Tranquila hija, déjame terminar. Me han contado bajo confesión que así es y que algunas veces, estas pobres chicas abandonan el monasterio por esta razón.
Verá padre, eso es mentira, yo nunca me aprovecharía de mi situación para eso. Dudo que lo hiciera aun siendo consentido.
Una niña inocente es introducida en el tema del sexo anal sin darse cuenta se verá envuelta de si realmente le gusta o no...
*"Recordar que esto es meramente Ficción, o quizás si sea real? Se los dejo a la imaginación*"
-Elo. -Ahora mismo AMO. Sabiendo que era arriesgado, porque el baño era pequeño, la metí en el servicio de mujeres que no estaba muy limpio…
-Súbete la falda GUARRA y siéntate en la taza… Así terminó el último capítulo…
Alejandro es un vecino muy ruidoso, con un problema de adicción al sexo. Esto trae de cabeza a Jaime, haciendo que su matrimonio sea un martirio. Una llamada a la Policía desencadena múltiples cambios en la vida de todos los personajes de esta historia.
-Eloísa. -AMO la GUARRA esta se ha meado. -Jajajaja, aquí esta tú venganza, no la vas a llevar tú acabo, pero la vas a disfrutar… Así terminó el último capítulo…
Veo el hambre y el deseo crudo en su mirada. Por un momento, me perdí en mis pensamientos. Estaba absorto en los recuerdos de como “Ella” siempre dió la imagen de ser un dulce e inocente corderito. Una niña muy tranquila y ejemplar, quien se suponía que crecería para casarse con un hombre...
-No es una orden, hazlo solo si quieres -lo dije fuerte para que todas me escucharan, mientras levantándome la cogí de la mano y la puse tras su padre- se lo merece ¿no crees? No esperaba … Así terminó el último capítulo…
Dilo, hija, cuéntame lo que sientes. ¿Te gusta tocarla? Claro padre, tan gorda, tan caliente, tan palpitante, es preciosa. Nunca habías tocado una. ¿No?
No nunca. - añadió y le salió una risa floja.
Me levante sin prisa, ese día ya tenía todo hecho, me faltaba llamar a esperanza para ver que tal seguía y despedirme de Carmen. Llegue sobre la una a la oficina, quede con Carmen para comer y llame a Esperanza.
Se desvió del camino de nuestra casa, no sabía a dónde iba, pero me excitaba estar en sus manos, manos lujuriosas y expertas en dar placer a una mujer viciosa como yo. Llegó a un edificio con garaje, abrió el portón con un mando a distancia y bajó dos plantas. Paró en una plaza doble.
Besaba su cuello a la vez que acariciaba sus pechos y ella movía su culito, buscando el roce de mi polla. Mis manos subían y bajaban por su cuerpo, redondeando sus pechos. Mi mano izquierda se detuvo entre sus piernas, noté su humedad, a la vez que notaba como mi polla crecía entre sus nalgas.