Calló, cada una agradeció que fuera tan honesto y le dijimos que entre ambas había una conexión íntima, aunque además, teníamos otras relaciones. Nos gustaba el sexo, lo experimentábamos y luego compartíamos las experiencias.
Yo tengo una amiga (para esta historia la llamare Catalina, no vaya a descubrirme que relate lo ocurrido) de mi misma edad y siempre me iba a ver a mi casa nos tomábamos unos tragos y charlábamos bastante rato.
Entonces uno a uno fueron haciendo una completa revisión manual de mi cuerpo, magreando mis esplendidas tetas a través de la rejilla, pellizcando y penetrando mi culo con manos y dedos y finalmente palpando bruscamente mi sexo húmedo. Incluso alguno me besó en los labios y me mordió los pezones.
Me pidió que me parara frente a él, él sentido en la cama, empezó a besar mi ombligo, mi pubis, mi verga, mis huevos, parte de mis muslos, a la vez que acariciaba mis peludas nalgas, empezó a hurgar entre mi raja y llegó a mi culito deseoso, metió primero un dedo, luego dos y al final tres, cada vez los sacaba, los ensalivaba y me hacía gemir.....
Me vino a pedir trabajo. Ya nos conocíamos de antes. Habíamos trabajado juntos durante unos dos años aproximadamente. Ahora él estaba en el paro desde hacia unos cuatro meses y no encontraba quien lo contratara..
Cuando abrí la puerta el sábado, me quedé asombrada, Elena llevaba un vestido súper ajustado que marcaba su figura y hacía que sus pechos aparecieran aún más grandes de lo que son y para rematarlo su escote era tan grande que casi podía verse su ombligo.
La marca del bikini en contraste con el intenso bronceado del resto del cuerpo junto a las gotas de agua que le corrían por el canalillo ejercieron de imán de forma que no pude apartar la vista de sus senos.
Sentí un calorcito delicioso, ella se veía que también era oficinista pues llevaba un elegante vestido de esos de tela muy delgada lo cual permitía que sintiera el calor de su cuerpo.
La historia que voy a contar sucedió un Sábado por la noche que decidimos salir a dar una vuelta, pero no nos apetecía ir a la ciudad y nos acercamos a una discoteca cercana donde suelen tener música de baile de salón y aunque no sabemos bailar, nos entretenemos mucho viendo a la gente bailar mientras tomamos unas copas...
También las imbuimos la necesidad de hacer duras sesiones de gimnasia todas las mañanas después de vaciar nuestra orina en su boca y hacernos bañar por ellas, puesto que era necesario tenerlas en buenas condiciones físicas para afrontar el uso que se les avecinaba.