Últimos relatos eróticos:

Un retiro espiritual budista muy carnal

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En una de las excursiones que hacíamos para recoger setas y otros comestibles, Catherine tropezó, y si no es por mí que la sujeto por la cintura, se hubiera roto la crisma contra el suelo empedrado. Yo, aprovechando la ocasión, le apreté bien de la cintura y le magreé un poco el bajo vientre.

¡Feliz Navidad, familia!

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Mi sobrina, hija de mi hermano, estaba muy cambiada desde la última vez que la vi. Se había tatuado buena parte del cuerpo y llevaba varios piercings distribuidos por la lengua y nariz. Por fin nos sentamos y aunque todos colaboramos en poner y recoger la mesa, hay un personajillo que...

Mi primo y yo

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Hola a todos, soy nuevo y quería contar mi experiencia de mi primera vez, espero les guste, y si es así seguiré contando más experiencias.

Una maestra que me enseñó mucho

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En clase éramos veinte alumnos. Pero cuando Julia daba sus clases posaba su mirada en mí continuamente, como si yo fuera el único alumno de la clase. Estaba claro que me estaba haciendo ojitos. Pero, ¿cómo abordarla? En el despacho de profesores era imposible pillarla sola, siempre había alguien.

A mi marido le van las pollas

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Ernesto puso toda su ciencia en hacerle a Pepe un buen masaje por cuello, omóplatos y el resto de la espalda. Después, continuó por las nalgas amasándolas como si fueran dos panes de centeno. Siguió por los muslos y piernas hasta acabar con unos intensos masajes en las plantas de los pies.

Usada por el amigo de mi papá

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Hola me llamo Daniela y quiero contarles cuando fui obligada por un amigo de mi papá, esto es 100% real, esto pasó cuando estaba en primero de secundaria después de que empezara la pandemia. Todos los nombres dados aquí dados están cambiados excepto el mio.

Un chapero con buena fortuna

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Uno de los norteamericanos se posiciona en frente de Jaime y le ofrece su rabo largo y grueso en su boca. Jaime intenta poner en práctica el número del tragasables, de esos que solía ver de pequeño en el circo, y comienza a manducar aquella caña de chocolate. Obviamente solo le cabía la mitad.

Una felación de cinco estrellas

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Pero tu mano derecha sigue impertérrita, agarrada a mi mástil como si de un naufragio se tratara. Siente que mis palpitaciones suben en intensidad, que están a punto de llegar los siete u ocho disparos de esperma y no quiere perder el control de la polla, para saber a dónde dirigirlos.
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