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Calurosa tarde de verano I

Calurosa tarde de verano I

Era una calurosa tarde de verano, el sol invitaba a salir al mar; y así lo hice.

Recogí mis cosas de playa y me fui a un paraje que no es muy concurrido.

Cuando llegue solo habían tres o cuatro personas y conforme pasaron las horas, me quede sola en el lugar.

Salí del agua puse mi toalla en la arena y me tendí sobre ella a tomar el sol, y aprovechando la soledad decidí desabrochar la parte superior de mi bañador.

Recostada sobre la toalla me quede dormida; realmente no sé cuanto tiempo.

Desperté al sentir unas manos fuertes y ágiles acariciar mi espalda, al concienciar donde me encontraba me asuste.

No sé si fue el destino o la pura casualidad; pero allí estaba el hombre de mis suenos, al que muchas veces le había coqueteado y nunca había obtenido de el ni una sola respuesta.

Le hice saber lo mucho que me agradaba su presencia y lo agradable de sentir sus manos sobre mi espalda.

Al sentir sus manos sobre mi una ola de lujuria y deseo invadió mi cuerpo, su presencia me excitaba mucho y me hacia vibrar.

El se dio cuenta y siguió su juego, de la espalda bajo a mis muslos y siguió trabajando mis piernas hasta llegar a mis pies (en esa posición tenia una magnifica vista de mi trasero y mi entrepierna, la que en ese momento se encontraba muy mojada).

Suavemente, con una maestría asombrosa me hizo desearlo con una intensidad increíble.

Sin acordarme que tenia la parte superior de mi bañador sin abrochar me levante de la toalla, me acerque a el y agarrando suavemente su cabello nos envolvimos en un beso. Nuestras manos acariciaban mutuamente nuestros cuerpos.

Él, bajo la parte inferior de mi bañador dejándome completamente desnuda y a su merced.

Me acostó en la toalla y se poso sobre mí, me beso en la boca, siguió bajando por mi cuello hasta llegar a mis senos los cuales masajeó, beso y mordisqueo hasta que me llevo directo al orgasmo.

Me tenia muy excitada y deseando producirle el mismo placer que él me estaba proporcionando a mí.

Pero ni tan siquiera me permitió quitarle la camisa para acariciar su pecho.

Bajo de mis senos a mi estomago y de ahí a mi entrepierna, rozando con sus labios la entrada de mi vagina, siguió hasta mis muslos, los cuales yo abrí intuitivamente.

Me los mordió creando una sensación indescriptible, siguió subiendo hasta que con su lengua abrió mis labios vaginales y con sus dientes agarro mi clítoris mandando una oleada de electricidad mezclada con excitación hasta mi cerebro, sentí que moría de placer y había llegado al cielo.

Cuando volví en mi, ahí continuaba él, mirándome tiernamente.

Tome el control de la situación en mis manos.

Nuevamente me acerque a el y le acaricie el pecho mientras lo besaba.

Poco a poco le fui quitando el sweater que traía puesto.

Tenia un pecho impresionante, era fuerte, tenia sus músculos tonificados su pecho te invitaba a besarlo.

Con mi boca lo saboree pasando mi lengua por todo su torso tenia un sabor delicioso; mientras con mis manos desabrochaba su correa y su pantalón, con un poco de su ayudo lo logre y fue impresionante el tamaño de su aparato.

Seguí saboreando su cuerpo hasta que llegue a su miembro era más ancho y largo de lo que imagine.

Le bese su cabeza y lo lamí tenia un sabor dulce, era peculiar; seguí saboreándolo con mi lengua hasta que lo introduje en mi boca comencé a chuparlo como si de eso dependiera mi vida, me sorprendió ver que con mayor excitación mayor tamaño adquiría.

Realmente era una delicia sentir como entraba y salía de mi boca, me penetro hasta la garganta luego empecé a sentir como palpitaba dentro de mi boca, me di cuenta de que se iba a venir seguí chupándolo hasta sentir su esperma caliente en mi garganta.

Créeme no terminó ahí…

Continúa la serie Calurosa tarde de verano II >>

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