Ocupó una esquina de mucho tránsito frente a una perfumería famosa. Parecía un buen sitio para mendigar. Un lugar lleno de turistas, de gente de paso, que podrían lanzar miradas fugaces a su rostro, a su cuerpo y a su célula de identidad que enseñaba en su mano derecha, para que la gente no le tomara por un farsante y dejara alguna moneda sobre la caja de zapatos que reposaba a sus pies.
Miré al chico y seguía excitadísimo cada vez más evidentes los movimientos que hacía, y de buenas a primeras el mismo se apartó un poco la chaqueta y vi perfectamente como tenía el "miembro" fuera del pantalón y que se estaba haciendo una paja, y el que yo lo viera aun le excitaba más. Yo me quedé de piedra, y no seguí con mis "juegos" seguro que estaba pálida y petrificada, pero me quedé allí con la vista fija en lo que él hacía y con los ojos como platos.
En este capitulo, después de una dura "educación" el ano de la hermana mayor adquiere las habilidades deseadas por su amo, quién al final tiene una fuerte sorpresa.
A mí me gustaba, verla, escucharla así, me complace ver sometida a mi pareja y lo disfrutaba. Pero el momento era para parar y pare, descansamos unos segundos, le di ánimos y reanude con la tarea, dentro de poco, ya se encontraba totalmente mi pene dentro de su ex-virgen culito, entonces empecé a bombear y ella estaba como el semáforo, cambiaba su cara de verde a rojo en poco tiempo, es decir sentía dolor y placer intercaladamente.
Pareció gustarle, ella se deshacía, parecía que tenía un grifo, nunca había visto una concha tan mojada. Le chupé todo, sus labios la folle con mi lengua, ella curvaba todo su cuerpo sobre la mesa y gemía. Yo jugaba con mi lengua con su bolita y cuando yo hacia la intención de apartarme ella me cogía la cabeza para que no la sacara de su tesoro, sinceramente nunca había visto tanta necesidad de que alguien hiciera lo que yo estaba haciendo.
Realmente estás buena, jodida, creo que vamos a hacer un buen negocio contigo. Lo primero que tienes que tener claro es que no puedes decirle que no a nada de lo que te pida un cliente. Una vez que me digas que sí, que quieres trabajar aquí, tendrás que hacer y dejarte hacer todo lo que quiera quien pague, ¿de acuerdo?
Entré, con la seguridad que no habría nadie, y me fui directo a mi cuarto, que queda junto al de mi hermano, cuando escuche gemidos y susurros, me extraño, ya que primero pensé que se trataba de ladrones, pero luego pude identificar las palabras que cada vez dejaban de ser palabras y se convertían en gritos de placer.
Le levanté las piernas, las apoyé en mis hombros y dirigí mi glande a su ano, que había untado con saliva, la penetré despacio, muy despacio, hasta metérsela entera y luego empecé a bombear cada vez con más fuerza mientras le mordía los pezones, no rechisto, solo pedía :"Follame más, no pares, ábreme el culo, no te corras todavía"
Dejamos el auto en el aeropuerto de Don Torcuato, hablo a alguien, para que retirara el vehículo, me dio el teléfono, para que avisara, le hable a Laura, le di el teléfono de Daniel (mi acompañante), yo igual llevaba el mío, en sus palabras de divertite, sabíamos ambas de que hablábamos.
Los seguimos con cautela para que no notaran nuestra presencia y vimos como Luis la recostó con delicadeza sobre la cama, el volteo con sus nalgas hacia arriba, el culo hermoso de mi mujer en todo su tamaño y esplendor pidiendo que se la metieran. Luis se acercó despacio y le puso la estacota sobre las nalgas, fue recorriendo lentamente sobándola con el glande pasando despacio sobre le culito, ese hoyito virgen que mi mujercita nunca me ha querido prestar.