La cogí del cuello y la eché contra mis hombros. Sentí su boca en mi clavícula. La tenía agarrada del cogote. En ese momento introduje un par de dedos en su sexo, posando la palma de mi mano sobre su clítoris que asomaba entre los labios abiertos y comencé a sacar y meter mis dedos dentro de ella. La sentí vibrar contra mí, tiritar, frotar sus pechos contra los míos. Entonces la agarré de los pelos y le dí un beso fuerte, casi una penetración de beso.
Poco a poco me fui haciendo asidua e iba aprendiendo de todo, hasta que poco a poco, me dí cuenta por la predilección que sentía hacia determinado tipo de relatos. Los de dominación y los de lesbianismo. Recuerdo un relato de tres capítulos, llamado algo así como "mi secuestro" que me hizo masturbarme varias veces.
Yo tenía a mi amigote, Ricardo el cual tiene un gran éxito con las mujeres y como esta huelga paralizaría todo tipo de actividad por una semana, excepto la actividad de los Cuerpos Especiales de la policía y gendarmería que llegaron a emplearse a fondo y con verdadera saña, contra todo grupo formado por 4 o más personas.
Me volví a mi cuarto, me quité la bata, apagué las luces y me volví a acostar. Pasaron horas hasta que entró mi madre con una bandeja con comida. Encendió la luz, y vi que eran las ocho de la tarde. Puso la bandeja en una mesita, me levanté y mientras yo comía me hablaba.
Yo seguía muy excitada, y entonces Juan, recordando cositas que hacíamos en los viejos tiempos, me propuso algo que hacíamos bastante a menudo, yo me colocó boca abajo sobre sus rodillas, y él mientras me va dando unos azotitos más bien suaves, con la otra mano me da masajes en mi coñito hasta que me corriese.
Me miró a los ojos desde la altura de mi pubis, mi verga tiesa y dura era sostenida por una de sus delicadas manos, haciéndola verse más gruesa y grande. Abrió su boca lentamente y sin dejar de mirarme dio un pequeño chupón a la punta de mi glande, un suspiro de placer escapó de mi pecho.
Claro, al principio solo pudo meterla unos cuantos centímetros en mi coño, pero con el fluir de mis jugos y la relajación posterior a uno de sus espectaculares orgasmos, pudo hundir sus 25 centímetros hasta el fondo de mi agujero.
Ella me miró y dijo que no estaba contenta conmigo a la vez que se quitaba un guante de su mano, ella me cogió por el pelo y me introdujo el guante de goma en la boca , así me amordazo y con la mano que se había quitado el guante empezó a darme en el trasero, mientras con la otra mano me levantaba la cabeza por el pelo, como había pasado la última vez paró cuando quiso, cuando vió que el trasero estaba rojo
Noté que se corría porque un líquido pegajoso salió de sus piernecitas y me mojó los huevos, así que la saqué antes de correrme yo, y con rapidez la cogí por la cintura para voltearla y colocarla dócilmente a cuatro patas sobre la cama, con la tripita encima de las almohadas.
Estaba algo incómodo, pero me inclinaba y lamía desesperado por liberarla de los calzoncillos, luego los bajaba y se los quitaba y yo me metía su gorda tranca en la boca, así inclinado con el pantalón en los muslos y él sobándome el culo mientras tenia su pene en mi boca.
Jey se puso coloradísimo y me tapo la boca enseguida tenía miedo que alguien nos oyera y nos viera, yo le saqué la mano y le di un beso para demostrarle cuanto había disfrutado esa cogida. Escuchamos la voz de la guía llamando a los turistas y nos acomodamos la ropa.
Llame a su puerta y me abrió ella, ella es una mujer madura de algo mas de 40 años, de complexión normal un poco ancha de cadera , con pelo morena medio largo rizado, ella estaba vestida con una falda negra, una camisa también negra y medias negras con unas sandalias de estar por casa. Me dijo que entrara, yo entre , no sabía que íbamos a hacer primero si hablaríamos un rato o tomaríamos algo, pero no fue así ella desde un principio mostró su severidad y dominancia.
Sus ojos se engrandecieron cuando ella se estiró para hacer que él penetrara por completo en su interior, y gimoteó lastimosamente cuando él a follarla, lenta y gentilmente al principio y con fuerza y ritmo crecientes posteriormente, espoleado por sus gritos.
