El sábado nos presentamos allí, Josi, un amigo mío de 23 años, guapo, bien plantado, unas espaldas anchas, brazos fuertes, poco vello sobre sus desarrollados pectorales y en el pubis, y ni un pelito más. Sus bolas son totalmente lampiñas, igual que sus piernas. Ese cuerpo está logrado a fuerza de horas de gimnasio y piscina.
La idea al principio me dio un poco de risa, pero después ella dijo que cuando los hombres lo hacen por primera vez son tremendamente dóciles y hacen todo lo que tu les digas, y además tienen una gran energía para realizar cualquier actividad sexual, termino la charla de café y me fui a mi casa y estuve pensando en lo que esta mujer había dicho y que me había dejado tan intrigada.
Esa misma noche me atreví a llamar. Contestó Rosa y su forma de hablar me sedujo completamente. Estuvimos un rato charlando antes de quedar para el sábado por la noche en un local de copas de la parte norte.
En la primera escena ella aparece sentada en el sofá desnuda, masturbándose hojeando una revista porno, de momento llegan dos chavos y se sientan cada uno al lado de ella, y entonces le separan las piernas, cada chico le agarro un seno y se los empezaron a chupar, ella por su parte les saco sus penes y a dos manos los empezó a masturbar, de repente entro un tercer chico y el fue directo a su rajita y se la empezó a chupar, ella estaba totalmente como loca se dejaba que la tocaran por todos lados, y que le hicieran lo que querían, entonces ella se resbalo lentamente del sofá
De pronto nos metimos por una calle oscura y detuvo el carro y me dijo quiero que te bajes del carro y me muestres el culo y camines un buen rato así mientras yo me hago la paja, al principio la idea no me gusto pues me daba miedo que pasara alguien y me viera, pero termine aceptando, me baje del carro y decidí quitarme la falda y la blusa quedando completamente desnuda solo con mis altísimas sandalias caminando frente al carro mientras el me seguía lentamente, paso uno que otro carro y pitaban y gritaban diciéndome que tetas
Nuestros nuevos encuentros fueron en el apto de un amigo el cual me lo prestaba , que queda en el área turística del laguito pero en forma muy discreta ya que el nunca supo para que era o quien era con la que yo salía, en el apenas subíamos por lo general hacíamos el amor en todas sus formas y expresiones y por lo general nos bañábamos desnudos los dos y allí empezaba el juego ya que María le gustaba que le chupara mucho su pepita (clítoris) a la cual por lo general gritaba cuando tenia su orgasmo que eran tres o cuatro en dos horas, hacíamos el famoso 69
Yo me sentó en las nubes, estaba totalmente fuera de este mundo. El placer que sentía no lo había sentido anteriormente, a pesar que me considero algo corrido en esto de las mujeres y he tenido por así decirlo, bastante experiencias. Me sumergí completamente en el gozo del placer, cuando Jay se lo introdujo en su boca y me hizo experimentar cosas inimaginables estando al mismo punto de eyacular en su boca.
Dejo libres su senos y acerco mi tronco a su boca, que se adelanta a su encuentro y cubre su cabeza con sus labios. Con sus dos manos cubre mi verga y mis bolas, que acaricia con suavidad, mientras abre más aún su boca, de manera que mi pedazo de carne empieza a penetrarla lentamente. Mientras bombeo en su boca, llevo una de mis manos atrás hasta alcanzar su sexo y meto un dedo en él, de manera de darle un masaje.
El primero que perdió fue un chavo y nosotras lo castigaríamos, entonces le dijimos que se bajara los pantalones y nos enseñara el trasero, que por cierto no lo tenia nada mal, entonces el lo hizo entre aplausos y risotadas ejecuto su castigo, y empezamos a jugar de nuevo, entonces la otra chava perdió y pidieron que le besara los senos a mi amiga, mi amiga se saco esos magníficos senos y se los puso en la cara a ella, y la chica empezó a besárselos, les confesare que en ese momento hubiese querido ser yo la que se comía a mi amiga...
