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Las preguntas de mi primita

Lancé un chillido sofocado y jadeante cuando su legua separó los labios de mi estrecha vulva, me incliné sobre su vientre plano, besé su pubis terso y pulcro y mi lengua comenzó a derivar como portada por una corriente, hacía sus labios vaginales albos y regordetes, Mildred alzó su pelvis cuando mi boca se cerró sobre su minúsculo clítoris, pasé mis manos por debajo de su culo y abrí su vulva a mi lengua invasora, mis manos y mis dedos se habían centrado a juguetear con su ano, ella incrementaba sus gemidos y la rotación de sus flacas caderas de niña.

Mi sobrina Antonella

Me fui a mi dormitorio y corrí las cortinas, quería estar en penumbras y relajarme, el torbellino en mi cabeza me turbaba, estaba siendo atraída por mi sobrina y eso no podía ser, debo controlar mis impulsos, pero mi calentura era tanta que agarré mi dildo que había dejado bajo la almohada y encendiéndolo rápidamente lo empecé a refregar por la hendedura mojada de mi almejita, muy luego estaba con mis piernas abiertas y metiéndome mi juguetito hasta el fondo y lanzando chillidos de placer cuando mi orgasmo me hizo convulsionar y girarme a uno y otro lado, mis ojos estaban cerrados y la imagen del chocho de mi sobrina me daba vuelta bajo mis parpados, cuando los abrí, Antonella estaba atónita en las sombras de mí habitación ante mí.

Los aseos de la estación de ferrocarril

Mis ojos se fueron a aquella manguera que le colgaba al viejo, y no daba apartado la vista de aquello que mostraba el viejo sin pudor alguno. Cuando pude, levanté la vista mirando al viejo a la cara. Ven, me decía haciendo señas con la cabeza, yo que estaba medio hipnotizado con la visión de aquella polla, no reaccionaba. El viejo insistía, me hacía señas con la cabeza para que fuese, pero yo seguía sin poder dar un paso. Anda ven dijo de pronto, saliendo del aseo y acercándose a donde yo simulaba que estaba meando. Me sujetó por la muñeca tirando de mi brazo para que agarrara su verga y fuese para el aseo con él. Yo me dejé llevar y de pronto ya me encontraba dentro de aquel aseo con el viejo.

Experiencias muy liberales

Por supuesto que me acosté con muchas mujeres, pero en la mayoría de los casos, no hay nada muy llamativo para contar de eso, mas bien lo tradicional, algún que otro orto, alguna que otra tirada de goma, lo mas raro que me paso fue cogerme a una mina, y sin que se entere cogerme a la hermana...

Pisa el acelerador VII

El efecto combinado de todo su peso sobre mi bota, de esa mano fuertemente asida a mi nuca, de su proximidad a mi, de sus labios en mi oreja, insultando y amenazando con gran chulería y esa rodilla huesuda frotándome sin ningún reparo en la entrepierna me había producido dos orgasmos de película que había recreado en casa logrando unas pajas gloriosas.).

María la mucama

Siempre que iba a casa de mi abuelo había mucha gente, y la chica se notaba muy esquiva a mis insinuaciones, siempre se escondía en su cuarto y se encerraba, entonces dejé pasar el tiempo más o menos seis meses y dejé de ir donde mi abuelo, y las cosas empezaron a cambiar me miraba pícaramente

Algo más que secretaria

Como el expreso, no es momento de dejar ningún trabajo, a los 26 años me encontraba en otra ciudad, trabajando con compañeros nuevos, jefe nuevo y una actitud personal que me intrigaba, mis hormonas estaban lo más parecida que en esa edad donde todo es sexo, tema tabú para muchos considero que por suerte que siempre pensé en el sexo como un entretenimiento en espera de esa química esperada pero siempre ausente.

La madura que me volvía loco en la playa nudista

Hacia tiempo que iba a esta playa nudista de la capital tinerfeña, solo para ver a una mujer de aproximadamente 45 años, muy bien de cuerpo, unas tetas blancas (se notaba que hacia poco que empezó a hacer nudismo) grandes y muy bien puesta para su edad, con unos pezones rosaditos, culo firme, chocho depiladito haciendo un triangulo con pelos.

Mi juguete predilecto

Una amiga mía llega a usar gruesas pijas de goma en sus encuentros sexuales. Otra, que es bisexual, disfruta cogiendo tanto con hombres como con mujeres y con estas últimas disfruta el montarla provista con una pija que no se arruga y está siempre parada.

Masajista como pocas

Cuando me tocó el turno me hizo pasar y dijo que me desvistiera totalmente y me cubriera las partes íntimas con una toalla que tenía sobre la camilla. Me indicó ello y se retiró de la habitación para regresar una vez que yo le dijera que estaba listo.

La sorpresa de mamá I

Fuimos al velorio, después al sepelio, fue ahí donde después de un año volví a ver a mi tía, una mujer de 34 años un poco mas baja que mamá, pero tan deseable como ella, en fin, la depresión de Marina duro casi un mes después del sepelio de doña Mary.

Más que agradecida

Todavía gimiendo me dio un beso en la boca y me agradeció casi sollozando lo que le había hecho. Dijo que nunca había gozado así con una mujer y que a su esposa le daba asco chupársela y desde que era joven que no le habían dado una mamadita tan buena como esta

Puta pendejera

Cuando nos dirigimos a la habitación ese hombre me miraba el culo de una manera, mi amante se aprovecho de eso, y me empezó a pasar su mano descaradamente en él además tiraba de mi tanga hacia arriba, cuyo efectos provocaron volver a mojarme como antes que entráramos al motel.

Mi vida sexual I: La madre de Susy

Al otro día mi madre me dijo que le hubiera quitado la ropa ya que se durmió con todo y zapatos toda la noche, ya que mi madre tuvo que llegar hasta temprano ya que la tía esta en los últimos días, creían que posiblemente los dolores llegaran de noche y no habría quien la cuidara mientras iban por la partera, ese permiso fue muy agradable para mi.