Cuando me corrí dentro del culo de mi madre, tenía metidos dentro de su coño tres dedos y sentí su orgasmo casi simultáneo al mío. Me retiré agotado y mi madre se dio la vuelta bajándose la falda. Me miró con lujuria y me besó en la boca.
Hacía 4 meses que no tenia sexo, salvo alguna que otra calentura que arreglaba masturbándome. Mi vida estaba en una rutina ya cansadora, del trabajo a casa, mi estado de animo tampoco era muy bueno, y por mis 20 años algunas de mis amigas no lo veían normal. Soy bonita de cara, linda cola, no muchas tetas, 1,65 de altura, me considero atractiva, pero siempre fui muy conservadora y vergonzosa.
Entonces noté que se estremecía dentro de mi y un líquido caliente me llenaba por dentro, escurriendo por mis muslos hasta casi mancharme los calcetines, fue maravilloso tener aquel orgasmo los dos a la vez mientras metçia el dedo entero en mi culito que ya estaba ardiendo y caliente de deseo.
Después de haber disfrutado de un maravilloso orgasmo yaces a mi lado tratando de relajarte y normalizando tu respiración, en un instante siento tus manos en mi pecho que lo acarician lentamente haciendo círculos con tus suaves uñas.
Se la chupaba con ansia de comérmela toda, de no soltarla y deseaba su semen, la succionaba, lo masturbaba con la mano y volvió a metérmela en la boca, la lamia por entero con mi lengua, al final no pudiéndose contenerse más se corrió, noté como se le endurecía y estallaba en mi boca, la tenía tan adentro que no se me escapó ni una gota de su delicioso semen.
Agregó que, desde ese día, se acostaba más temprano, y en la intimidad de su lecho se acariciaba intima y suavemente con sus dedos y con ellos mojados se humedecía los pezones para luego tenderse boca abajo apretando los muslos y dejarse invadir por esa sensación agradable que la llevaba hasta el sueño.
Al subir al ascensor cargados, el se libero las manos dejando todo en el suelo mientras yo cargaba lo demás y tenia las manos ocupadas, al cerrar las puertas me miro a los ojos, me pellizco y retorció una teta con toda su fuerza y sonrió.
Se tiro boca abajo en la cama, su culo brillaba un poco por el gel y eso me excitaba más aún, parecía que me estaba llamando, en ingles me pedía que lo penetrara, yo estaba a mil, agarre mi verga con la mano y la puse en la entrada de su ano.
Permitió que me abrazara a ella para desdramatizar la paja, y no impidió que la tocara. Mientras ella se reía y acababa de limpiar mi polla todavía entre sus manos, yo le tocaba sus tetas descaradamente, sopesándolas, y la besaba por el cuello con lujuria y pasión.
No me lo pude quitar ya que la barriga me impedía ver y tuve que ir así hasta casa donde me pude desprender de la gomita con ayuda de un espejo y la punta de unas tijeras, a riesgo de averiar mi aparatito.
Víctor todavía de espaldas se deslizó hacia abajo para quedar entre las piernas de ella quién descansó sus muslos sobre las caderas de él, quién así acostado la punta de su órgano picaba la barriga de Carrie, ella sujetó el miembro y lo guió a la entrada de su vulva, recargándose para hundírselo, no descansó hasta que estuvo recargada su pelvis sobre la de él.
El se dio cuenta y siguió su juego, de la espalda bajo a mis muslos y siguió trabajando mis piernas hasta llegar a mis pies (en esa posición tenia una magnifica vista de mi trasero y mi entrepierna, la que en ese momento se encontraba muy mojada).
El era un caballero de unos 45 años que trabajo toda la vida en el banco estatal y ella toda una señora de 40 años con unos labios carnosos, unas tetas que reventaban un culo enorme las piernas que te cuento y yo ahí que solo la miraba, ahh ellos tenían dos hijos uno de 13 y una niña de 15 años.
Entonces metí el dedo anular en mi boca y embadurnándolo de saliva se lo metí en el ano sin demasiado problema mientras con mi otra mano seguía masturbando aquella mi primera polla.
Lo cierto es que le debo esta fantasía a Sandra. Compañera, confidente y amante. Bisexual, como yo. Divorciada, como yo. Treintañera, como yo. Ninfómana, como yo. Y muy imaginativa en el sexo, igual que yo.
Dejé de observarla y me concentré en su vagina que ya se encontraba anegada con sus líquidos y mi saliva, continué pasando mi lengua por sus labios y luego por su interior hasta dirigirme directamente a su clítoris.