Cuando ya se la había quitado dejó de besarme y la contemplé, y ahí estaba ella desnuda con un tanga rojo que me estaba volviendo loco. Me levanté del sofá y se sentó ella espatarrada. Yo me coloqué en cuclillas con mis manos le aparté en tanga y empecé a chupar su coño como si mi vida me fuera en ello.
Se sabe también que las mujeres maduras son muy perspicaces y bueno notan siempre mas rápido las intenciones de algún hombre pero eso no quita que a ellas les gusta mucho ser observadas y queridas por los jóvenes ya que son también muy orgullosas con lo que son, y bueno eso a mi me fascina, bueno no alargare mas esto así que les contare:
Tenía cuatro manos en mis pechos, la lengua del andaluz entrelazándose con la mía, una verga chocándose con mi braga y mis muslos por detrás, unos dedos jugando en mis entrañas. El andaluz se hizo a un lado sin dejar mi boca ni mis pechos y el alemán pudo bajarme las bragas y meterme su lengua dentro de mí.
Me quedé helada. Le dije, nena, mira, tú sabes que yo soy sola, tu hijo es lindo y yo lo quiero mucho, realmente comencé con él porque me sentía muy sola, yo le gusto y él me gusta y de hecho desde que estoy con él no salgo con más nadie. Te juro que no lo voy a lastimar ni a engañar, no voy a jugar con sus sentimientos, te lo juro.... yo ya no sabía qué decir.
Monólogo del Club de la comedia: ¿Qué ocurre cuando nos enamoramos? ¿acaso nos volvemos imbéciles?
Cuando me quedé sola y decidí alquilar parte de la vivienda no podía imaginar que iba a despertarse nuevamente mi sexualidad con esos tres jóvenes.
Trabajaba muchas horas, pero no me iba mal. Salía los sábados por la noche y volvía locos a todos los hombres a los que conocía, sin embargo, después de acostarme con más de quince sin haber tenido ni un solo orgasmo con ninguno de ellos perdí todo el interés por esos ligues de media noche pensando firmemente que el alcohol los hacía totalmente inútiles para satisfacerme.
Amigas, más que amigas, un grande amor y nada más.
Pasaron varios meses cuando una tarde llevé a mi hija se desencadenó una fuerte tormenta. Llovía torrencialmente y creí prudente quedarme hasta que parase un poco, porque era peligroso conducir con semejante lluvia.
No solo tuve la oportunidad de pasar una velada junto con varios hombres sino que un par de ellos eran padre e hijo.
El guitarrista estaba a mil y para ayudarlo un poco más, la mano que estaba jugando con sus testículos, la pasé un poco más allá y le metí un dedo al culo, el guitarrista gimió de dolor y de placer al mismo tiempo, entonces se lo metí hasta el fondo y mientras volvía a gemir, de vino en mi garganta.
No hay hombre por la calle que resista a mirárselas. Esto al principio creo en mi una sensación extraña entre celos y morbo pero al final me he ido acostumbrando e incluso he empezado a sacar partido de las situaciones.
Contemplé sus pezones sonrosados y me abalancé sobre ellos succionándolos con avidez. Ella me acariciaba el pene y sobre todo el glande con suavidad, llevándose la mano a la boca lamiéndolo provocativamente y con ganas mientras se dejaba arrastrar por mis lametones y apretones en sus senos. Bajé la punta de mi lengua por su esternón, su estómago, su ombligo, su coño depilado en una sugerente línea de pelos cortos.
Después ella se acostó de espaldas, boca arriba. Levantó sus piernas y le he sostenido arrodillado al final de su cuerpo y apoyando el otro brazo en el piso. La penetré dominando y poseyendo el control. La postura me permitió variar el sentido de la penetración y la apertura de las piernas. Ambos cuerpos corrían juntos la carrera para llegar al orgasmo y reflejábamos en el otro los más variados gestos de placer y lujuria.
Reflexión rápida sobre la masturbación de un chico gay.
Se lo recorrí íntegramente con mi lengua húmeda y escuché entusiasmada como escapaba un suspiro de los labios de Juan cuando me acariciaba el pelo mientras le lamía el duro tronco. Utilizaba mi lengua lentamente hacia arriba, hasta llegar al glande, metiéndola en su agujerito de la punta y luego volviendo nuevamente a la base. Llegaba hasta los testículos y los mordía muy suavemente, lo quería excitar al máximo.
Creo que ella se sentía apurada al notar mi erección bajo el bañador. Me la jugué a una carta desde el principio porque estaba muy excitado y le pregunté si quería tomarse una copa conmigo. Sus excusas las fui echando abajo y conseguí que se pusiera su pareo y me acompañara al coche.
Entonces dirigí mi mano hacia la entrepierna de Oscar, le bajé el cierre del pantalón y le saqué el miembro afuera. Lo empecé a acariciar suavemente subiendo y bajando la mano con lo que provocaba que la piel se deslizara de arriba a abajo, dejando al descubierto la rojiza cabeza y excitaba sobremanera al hombre.
Cuando me dio la vuelta para darme por el culo, vimos como el viejo de nuestro grupo, estaba dándole por el culo al jovencito. Lo tenía totalmente empalado en su polla, gritaba y gemía como una perrita en celo el jovencito.
Excursión en la foresta con un encuentro imprevisto.