En el momento menos esperado y aprovechando una pausa que había tenido lugar en la conversación, una de ellas se levantó, me empujó hacia un sillón que estaba al lado del sofá y sin decir palabra se arrodillo ante mi, desabrochando mi bragueta para liberar a mi ya ansioso miembro que se encontraba aprisionado.
Su culo se cerro de inmediato y un gemido de placer salio de su boca, pero en ese instante le separe las nalgas y comencé a chuparle el ano, despacito por el costadito mientras ella pedía por favor que no lo hiciera hasta que empece a cogerla con la lengua y se la metía lo mas adentro posible, su ojete se dilataba lentamente y empezó a gemir de placer, le introduje un dedo en el culo y la empece a pajear.
Me levanto y le ofrezco mi mano, se levanta y me sigue me meto al baño, el abre el agua y nos damos una ducha juntos en la que no faltan besos ni caricias, nos enjabonamos el uno al otro, nos calentamos mucho mas de lo que estábamos y hace que me gire contra la pared, así como estoy dándole la espalda me penetra sin previo aviso y me embiste bruscamente, yo suelto un alarido de sorpresa, pero me excita mas, el agua cayendo y nosotros disfrutando cada movimiento.
Se disculpó diciendo que había terminado de hacer unas cosas y casualmente pasaba por mi calle y había decidido verme y saludarme, nada más. Pero la situación sí que daba para más, ya lo creo, la situación era altamente explosiva, porque yo tenía la certeza que él se iba a dar cuenta de todo. Lo confirmé cuando le dije que se sentara un momento para que yo fuera a la cocina a sacar algo de beber. En el camino entré al cuarto de baño, me miré en el espejo y pude ver los síntomas evidentes que reflejaban mi rostro.
Levanté la cabeza para pedirle sofocadamente que me volviera a penetrar, pero esta vez cambiaríamos de postura, porque sin pensárselo dos veces me alzó por las axilas y me subió agarrándome de la cintura, cogiéndome bien el culo para que no resbalara, al tiempo que yo le abrazaba con fuerza, le rodeaba con mis brazos todo su torso, levantaba las rodillas al aire y me clavaba una vez más su dardo inclemente, incansable y agotador.
Cuando yo me iba a mi casa ella se despidió muy calurosamente con un gran beso en mi boca y me dijo, ya tienes la mitad de tu calificación, te espero el sábado próximo, la verdad es que la semana fue algo larga para mi y todos los días pensaba en la imagen donde ella se comía toda mi vagina, de pensarlo me humedecía y no tenia otra que masturbarme, pero por fin llego el sábado y en la tarde me dirigí a su casa.
Brotó en tal cantidad que pensé que me iba a atragantar. Lo mantuve en la boca, mientras ella continuaba bombeando cada vez con menos potencia. Unos momentos después dejé que esos fascinantes y calientes néctares goteasen desde mi boca y resbalasen por su polla. A medida que perdía consistencia, continué chupando su polla con su leche.
Lo percibí en la mañana cuando nos despedimos. Su vestimenta , su forma de caminar , su mirada, sus labios, todo en ella me parecía sugerente y liberado. Casi no habíamos hablado y no se si era necesario porque toda nuestra conducta silenciosa era un lenguaje de signos evidentes que solamente las dos entendíamos sin hablarnos y sobre todo lo que nuestros ojos reflejaron , al bajar ella de mi automóvil frente a la Universidad y decirme que al día siguiente tenia que marcharse.
Una rubia de ojos claros y mirada penetrante, le comía el rabo a un negro mientras este le acariciaba los pezones. Por un momento me quede parado por mi sorpresa, pero después reaccione y pensando que no vendría nadie debido a la lluvia, podría cerrar la puerta con llave para que nadie pudiera sorprenderme, así que lo hice, cerré con llave y cogí una silla, me baje los pantalones, me senté y acogiéndomela a dos manos empecé a chascármela como si nunca hubiera sentido el placer del sexo.
El sábado, Lover nos pasó a buscar por mi casa, con Ana estábamos vestidas muy sensuales las dos, ella llevaba minifalda azul muy corta y ajustada y un top blanco sin sostén, yo llevaba un vestido negro ajustado al cuerpo, muy corto y tampoco llevaba sostén, llevaba una tanga negra, tipo hilo dental, igual que Ana.
