Este capítulo, tampoco forma parte de la primera versión que publicó Pedro casi en su totalidad hace ya algunos años, en este segundo capítulo nuevo, suceden cosas que en mi vida había pensado podría vivir, pero eso se lo dejamos a la narrativa que continua….
Memo caminaba cansado por la calle, la espalda curvada por la jornada laboral que se alargaba cada vez más. El sol se escondía detrás de los edificios, dibujando sombras que se movían con la vida de la gente que se apresuraba a sus casas.
Betty se despertó con la alarma de su despertador, una melodía estridente que interrumpió el silencio de la noche. Memo, su marido, dormía a su lado, ladeando la cara en la almohada, sin inmutarse.
Guadalupe estaba disfrutando de un baño relajante después de un largo día cuidando de su hija de 2 años, Rogy. No esperaba la sorpresa que estaba a punto de recibir.
Basada en hechos reales: Dos amigas de toda la vida —una con esposo e hijos, la otra en pareja— viajan a Roma, pero bajo la fachada del turismo y la amistad, laten pulsiones reprimidas. En una noche salvaje, el deseo tomará la palabra.
...tardó casi un año para convencerme de dejarme coger, yo ya no era virgen desde los 14 años cuando me enamore de un chico mayor que fue quien me estreno sexualmente pero después de obtener mi virginidad me cambio por otra chica a quien todos conocían por ser “una puta “ en fin…
Mi esposa no podía dormir por las noches, así que le recetaron unas pastillas que la hacen dormir de tal manera que encontré la forma de cumplir con todos nuestros deseos.
Nos quedamos un rato en la cama, abrazados. Mi polla no se desinflaba del todo, seguía dura, medio latente. Ella se tocaba, con la respiración agitada, y me jadeaba al oído. Yo jugaba con el dildo que seguía metido en su culo, moviéndolo lento, disfrutando del momento.
Durante mi fiesta de cumple, nos pusimos a platicar y a recordas cosas de mi niñez y la cosa se puso de lo mas calienyte, asi que las consecuencias no se hicieron esperar.
Betty estaba en la cocina preparando el desayuno para Memo, su esposo despistado y confiado. De repente, escuchó un ruido fuera de la casa. Miró por la ventana y vio a un vagabundo negro y peludo revisando los botes de basura.
Betty, la secretaria gordita y atractiva de 40 años, se miraba al espejo mientras se ponía su traje de baño más ajustado. Su piel blanca contrastaba con el negro del traje, que apenas contenía sus enormes nalgas gelatinosas. Con una sonrisa pícara, se ajustó el cabello rizado y salió de su casa.
Son una pareja feliz y que se ama. Pero el muere de deseos de verla siendo la puta de su padre. Si. del suegro de Marianela, el progenitor de Josué quien sus ganas de ser cornudo ya se les escapan por los poros...
Esta historia ocurrió hace muchos años. Yo era joven y mi madre veintiocho: morena, de curvas pronunciadas y un culazo de infarto.
Agosto en la playa, un piso alquilado, el calor pegajoso de la costa.
Mientras yo salía a trabajar cada mañana, confiado en la rutina de nuestra vida familiar, mi esposa mantenía un romance secreto con un conocido cercano, alguien de nuestra confianza. Aprovechaba mis horarios de trabajo para encontrarse con él en casa o en lugares discretos.
Mis gemidos no tenían un control, solo me dispuse a disfrutar de esa polla que me estaba partiendo en dos y era riquísimo, su trozo topaba hasta el fondo de mi vagina, haciendo que un rico orgasmo se hiciera presente...