Últimos relatos sexuales:

Una chica y un chico tienen su primera y hermosa experiencia sexual en un viaje de fin de curso a Bariloche

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El camino se me hizo eterno y eso que sólo estábamos a unas cuadras. Al llegar recuerdo de la calentura que tenía ni escuché el monto del viaje, sólo le tire diez pesos (diez dólares) al taxista, cerré la puerta y corrí a abrazar a Caro, empujé la puerta del hotel, me acerqué a recepción, pedí la llave de mi habitación y nos dirigimos al ascensor.

El autobus de villa

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En el autobús de la línea 1 tuvo una experiencia muy excitante, es una buena solución para todas las mujeres que no quieren tener relaciones sexuales, tal vez sean ninfómanas y deseen un momento de placer.

Asciende en su empresa y elige al mas placentero secretario gay

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Tras varios minutos mamándomela y cuando estaba a punto de correrme, se levantó y empezó a besarme metiéndome su lengua en mi boca. Se dio la vuelta y se sentó encima mío para que la metiera. Así lo hice. Entró como si nada en ese increíble culo, liso, sin pelos. Empezó a gemir como un loco, moviéndose perfectamente, y tragando una y otra vez mi excitadísima polla. Yo lo cogía por la cadera, disfrutando de aquel culo

Así comenzó mi relación incestuosa con mi hermana, hoy somos fogosos amantes

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Una noche estábamos los dos solos, mis padres estaban en una cena de negocios, y ella entro a bañarse. La situación de por si siempre me excitaba, mi hermana y yo solos en casa, y ella desnuda bañándose a pocos metros mío. Estaba por ir a mi cuarto para masturbarme, cuando se me ocurrió por fin espiarla para hacer real así mi fantasía de verla desnuda. Así lo hice. Espere a que dejara correr el agua en la ducha, sabía que le gustaba llenar la bañera con agua caliente para luego relajarse en ella.

Se conocieron a través de Internet, ella le mandó fotos suyas y él un relato que describía una noche muy intensa con una mujer muy parecida a ella

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Volví a cerrar los ojos, abandonándome a esa distancia sideral que todavía había entre tú y yo. Exhaustos los dos permanecimos así un buen rato, ella encima, apoyada y derrumbada, adquiriendo poco a poco la noción del tiempo y del espacio, y yo jadeante, flotando entre su cuerpo y tus fotos.