Ella se quedó quietita, jadeando sobre la cama, soportando todavía mi cuerpo encima de su cuerpo tembloroso, diciendo con su vocecita entrecortada que era toda mía, que me amaba y que se enloquecía de deseo y de placer, que ya no le alcanzaba con ser mi hijita sino que quería ser mi mujer. La besé en la boca y mi hijastra me respondió con su lenguita insaciable.
Ella metió sus manos debajo de mi traje de baño, lo desabrochó y sacó hábilmente mi guevo. La llevó a su boca y lo mamó de arriba abajo. Parecía que se trataba de una competencia con límite de tiempo. Estaba alborotada y disfrutaba cada lamida con cara de picardía. Yo estuve a punto de venirme (correrme) en varias ocasiones, pero me apretaba el pene fuertemente y respiraba hondo para bloquear la excitación.
Aunque nada parecía haber cambiado en nuestras relaciones sexuales, yo estaba algo confundido, por lo que mi fogosidad había decaído algo. No podía evitar pensar en María, supongo que porque tuvimos un sexo desatado y prohibido o porque ella era mi criada o porque María me dio cosas que Nuria no me permitía, como practicarlo sin preservativo o como el sexo oral que tanto asco le produce a Nuria.
Argemiro y yo también salimos a bailar. El me apretaba y me agarraba ocasionalmente, entre risas, y a ratos nos acercábamos a nuestros amigos para cruzar comentarios o para bailar entre todos. Así estuvimos alternando baile y copas hasta bien tarde en la noche. Argemiro pagó el importe de la cuenta y nos dijo que ya era hora de seguir la fiesta en otra parte.
Pero tanto va el cántaro a la fuente que termina por romperse. En su enésima interrupción, calculo mal y se extrajo mi polla de la boca justo cuando yo comenzaba a correrme, y aunque inmediatamente volvió a metérsela para tragar hasta la última gota, no pudo evitar que le llenase toda la cara con mi esperma.
Desalentado, volví a subir a casa pensando que debía sosegarme lo suficiente para poder volver a dormir. Quizá miraría la televisión, quizá jugaría con el ordenador, o me abandonaría a la casi-vida virtual, o quizá escucharía algo de música y, casi con toda seguridad, me masturbaría con desesperación, en fin cualquier cosa que me serenase. Pero, mientras subía sudando los inacabables peldaños de la escalera, tramo tras tramo, la visión del delicioso balanceo del culito de la travestí más pequeña no abandonaba mi sobrecalentado cerebro.
Luego compró una paleta de dulce y la lamía con avidez y dijo: "¿no se te antoja que sea tu verga la que yo estuviera chupando?". Total que le dije que si por la tarde podía verla, pero me contesto que ya eran tres visitas a su casa y que hasta su hijo se podría dar cuenta. Además de las vecinas que son tan chismosas, y para mala suerte no podía dejar mucho tiempo a su hijo por la tarde para que fuéramos a un hotel.
Salí del baño y fui a la recamara a esconderme, entré a al closet y esperaba que siguieran ahí. Ella entró sola a la recamara y estuve tentado a salir pero mi excitación era más fuerte que mi orgullo y dejé que siguiera el momento.
Después le saque las bragas y tras colocar un trapo la senté sobre la mesa de la cocina y empecé a comerme su clítoris, mientras recorría con mi lengua su clítoris introduje un dedo dentro de su deliciosa vagina tras lo cual, entre gemidos y gritos de placer se corrió inundando mi boca con el dulce sabor de sus fluidos vaginales, sin detenerme seguí con mi tarea bucal y caricias, tras lo cual comencé a meter un segundo dedo, luego otro y en eso sonó su celular.
No terminaba de venirse el primero cuando el que me la metía por el culo me hizo a un lado para poder pararse y me ofreció también su rica lechada. Y como si los 6 estuvieran conectados físicamente, todos se pararon al frente de mi esperando su turno. Ni bien acabé de tragarme el semen del segundo, un tercero me agarró la cabeza por la nuca y como si mi boca fuera una vagina empezó a eyacular directamente en mi garganta.