Mi madre apretaba la poya con suavidad, y mantenía un ritmo constante y agradable. En sus tiempos debía haber sido una pajillera experta, y me estaba haciendo la mejor paja de mi vida. Era un cosquilleo que me subía hasta las tripas, con un placer que yo ni había soñado. Todo el cuerpo me hormigueaba, y tenia convulsiones de puro placer. Placer en estado puro.
Ya llego, tendré que levantarme para ducharme y ayudarla... que rica agua, solo de recordar lo que hicieron ellos bajo el agua, me orinare nuevamente... que sensación tan rica, lastima que no me la metieron anoche.... me hubiera gustado tanto... ojala y ya pronto suceda, solo quedan dos semanas para entrar nuevamente al internado y no se si las próximas vacaciones venga nuevamente con mi tía o iré al Pueblo...
Al meterla nos dolió a los dos. Poco a poco fuimos moviéndonos más rápido, primero yo y luego ella, que apoyo sus brazos en la pared. Me encantaba como se movía girando su cuerpo. Y no tardé en correrme.
Buá!, yo me puse a cien, en un momento no tenía pantalón para aguantar lo que tenía dentro... seguí haciendo las rayas... mientras ella me miró un buen rato seguido y yo pues me volví hacía ella un momento y, joder, vaya cara que vi... le había cambiado la cara un poco pero a mí me pareció muchísimo... joder, joder, estaba meando todavía, pero no estaba meando... estaba excitándose un montón mirándome... yo no supe qué decirla...me dijo:
Sebastián la empujó suavemente por entre el agua y los nenúfares del estanque jugando con su cuerpo, que ahora se dejaba deslizar hacia abajo y luego hacía arriba formando un remolino que a la vez que le producía cosquilleo le daba, entre las piernas, una sensación de quemazón que cada vez le estaba gustando más y más.
Ellos están adentro de las albercas, Clara dice que nos pondrán protector solar, Luis se lo esta poniendo, veo de vez en cuando como se lo aplica para lo me lo aplique a mi también, ha llegado mi turno, Clara quedo boca abajo con el sombrero puesto en la cara, Luis dice que esta dormida, por lo visto duerme mucho en el trayecto también lo hizo.
Y por eso, algunas noches, cuando salimos a la calle, ella se pone una falda muy corta, se deja las braguitas tanga transparentes, se coloca las sandalias de alto y fino tacón y me coge de la mano para salir a dar una vuelta y a sentarnos en una terraza, donde inexcusablemente abre mucho sus muslos para que todos vean sus braguitas mientras me susurra al oído que se siente como una puta salida y muy excitada porque, al verla, todos sepan que lo es.
Cuando nos vestimos con la ropa de trabajo, el moro solo se puso los calcetines, el buzo, y las botas de agua. O sea que debajo del buzo, iba totalmente en pelotas. Yo iba igual que él, solo que llevaba puesto un slip. Cuando me vio ponerme el slip, acariciándome el culo, me dijo, va a ser mejor que no lo pongas, mi amor, así no me darás tanto trabajo el tener que estar sacándote el slip, cuando quiera follarte.
Pero el no me escucho, se acerco a mi y me dio un fuerte bofetón, que me tumbo sobre el capo de su carro. Se acerco a mi, sentí su pene presionando mis nalgas, me jalo del cabello y me obligo a levantarme. Me puso su pistola a un lado de mi boca y me ordeno que la chupara. Yo no podía ver, me lo impedían las lagrimas.
Mientras entraba en la ducha no dejaba de pensar en ella y fue entonces cuando me percate de ese cosquilleo que tan bien conocia por alla abajo, me estaba poniendo realmente cachonda de solo pensar en como podia ser su cuerpo.