Últimos relatos xxx:

El dulce coño de mi hermanita de 18 años

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Volvió a arrodillarse delante de mi pene, introduciéndose en la boca, masturbándome con sus pequeños labios de adolescente. Su movimiento de arriba a abajo me estaba volviendo loco, estaba deseando correrme de nuevo en su boca, quería ver como mi semen desbordaba sus labios y caía por su cuello. Pero esta vez quería que mi hermana disfrutara. "Para para... si sig... si sigues me voy a correr y ho... hoy quiero otra cosa para ti, cariño".

Ishtar I: La descripción

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Nada fuera de lo normal, nada dice mi físico del placer que puedo llegar a proporcionar, mido 1,70 metros descalza, mi piel es blanca, mi pelo castaño, liso y cae hasta bajo mis hombros, delgada sin ser flaca y mis formas, sin ser exuberantes, son proporcionadas entre sí formando un conjunto armónico que sé, me hace deseable.

Sesión fotográfica

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Mientras mirábamos los originales, mi profesor se me acercaba mucho, como para ver mis trabajos, y poco a poco se iba pegando más a mí, hasta que en algunos momentos sentía su polla pegada a mi culo. Yo estaba muy nervioso y no me atrevía a darme por enterado, pero sentía cómo mi slip se estaba mojando cada vez más y la polla me dolía de tan dura que se estaba poniendo.

Un buen día mi novia, con la que tengo unas excelentes y completas relaciones sexuales me planteó un deseo oculto de su hermana mayor

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Le levanté las piernas, las apoyé en mis hombros y dirigí mi glande a su ano, que había untado con saliva, la penetré despacio, muy despacio, hasta metérsela entera y luego empecé a bombear cada vez con más fuerza mientras le mordía los pezones, no rechisto, solo pedía:"Follame más, no pares, ábreme el culo, no te corras todavía"

Ahh, lujuria! III: 2. Madre Mía!

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Seguimos en el tiempo presente; decidí particionar el texto por dos motivos: facilitar una futura y eventual publicación y, la más importante, las imágenes tan cercanas en el tiempo me excitan terriblemente y, bueno, ustedes imaginarán lo que tuve que ir a hacer ¿cierto?. Ahora estoy un poco más calma.

La mucamita calentona I

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Y ella digiera que verga tan linda (mide 18 cm) y comenzara a estirarla de arriba abajo, haciéndome sentir un inmenso placer pero después de unos minutos se situó delante de mi verga y comenzó a mamarla como una verdadera puta, la mamaba tan rápido como nunca me lo habían hecho, tanto que tras unos minutos no aguante más y me vine dentro de ella, que trago parte de mi leche como si fuera un manjar, pero aun la cosa no quedaba ahí ya que todavía ni siquiera la había visto desnuda, que fue lo que precedí a hacer sacándole la camisa azul que llevaba y desprendiéndole el sostén blanco, quedaron ante mi unas pequeñas y hermosas tetas acompañadas con un par de grandes pezones

Ahh, lujuria! III: 1. Entrando en confianza

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Alberto pasó su brazo tras mi cintura, abrazándome fuertemente, y luego descendió osadamente su mano levantando mi camisolín y deslizándola luego por dentro de mi pantaloncillo, por delante, hasta alcanzar con el extremo de sus dedos el borde de mi pubis, a la vista de mamá.

Pamela I

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No lo podía creer, mas puta no me pude ver, mis pezones marcados saltaban a través del top, y las licras que cortas eran dios mío, qué pena, al ir caminando sentía las miradas en mi culo, me detuve enfrente de mi cuarto y voltee para verles las caras de lujuriosos de los dos cerdos.

Es mi hijo I

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Me pase la tarde en mi cuarto, tratando de olvidar lo sucedido, estuve en el ordenador casi todo el día, cuando mi padrastro llegó me dijo que si me lo estaba pasando bien con el ordenador yo le dije que sí, estuvimos charlando un momento y después bajamos a cenar.

Loca pasión

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Ella me abrió puerta y al entrar vi al hombre que había visto antes cuando pase frente al club. Nuestras miradas se cruzaron y me detuve mirando de frente pero muy tiernamente sus ojos negros. Hice una pequeña sonrisa, de manera muy tímida y él me dijo sonriendo, hola bienvenido. Ven a la barra y te explico cómo es el servicio que te podemos brindar. Mi corazón latía a mil. Al escuchar su voz, inmediatamente reconocí que era el hombre que me había atendido por teléfono. Era Efraín.