Con mi mano derecha tomé mi trocito de carne dormida, le bajé el prepucio con cuidado y comencé a acariciarlo con suavidad, mientras que los ojos de mis dos primos me miraban como platos desde la ventana.
Empezó con timidez y poco a poco, pero cuando empecé a gemir de gusto, comenzó a hacer los movimientos con su lengua más rápidos, me lamía, halaba, mordía, chupaba, lo que sentía era indescriptible.
En esa posición yo tenía la polla de Dick frente a mí, oscilando de arriba a bajo y totalmente dura y maravillosa. Así que mientras Harry me preparaba por detrás, yo empecé a entretener a Dick por delante, lo que a él le encantó, claro.
Se temía lo peor, y preguntó quién era y ese personaje le respondió que era un sorpresa y que abra enseguida. Juan obedeció llevado por esa voz de ángel que acababa de oír; se encontró con "una chica diez", la chica y la situación que todos los jóvenes pajilleros habían deseado y seguirán deseando.
Me viro boca abajo y comenzó a acariciar la espalda, me daba mordiscos y me pasaba la lengua a la vez que me acariciaba la pinga. Iba bajando la espalda y me llego al culo, le comenzó a pasar la lengua.
Poco a poco fue aumentando el ritmo, cada vez su polla entraba y salía de mi ano con más velocidad, a la vez el se movía de modo más agresivo, sacando su verga casi por completo de mi agujero y empujándola dentro con fuertes empellones.
Después de estas palabras abrió la boca y empezó a tragársela, cuando no pudo mas cerro sus labios sobre mi trozo de carne y comenzó a mamármela como nunca nadie lo ha hecho.
Llegó a la cafetería y me encuentro con Rosa, ha ido al peluquero, se ha puesto guapa, charlamos cálidamente, me cuenta sus intimidades, la escasez de relaciones sexuales y la poca calidad de las mismas, cada vez está más zalamera y coqueta, parece una mutación, la resignada ama de casa desahogandose con un desconocido, pero el desahogo no había hecho más que comenzar.
Aunque no lo he comentado hasta ahora, Sonia es una mujer espectacular, tiene unos pechos perfectos y grandes pero no exagerados, un vientre duro como la tabla de una mesa y un culo de chica de desplegable de Playboy.
Mientras me acomodaba ya que ella se había sentado ella se bajo el brassier y pude ver sus enormes tetas de verdad, eran inmensas para su edad, y con todo gusto se la chupe mi primo a todo esto ni siquiera miró.