Aquí no acaba la historia de los juegos de mesa, pero tengo que contar lo que me sucedió dos o tres semanas después.
Después de tantos meses de inactividad sexual se encontraba al borde del clímax. Una indescriptible oleada de placer nos invadió al mismo tiempo. Ella dio un gran suspiro y mientras que su cuerpo experimentaba un tremendo e insospechado orgasmo yo empecé a correrme con grandes convulsiones.
Su marido se excitó muchísimo al ver a su esposa con las piernas abiertas y como otro hombre que no era él, la tocaba.
Una chica se dirige a su hermano con una petición muy concreta: que sea él el que acabe con su virginidad.
Un desayuno muy bien aprovechado.
La mujer tomo una especie de crema o lubricante, me abrió las nalgas y me la untó en mi culo. Luego le pasaron un vibrador y me lo introdujo suavemente por mi puerta trasera. Jamás me habían penetrado con un vibrador por ninguna parte.
Se encontraba sola y decidió alquilar unas películas porno, muy perversas. Se excitó muchísimo pensando en su caballito y sin dudarlo se dirigió al cobertizo con las más libidinosas intenciones.
La hermana de nuestro protagonista goza de él y de su novio y los tiene entrenados como perfectos sumisos que sólo disfrutan a sus órdenes.
Una de las veces que miré para el sofá, vi cómo mi prima Pepi, tenía las piernas abiertas y dejaba ver sus muslos y sus bragas, sentí un leve cosquilleo en mis piernas y los pezones se pusieron duros.
Se tumbaron las dos a ambos lados de la cama, conmigo en medio y comenzamos a darnos tiernos besos de enamoradas.