Últimos relatos gay:

Viaje de novios al Caribe, mucho calor y todo el día calientes

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Al taxista le dije que me acompañase al lugar donde están todos los trabajadores del hotel, y justo en la puerta me estaba ya esperando el animador, cuando abrió la puerta y entro en el taxi enseguida me pregunto dónde estaba mi marido y diciéndole yo que se había quedado en la habitación se avanzó sobre mí y empezó a besarme apasionadamente como si el mundo se le fuese en ello, el conductor del taxi ya un poco mosca nos dijo que si íbamos a ir a algún sitio o solo queríamos darnos el lote allí dentro.

Los guardias de seguridad: la fiesta nunca termina

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Me contó que hace algunas semanas no podía tener relaciones con su mujer, ya que no lograba tener una erección, mi jefe era un hombre de 60 años que se mantenía bastante bien físicamente y aun se lo veía atractivo, llevaba 35 años de casado y siempre el sexo con su mujer a pesar de ser clásico había sido muy satisfactorio para ambos. Le pregunte sí había visto un médico y me dijo que sí y que no tenía nada.

Un gran día para él, parecía que empezaba a cambiar su suerte y ella estaba dispuesta a colaborar en todo

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Enfrente al quincho había una pileta y yo me bañaba y nadaba. Como sé que caliento a las mujeres aprovechaba tener el torso desnudo para pasearme delante de ella. Iba por el jardín hasta donde estaba y me secaba cerca suyo para que me viera acariciándome la espalda lentamente y los músculos de los brazos. Me gusta ser lindo y saber que las tías se calientan conmigo. Una vez, en la pileta, me excite solo y cuando salí del agua estaba con mi polla dura y se levantaba todo el traje de baño.

Ella puso sus condiciones a la propuesta de ser gogó en una despedida de soltero de un compañero de facultad

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De nuevo los chicos comenzaron a animarse así que continuamos con una nueva sesión de sexo. Como nadie había llamado a mi puerta trasera les anime a ello, ya que muchos de ellos jamás lo habían probado, Sebas, por ser el anfitrión, fue el primero. La verdad, que de su follada no saque nada de placer. Me embestía como si fuera el macho más macho de macholandia.

Cómo cambió mi esposa en el bar swinger

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Le dije que no había problema, que siempre era bonito volver a ver a los viejos amigos, que si quería ir adelante. ¿Y si se pone romántico?, me dijo, ¿si quisiera hacer el amor conmigo?, se me paró de inmediato el pene al momento que le estaba contestando: pues si quieres hacer el amor con él, pues hazlo, conste, me dijo. Llegó la noche y se bañó, poniéndose uno de sus mejores vestidos.

Desde que era su esclava iba de orgasmo en orgasmo, su amo era el hombre más excitante y haría cualquier cosa por complacerle

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Ella salió de inmediato a cuatro patas, se detuvo ante su amo, de inmediato inclinó la cabeza y empezó a lamer sus botas con adoración. A él le complacía aquella muestra de adoración, le excitaba verla así, con su culo al aire al agacharse a sus pies. La aceptó como esclava sobre todo por su trasero, el cual encontraba firme y deseable, bonito y sobre todo sin marcas, quería ser él quien pusiera las marcas del látigo en sus nalgas y culo.

A mi novia le excitaba muchísimo hacer todo lo que le ordenaba, era una chica muy buena, dócil y obediente

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Me da muy fuerte, muy rápido, por más que me quito, me encuentra, me saca el aire y casi no puedo concentrarme para atender a mi propia mamada de tanta chupada y lamida que me da, he sabido que las chicas levantan las caderas casi ahogando al incauto romeo, pero yo trato de rehuir el contacto, al tiempo que agradezco no ser tan hábil como para hacerlo.

Desde el primer día que se fue a vivir con ellas le hicieron sentir como en su hogar sin imaginar lo excitante que sería su estancia allí

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No pude dormir, pasé la noche pensando. Consideré que lo más conveniente sería no ir a la universidad (aun sabiendo que tenía examen) y me quedaría en casa teniendo sexo con ella mientras su mamá trabajaba. En la mañana, a la hora de los aeróbicos fui a la sala y la tomé por la cintura, lo extraño fue que me miro ofendida, me pegó una cachetada, me insultó y me preguntó que qué me pasaba.

Cuando se conocieron no tardaron en congeniar, todo era perfecto, tenían una relación magnífica hasta que un día algo en ella le hizo sospechar

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Cuando, después de comprobar el número de asiento, estiró los brazos para colocar su pequeña bolsa en el portaequipajes, sus pechos ya de por sí altos y firmes, se elevaron aún más con la postura. Tenía el pelo intensamente negro, como sus grandes ojos, una cara de las de anuncio de cosmético, ya me entienden, y un cuerpo precioso. Cuando se sentó a mi lado, después de dirigirme una sonrisa que me derritió, su falda recogida dejó ver casi la mitad de unos hermosísimos muslos.