Una de las tardes que estábamos solas en casa, nos metimos a mi baño y cerramos la puerta con cerrojo, como tales niñas que éramos nos gustaba ir juntas al baño y quedarnos allí un buen rato encerradas, hablando.
Mierda no queda café, voy a matar a María, mira que dejarme sin café, sabe que sin él no tiró por las mañanas, cojo la carpeta, la bolsa y me dirijo hacía el metro, parece mentira que Barna, este tan muerta a las seis de la mañana
Una relación de pareja que va mal, una nueva compañera de trabajo, y la falta de sexo hacen que nuestro protagonista pierda los papeles con su hijo, o su hijo con el...
Esta es una historia de mi primera infidelidad, nunca en mis 15 años le he faltado a mi mujer, ni con el pensamiento, aunque les parezca raro, por lo que creo oportuno indicarles el porque sucedió.
Estas muy húmeda, mi pene entra en tu vagina deliciosa lentamente y poco a poco comienzo a moverme dentro de ti, tus piernas rodean mi cuerpo mientras gimes de placer.
No podía quitar la vista de aquella polla, sabía que me la iba meter por el culo y hacerme chillar de gusto, hasta que se corriera dentro mía, dejándome bien preñado y abierto.
El sudor escurría por mi frente y mi trasero, el cual sentía yo perfectamente pegado a él; su verga hasta el fondo, sus manos gozando de mis nalgas y yo por mi parte, debo confesarlo, muy feliz.
Recuerdo que todavía era un chiquillo cuando gustaba de meterme bajo la mesa del comedor para mirar las redondas piernas de mi tía, y muchas veces tuve la suerte de alcanzarle a ver sus calzones sin que ella me descubriera.
Avatares de un jovencito metido circunstancialmente a peluquero de señoras, sus éxitos y fracasos, tanto amorosos como económicos, y su fin como peluquero de paisaje.
Esa noche cuando mi tío vino a acostarse, yo ya dormía como un lirón, ni me enteré cuando se acostó a mi lado, solo empecé a darme cuenta cuando empezó a quitarme el slip. Noté como me abrazaba y empezaba a bajarme el slip con sus manos.