Últimos relatos eróticos:

Vecinos, amigos y algo mas VIII tris

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Este capítulo, tampoco forma parte de la primera versión que publicó Pedro casi en su totalidad hace ya algunos años, en este segundo capítulo nuevo, suceden cosas que en mi vida había pensado podría vivir, pero eso se lo dejamos a la narrativa que continua….

Betty, mi suegro me llena

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Memo caminaba cansado por la calle, la espalda curvada por la jornada laboral que se alargaba cada vez más. El sol se escondía detrás de los edificios, dibujando sombras que se movían con la vida de la gente que se apresuraba a sus casas.

Lo que no se dice

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Basada en hechos reales: Dos amigas de toda la vida —una con esposo e hijos, la otra en pareja— viajan a Roma, pero bajo la fachada del turismo y la amistad, laten pulsiones reprimidas. En una noche salvaje, el deseo tomará la palabra.

Me cogió un extraño

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...tardó casi un año para convencerme de dejarme coger, yo ya no era virgen desde los 14 años cuando me enamore de un chico mayor que fue quien me estreno sexualmente pero después de obtener mi virginidad me cambio por otra chica a quien todos conocían por ser “una puta “ en fin…

Culo con sueño no tiene dueño

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Mi esposa no podía dormir por las noches, así que le recetaron unas pastillas que la hacen dormir de tal manera que encontré la forma de cumplir con todos nuestros deseos.

Las experiencias de Boris II

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Nos quedamos un rato en la cama, abrazados. Mi polla no se desinflaba del todo, seguía dura, medio latente. Ella se tocaba, con la respiración agitada, y me jadeaba al oído. Yo jugaba con el dildo que seguía metido en su culo, moviéndolo lento, disfrutando del momento.

La enfermera

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Mi historia cuando trabaje en una clínica y le si un regalo a dos de mis compañeros

Mi rica suegra

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Por motivos económicos no fuimos a vivir con mi esposa a la casa de mi suegra y ella terminó dándome lo que su hija no me daba.

Betty, de paseo con los amigos

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Betty, la secretaria gordita y atractiva de 40 años, se miraba al espejo mientras se ponía su traje de baño más ajustado. Su piel blanca contrastaba con el negro del traje, que apenas contenía sus enormes nalgas gelatinosas. Con una sonrisa pícara, se ajustó el cabello rizado y salió de su casa.

La barca inflable

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Esta historia ocurrió hace muchos años. Yo era joven y mi madre veintiocho: morena, de curvas pronunciadas y un culazo de infarto. Agosto en la playa, un piso alquilado, el calor pegajoso de la costa.

Mi esposa con un conocido de la familia

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Mientras yo salía a trabajar cada mañana, confiado en la rutina de nuestra vida familiar, mi esposa mantenía un romance secreto con un conocido cercano, alguien de nuestra confianza. Aprovechaba mis horarios de trabajo para encontrarse con él en casa o en lugares discretos.
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