Estoy tumbada en la cama, hoy es uno de eso días que no sabes que hacer, abro las ventanas y dejo que entre el aire, oigo la ducha es un chico que conocí la noche pasada en una discoteca.
Me metió la mano bajo mi braga y comenzó a tocar mi sexo que, al instante, se preparó para una penetración segregando su flujo natural en abundancia.
Después de esperar casi media hora en una salita y cuando por fin llegó el doctor, resultó ser una chica de no mas de 26 años.
En ese tiempo tenia 15 años y mínimo me masturbaba dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la noche, tenia una buena colección de revistas pornográficas que van desde dibujos hasta fotografías de color y en todos los tamaños.
Me abrió la puerta la madre de socio y amigo, es una mujer, viuda desde hace casi 10 años, de unos 50 años aunque no lo se seguro que se conserva muy bien.
Hacia solo un par de horas mi vida había sido estremecida por un terremoto sentimental, y ahora vagaba por las calles empinadas de aquella metrópoli californiana donde vivía. Llevaba al hombro mi mochila negra.
Era pura lujuria nos mamamos las pija debajo del agua caliente hasta que los dos nos corrimos y dejamos nuestras pijas secas de leche.
Ni el sol ni la luna, ni las noches frías de invierno podrán empujarme hasta aquí de nuevo, pues mi destino está lejos de estos parajes.
Este relato es fruto de la experiencia que vivió un amigo, quien fue llevando los juegos eróticos de su pareja, de la fantasía a la realidad.
Me fui comentándole a mi mamá que quería ir a dar una vuelta del otro lado, pero en realidad me fui al cuartito donde pasé la noche con mi primo y por fortuna toda la ropa y maquillaje
Llamaron al puerta y Rosa fue a abrir. Era el fontanero y venia con un ayudante.
Mi experiencia sexual con una viuda de 55 años, no tan llamativa pero les aseguro no la cambio por ninguna otra mujer.
Aquí estoy de nuevo frente al teclado, escribiendo las vivencias que estoy experimentando, porque esto que les contare a continuación no es ni mas ni menos que la continuación real de lo que me esta pasando.
Lo fui siguiendo a ver a donde quería llevarme, viendo que nos encaminábamos hacia el túnel de la avda. de Salgado Torres. Al principio dudé, pero como estaba lloviendo y no había sitio donde poder refugiarse, decidí continuar hasta la entrada al túnel, al menos allí podría esperar a que amainase la lluvia.
Un trabajo siempre es oportunidad. Fue mi oportunidad para descubrir lo que soy y seré, de la vida de otros, en definitiva esto del goce.
Comprobé con un amigo que mi mujer haría todo lo que yo quisiera, vamos que mi mujer es un putón.
Una noche cálida y aburrida. La luz de las farolas no daba demasiado resplandor. Estaba en casa. La televisión no tenía nada interesante.
Me quedo con las feas. Porque las feas pueden constituir la mejor opción para los hombres.
Confesiones de una perra salida. Historias de Sylvia la putona. Suelo vestir bastante recatada ya que mi marido es muy celoso.
María Jesús la puta de grandes tetas, tiene un buen par de tetas, en realidad aunque es guapa de cara, lo mejor son sus dos tetazas, sus melones gordos, grandes, llenos, globosos.