Últimos relatos eróticos:

Cambio de mamá

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Una ejecutiva dominante pierde a su antigua secretaria debido a su jubilación... Le pide a su jefa de ventas, una señora mayor de 55 años, que le busque una nueva secretaria y ésta le trae a su hija desempleada, aunque pronto lamentará haberlo hecho.
no consentido

Mi cuñadita esclava V

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Sus tetas vuelven a estar libres, frente a mí, levemente húmedas de su propia saliva. Su coño mojado aún atrapado entre las piernas cerradas. La miro a la cara mientras me saca la polla y la agarra. Ya sabe lo que quiero, no he tenido que ordenárslo, así que empieza a masturbarme lentamente.

La doctora del placer

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la hermosa doctora Laura Uriarte de unos 40 años de edad esta sentada en su escritorio junto a su cliente Alejandro Gómez comentándole como a sigue su caso a cual ella es su defensora (ella es una excelente abogada de derecho penal) al lado de su cliente estaba su secretaria Estefanía de unos 31
dominacion

Mi cuñadita esclava IV

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Y siempre he disfrutado mirar a Cris. Obviamente, ella lo sabe. Pero gozo más aún de verla sabiendo que puedo observarla detendamente en vivo y desenvolverla cuando me dé la gana.
dominacion

Mi cuñadita esclava III

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Cuando se le escapa un gemido y chupo más fuerte y empiezo a darle lametones largos de nuevo, apretando en el pezón. Le azoto el culo y la miro. Estás gimiendo fácil, putilla. Ha sido buena idea, la de Carmen: “espera a pillarla in fraganti, y ahí le das”...
no consentido

Mi cuñadita esclava II

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Le junto las tetas para chupar ambos pezones lo más cerca posible, mientras ella acompasa el movimiento de sus caderas a las mías. Está dejándome su humedad en el pantalón, la siento en el tronco de la polla a través de la tela...

El fuego después del fuego

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El amor, después del amor tal vez, Se parezca a este rayo de sol, Y ahora que busque y ahora que encontré, El perfume que lleva el dolor, En la esencia de las almas, En la ausencia del dolor, Ahora sé que ya no puedo, Vivir sin tu amor.

Mi cuñadita esclava I

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Las tetas de Cristina se aplastan a su vez una contra la otra, ondulando rápidas como flanes, presionadas por su brazo izquierdo. Su mano está dentro de su pantalón, entre sus piernas, y sus nudillos se dibujan en la fina tela, mientras se masturba.
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