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Max, pequeño pero follón I

Max, pequeño pero follón I

Llevaba mucho tiempo fijándome en Max (nombre ficticio).

Era un chico de mi edad, bajito y con pinta de niño (cosa que me pone mazo). Rubio, ojos azules, sonrisa picara….

Bueno, el caso es que cada vez que le veía me ponía a mil. Pero parecía tener un defecto: no marcaba mucho paquete…

Llevaba 4 años con el en la misma clase, pero nunca había pasado nada entre nosotros, aunque yo lo estaba deseando.

Siempre que teníamos clase de educación física, en el vestuario, yo me quedaba maravillado observando su bonito cuerpo: moreno y con unos pectorales y abdominales que no eran de un atleta pero que estaban bastante bien. NO tenia ni un pelo en el pecho ni en las axilas (y eso que ya teníamos 16 años!!)

En resumidas cuentas, estaba loquito por el.

Todo comenzó un día que el tenia un esguince en la muñeca y yo el brazo escayolado y no podíamos hacer gimnasia, con lo cual fuimos a decírselo a la profesora (que tenia muy mala leche) cuando ya se habían cambiado todos y nos dijo que por lo menos nos cambiáramos y que estaríamos toda la hora corriendo.

Jodidos, nos fuimos los dos al vestuario y por el camino yo ya iba pensando lo bien que estaría montárnoslo allí.

Cuando llegamos, el se sentó en el banco y yo empecé por quitarme la camiseta para ponerme el chándal.

Entonces fue cuando empecé a sospechar que quizá él también fuera gay, ya que no me quitaba ojo de encima. Cómo me sentía observado, le dije:

– Jejeje, qué pasa, q te pongo cachondo o que?

Él se puso rojo como un tomate y se empezó a cambiar sin decir nada. Empecé a preguntarle si tenía novia, a lo que me respondió que no y me dijo que nunca había tenido. A partir de ahí fue cuando me di cuenta de que seguro q era gay.

Yo ya estaba con la polla dura como una roca pero él me daba la espalda y no se percató.

Él estaba en calzoncillos, buscando en su bolsa de deporte la camiseta del chándal, cuando le dije:

-Oye, no te importa si me hago una paja? es que me he puesto super cachondo pensando que estoy aquí en el vestuario solo contigo….

Max se dio la vuelta violentamente y con cara de susto dirigió su mirada hacia mi cipote, que ya estaba tieso, montando la tienda de campaña con los calzoncillos.

– Porqué me miras así? Ah, perdona, es que no te lo había dicho antes: me

gustan los hombres – le dije.

Pude observar a través de sus bóxer que su polla iba creciendo y sin pensármelo dos veces me acerqué a él y le pellizqué un pezón. Dió un paso hacia atrás, pero le cogí de la nuca, acercándolo hacia mi y le metí la lengua en la boca.

Afortunadamente para mí, se dejó y mientras le besaba fui bajando mi mano hacia su paquete. Lo que pude palpar por encima de su ropa interior fue una verga gorda de unos 15cm.

JODER! Y yo que pensaba que tendría un pene de enano….

Fui bajando con mi boca, deteniéndome en sus pezones, que en cuento notaron mi lengua se pusieron duros como su polla. Seguí bajando y llegué a mi manjar favorito. Empecé a respirarle y morderle con ternura por encima del calzoncillo para acabar bajándoselo.

Quedó ante mí una preciosa verga con una cabeza enorme, unos huevos no muy grandes, y para mi sorpresa unos cuantos pelillos rubios en el pubis.

Pasé la punta de mi lengua por su glande para recibir en mi boca las primeras gotas de presemen que asomaban por su caliente rajita. Cuando sorbí por ella, Max me puso sus manos en la cabeza, como diciéndome: chúpamela ya!!

Me metí la cabeza en la boca y me quedé maravillado por su sabor. Con la cabeza de su cipote en la boca, comencé a dibujar círculos con mi lengua y esto hizo que se estremeciera.

No aguanté más y me la metí entera en la boca, sintiéndola en la garganta. Cuando llevaba un rato follándome su polla por la boca, me dijo:

-Yo también quiero.

Me la saqué de la boca y me puse de pie a la vez que el se agachaba quitándome los bóxer. No dudó ni un instante, se la metió de golpe en la boca y comenzó una mamada grandiosamente salvaje, creí que me corría en el instante.

Al rato, di un paso hacia atrás sacándosela de la boca y le cogí de la mano, arrastrándolo hacia las duchas. Allí abrí el grifo y le hice ponerse con el culo en pompa para comérselo.

Empecé metiéndole el dedo meñique mientras mi lengua le proporcionaba un masaje de lujo para seguidamente meterle dos y tres dedos.

Cuando estuvo listo me puse de pie, le abracé y le indiqué que me abrazara con sus piernas por la cintura.

Así lo hizo con mi ayuda, y cuando estábamos cómodos se la metí de golpe hasta los huevos.

Mientras me lo follaba nos besábamos apasionadamente y cambiando el ritmo de la follada él se corrió encima de mí sin que lo tocara.

Cogió su semen con sus propios dedos y me los llevó hacia la boca haciendo que saboreara su rica leche.

Cuando noté que estaba a punto de correrme se la saqué dejándolo en el suelo y empujando de sus hombros hacia abajo para que me hiciera la mamada de mi vida.

Salimos de la ducha y empezó despacio, metiéndosela y sacándosela entera de la boca una y otra vez, y siguió salvajemente, haciendo que tuviera una corrida brutal en su boca.

Me la cogió con la mano y siguió meneándomela mientras se levantaba y me daba un beso pasando de su boca a la mía todo mi semen.

Me encantó saborearlo y le besé metiendo la lengua hasta casi hacer que se ahogara.

Después del caliente morreo, bajé la mirada y Max ya tenia la verga dura otra vez.

Me puse a cuatro patas sin decir nada y él comprendió lo que quería decir. Me la metió y acabó dentro de mí.

Nos volvimos a besar y quedamos en repetirlo siempre que pudiéramos. En cuanto estuvimos vestidos entraron todos los demás compañeros en el vestuario y nos dijeron:

-La profesora ha dicho que el próximo día vais a estar castigados toda la hora en el vestuario escribiendo el reglamento del baloncesto.

Max y yo nos miramos y seguro que los dos pensamos lo mismo:

-VAMOS A REPETIR LA FOLLADA!!

Continúa la serie Max, pequeño pero follón II >>

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