Me desataron las manos y pude meter un dedo para coger el caramelo, estaba tan metido el caramelo en su coño que hubiese sido imposible alcanzarlo con la lengua incluso aunque me hubiese tirado allí días enteros buscándolo.
Nuestro protagonista hace una visita a tres amigas que vivían juntas. Con la excusa del calor las chicas no llevaban mucha ropa y él no tardaría mucho en desprenderse de la suya.
El camino se me hizo eterno y eso que sólo estábamos a unas cuadras. Al llegar recuerdo de la calentura que tenía ni escuché el monto del viaje, sólo le tire diez pesos (diez dólares) al taxista, cerré la puerta y corrí a abrazar a Caro, empujé la puerta del hotel, me acerqué a recepción, pedí la llave de mi habitación y nos dirigimos al ascensor.
Hace 15 días le dieron una invitación en la facultad para una fiesta en una casa muy grande, con parque y pileta, ella está en el último año de su carrera, y decidimos ir, se puso una blusa traslucida y muy escotada, y una pollera muy corta que casi dejaba ver el comienzo de su cola.
También me excitó pensar en cómo se movían mis pechos, libres bajo la ajustadísima prenda negra, y los pezones me dolían, enhiestos, apretados a la tirante tela. Casi podía sentir en esos momentos que bailaba completamente desnuda para ellos, para los hombres que me contemplaban.
Todo esto expresado, refleja el grado de sumisión que alcanza una ninfómana, hacia el acto sexual, superando cualquier barrera, la edad es un problema físico, hasta cuando le darán bola a Silvia, por ahora hace diez años, está contenida a fuerza de goce.
En el autobús de la línea 1 tuvo una experiencia muy excitante, es una buena solución para todas las mujeres que no quieren tener relaciones sexuales, tal vez sean ninfómanas y deseen un momento de placer.
No podría decirles si fue atracción sexual o simples ganas de provocarlo, pero la respuesta con sus labios y boca, me encendió como nunca jamás me había pasado, pues ya les dijo que salvo dos noviecillos que no pasaban de besos limpios, con nadie me había besado "de a de veras".
Yo empecé a notarme nerviosa pero a la vez excitada cuando a uno de los comensales se le cayó una copa de vino en el suelo y sin recordar que llevaba una falda muy corta, me agaché sin doblar las rodillas y enseñé mis glúteos hacia los cuales se dirigieron todas las miradas.
Tras varios minutos mamándomela y cuando estaba a punto de correrme, se levantó y empezó a besarme metiéndome su lengua en mi boca. Se dio la vuelta y se sentó encima mío para que la metiera. Así lo hice. Entró como si nada en ese increíble culo, liso, sin pelos. Empezó a gemir como un loco, moviéndose perfectamente, y tragando una y otra vez mi excitadísima polla. Yo lo cogía por la cadera, disfrutando de aquel culo