose a causa de su cansancio; por mi parte, yo la miraba de reojo sin darle importancia.
Si alguien el año pasado, antes de conocer a Santi, me hubiera dicho que acabaría con un hombre le abría metido una somanta de palos. Pero ahí estaba y no me arrepentía por nada.
Mi primera relación que tuve fue hace como diez años, con un tío hermano de mi mama, yo tenia 15 y el cómo 35 años, se llamaba Jose era atractivo, moreno, velludo, alto, complexión media, serio y con unos ojos y una boca carnosa.
Me bajé del avión en Oslo para aprovechar 3 días antes de volver a Copenhague e irme a casa, me hospedé en un albergue que parece que no tenía mucha concurrencia ya que no éramos muchos.
Cuando terminamos estábamos todos sudados, nos fuimos y nos duchamos, pero que rabia cuando fuimos para las duchas el maestro no pudo ducharse porque tenia cosas que hacer.
Mi padre, tiene una hermana por parte de padre, en un valle que dista unas ocho horas de viaje por carretera, hacían muchísimos años que no se veían, razón demás y aprovechando mis vacaciones, emprendimos la travesía al encuentro
El día de la fiesta me llevé una gran sorpresa, Susana la mujer de grandes senos, piel morena, labios gruesos, trasero grande y largas piernas estaba en la misma fiesta con su esposo.
Estoy recordando algunas escenas de mi visita a un pueblo de Coahuila a donde fui hace unos diez años a saludar a mi abuela materna que vivía con una de sus hijas.
Yo desde siempre había sentido mi homosexualidad pero de forma reprimida, sólo un año antes un hombre mayor me había abordado en la calle y me había hecho sexo oral en la azotea de un edificio de departamentos, algo que más que satisfacción me había traído culpa.
Me sujeté a su cabeza enredando mis manos sobre su pelo, mientras quedaba mirando exhorto como le colgaba bamboleándose, aquella enorme pija, de la cual colgaban 2 enormes cojones al viejo y perverso de nuestro vecino tino.
Me tumbé, cogí el tubo de leche condensada, me abrí el coño con la otra mano y me eché una generosa ración. Comenzó a lamer, con más nerviosismo que de costumbre, ansioso.
La historia que les quiero compartir hoy es la de una chica de mi ciudad. Ella tenía solo 16 años cuando le ocurrió esta historia que definió el rumbo de su vida.
Sus manos me acariciaban con cierto frenesí, con ansia desatada y ganas de ser colmada. Las mías recorrían su cuerpo con el mismo deseo, e incluso más, sabiendo que se me concedía algo privilegiado, prohibido...
Dios que hijo de puta, el muy cabrón solo llevaba puesta aquella ridícula bata, y por encima había dejado que se abriera, mostrándose la larga polla que tenía. Se le veía enorme, y eso que se veía flácida.
Yo no dudaba que muy pronto se la devolvería y es que las mujeres maduras me encantan y me vuelven loco, las veo por la calle y me entran unas ganas locas de besarlas a todas.
Entraba y salía de su vagina ese enorme objeto, perecía mentira que entrase cosa tan grande en su interior. Comencé a acariciarme de pura excitación por lo que estaba viendo.
Se quedó inmóvil con mi picha dentro y me ordenó que no me moviera, ella si en cambio con los músculos interiores de su vagina ordeñaba mi miembro, era tremendo no movía un ápice su cadera.
Mientas hacía esto, él insistía en besarme la boca y el cuello, en tanto que continuaba esforzándome por apartarme de él, cuando de pronto entre mi agitación y forcejeo, pude ver apenas por el rabillo del ojo
Estos machos estaban mejor que nunca, había de todo, músculos, jóvenes, rasados, peludos, vergas hermosas, cabezonas y venosas, vergas chicas encogidas y dulces, mulatos, blancos, latinos e incluso un chico indio del norte de América.
A los 14 años uno se pajea por cualquier cosa, desde una foto hasta un recuerdo, pero lo mágico de la masturbación es que te permite fantasear hasta el límite de tu imaginación.