Nuevo Jugando a la casita

Los mejores relatos incestuosos

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Últimos relatos incestuosos:

La carnicera I

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La carnicería esta regentada por dos primas de unos 45 años, una es muy fea y muy habladora, Loli, pero Carmen es guapísima, de esas mujeres que te hacen girar en cuanto las ves, y también es muy extrovertida.

Mi primera vez I

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Oh! Sabes que placer sentía, cuando tu lengua jugaba con mis pezones, haciendo circulitos... cuando jugabas a tragarte mis senos... como me excitabas.... y cuando mientras tenias mis senos en tu boca y acariciabas mi rajita, húmeda, hirviendo de placer... que grande sentía mis labios mayores a través de tus dedos... estaba completamente depilada para ti... y tus dedos se deslizaban por mi rajita arriba a bajo y luego penetrando un poco para acariciar mi clítoris que estaba duro y pulsante...

La primera vez con el placer anal

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El viajo a Argentina cuándo yo tenia 15 años y un poco mas y desafortunadamente murió en un asalto haya eso destrozo a mi familia durante mucho tiempo el balance de mi familia quedo roto y cada uno siguió su camino durante meses mi madre se lanzo a la bebida y yo salía a paliar a la calle y vagaba todo el día y llegaba solo de noche a la casa muchas veces para encontrar a mi madre tomando borracha y llorando mirando un álbum fotográfico.

Como le di la vuelta a un macho policía

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Entre cosa y cosa me fui acercando hasta él, ya cuando estábamos uno enfrente del otro sintiendo nuestras respiraciones le pedí me dejara sentir su estomago, a lo que no opuso resistencia. Al sentir yo aquel hombre moreno, duro como la roca, sentir su olor a recién bañado, sentir su calor corporal casi pierdo el control, lo único que alcancé a preguntar con mi mano en su abdomen fue

La segunda vez con el placer vaginal

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El tiempo pasaba lento y desesperante por mi parte además en las noches aun cuando soñaba con lo que había hecho y lo que había sentido y todo lo que me importaba era reunir gota a gota de mi cuerpo de mi semen para descargarlo dentro de mi mamita en su preciosa vaginita peludita y olorosa dentro de esa seducción malsana que deseaba de ella.

Juego de cartas con compañera madura y fea

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Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar.

El estudio jurídico II: Perdiendo el control

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Katia seguía delante de mi con el rostro imperturbable. Angélica me miraba juguetonamente. En ese momento alguien toco a la puerta. Mire con cara de miedo a Katia, no parecía ni sorprendida ni enojada por lo que estaba viendo, aunque su rostro era de piedra, la chispa de sus ojos delataba el placer que sentía al verme así. Yo baje la mirada.

Bailarinas

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Todos se acobardan al último minuto y esto parece enojarla y se vuelve más atrevida. El interior de sus muslos comienza a brillar por su humedad. Mientras más baila, más caliente se pone y cada vez deja más en claro lo que quiere. Afrodita se acuesta en el suelo, abre las piernas y mueve sus caderas como imaginándose que la están cogiendo duro y fuerte.

El holandés

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Se sienta a la mesa mientras mi esposa le prepara algo de comer y yo me afano en abrir la botella de vino que siempre está preparada para él. Después de comer ambos deshacen la bolsa de viaje y me encanta ver a Silvana hacerle la cama (o decirle que como la última vez sólo estuvo una noche, no le ha cambiado las sábanas) y tomar con cariño su ropa para ordenarla en los cajones de la cómoda.

La parada del autobús

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Yo nervioso y excitado, dejé que el viejo me fuese metiendo mano. Cuando el viejo consiguió meterme el dedo en el culo y luego un segundo dedo yo ya estaba que me derretía de gusto. Me sujetaba a sus brazos recostándome sobre el banco de la marquesina y abriendo las piernas todo lo que podía, dejando que el viejo metiera sus dedos en mi culo. Cuando me di cuenta, el pantalón y slip, ya los tenía sobre los tobillos y estaba jadeando y gimiendo de gusto. Ni si quiera me había dado cuenta de donde nos encontrábamos en ese momento, solo me dejaba hacer por el viejo, que en aquellos momentos me estaba haciendo gozar con sus dedos dentro de mi culo, teniéndome a punto de caramelo.
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