Él se arrepentía de no haber sabido como retenerla a su lado. Siempre ha sido bastante egoísta en esto de los sentimientos. Pero la verdad es que envidiaba a su marido por tenerla.
Comprendí sin entender su idioma lo que me pedía y comencé a desabrochar su pantalón vaquero que estaba a punto de reventar. Nunca había estado en una situación así y no sabía qué hacer. Mi vida sexual había sido bastante inocente. Sólo me había acostado con un chico, mi novio, con el que estuve saliendo cuatro años.
La acomodé al lado de Lily en posición de cuatro y empecé a besarle todo su trasero mi lengua recorría primero su culo y luego su vagina la cual ya estaba totalmente lubricada, mientras así esto mi mano no dejaba de acariciar las tetas de Lily quien pacientemente esperaba su turno, la verdad que sólo quería cogerme a la madre.
Mi novio me da duro. A él no le gusta, pero yo no puedo resistir la tentación de ser un gato. Me encanta coger y sentirme una putita. Me calienta como a una perra que me la metan y hacerlo por diversión, me excita muchísimo.
Aún nos quedaban dos años más para terminar la carrera, pero aquel no era el momento para pararse a pensar en ello. La cuestión es que desde prácticamente el medio día habíamos empezado a beber y evidentemente cada vez estábamos más "pedo".
Cuando la invitó su amiga a su casa a pasar la noche, le advirtió que sólo llevaba lo puesto. Fue todo normal hasta que el alcohol y las posturas las puso calientes y empezaron a jugar.
Yo me puse delante de Susana y le enchufé mi polla en su boca, para que así pudiera tener una triple penetración. Sentía cómo me la chupaba a duras penas debido al esfuerzo que estaba haciendo al recibir tanta polla.
Experiencia totalmente real, en la que el matrimonio protagonista (Rosa y Ángel) hacen al fin realidad sus fantasías más perversas...
Cuatro vaginas, cuatro culitos y cuatro bocas, para mi solo y todo en familia.
Hacer juntos un proyecto para la clase de biología los puso como locos y excitados, ya que llevaban tiempo el uno por el otro.