Me di la vuelta con la verga completamente empalmada. Aun no me salía ninguna palabra y no podía creer que Rebeca estuviera arrodillada delante de mí con mi polla en su mano. -Te voy a terminar de dejar "contento", como estabas antes- Me dijo a la vez que me besaba la punta de la polla con sus turgentes labios. El beso, se fue ensanchando a la vez que mi glande desaparecía en su boca.
Pasó un mes, la chiquilla era desquiciante, se vestía muy atrevida para salir, minifaldas, pantalones entallados, escotes que dejaban ver gran parte de su grande, sabroso busto, unos pezones que se le dibujaban bajo la blusa apretada y que se le notaban paraditos, prestos para una gran mamada. Ella era muy alegre, risueña. En casa se ponía tops, pantaloncitos cortos, minifaldas, siempre mostrando las bien formadas piernas o gran parte de esas tetas sensacionales que de inmediato me ponían tieso el pene.
Ya finalizado el cortejo que da diario inicio al martirio estudiantil, nos dirigimos entre risas vagas y estupideces al salón para tener la primera de las ocho horas que ese día nos tocaba a los alumnos del quinto tercera. Yo, como todos los compañeros de mi grupo, me ubiqué en mi banco al final del salón, posición más que óptima para cualquier adolescente que se precie de tal en la misma situación.
A la mañana siguiente fue despertada por un nutritivo desayuno que Albert le llevaba en una linda charola, se alimentó, se bañó se vistió muy elegantemente, con un hermoso traje verde agua, unos hermosos zapatos de tacón a media altura, que hacían juego con la cartera ejecutiva que llevaba, que a su vez combinaban perfectamente con su piel tostada, lo que hacía que su imagen luciera mucho mejor; Salió rumbo a la universidad nacional de la Habana donde daría inicio las exposiciones del encuentro al que asistía.
Decidió darle una sorpresa a su novio y la sorprendida fue ella al ver que su vecina le hacía sentirse relajada, morbosa, excitada y muy especial mientras se probaba la lencería sexy y atrevida para su aniversario.
El marido pone un anuncio en internet buscando voluntarios para cepillarse a su esposa, tendiéndola una trampa, de todos los que contestan elige a un negrazo jamaicano y le concierta una cita a ciegas a su mujer.
Cuando llegue a mi estación salí del vagón, pero no miré hacia atrás pensando en lo tarde que era para llegar a casa. Al abordar el pasillo tan largo, comprobé que a pesar del día y la hora este estaba desierto, pero no le di más importancia y apreté el paso. Poco después oí a los chicos abordar el pasillo mientras silbaban y me decían algunas groserías, lo cual me alarmó y decidí apretar el paso.
Hasta que me sucedió esto, yo ya había tenido experiencias con chicos, no era una novata en el sexo, se puede decir que empecé muy pronto a interesarme por el tema (os prometo una historia sobre ello más adelante) incluso había un chico que aunque no lo consideraba como mi novio ya había estado con el varias veces.
Ana, apoyada en el marco de la puerta, aparecía en ropa interior. No se había desprendido de los zapatos de aguja y a Quique le dio la impresión de estar observando una página muy real de una revista erótica. Como erótica era la postura que adoptaba.
El camino se me hizo eterno y eso que sólo estábamos a unas cuadras. Al llegar recuerdo de la calentura que tenía ni escuché el monto del viaje, sólo le tire diez pesos (diez dólares) al taxista, cerré la puerta y corrí a abrazar a Caro, empujé la puerta del hotel, me acerqué a recepción, pedí la llave de mi habitación y nos dirigimos al ascensor.
En el autobús de la línea 1 tuvo una experiencia muy excitante, es una buena solución para todas las mujeres que no quieren tener relaciones sexuales, tal vez sean ninfómanas y deseen un momento de placer.
No podría decirles si fue atracción sexual o simples ganas de provocarlo, pero la respuesta con sus labios y boca, me encendió como nunca jamás me había pasado, pues ya les dijo que salvo dos noviecillos que no pasaban de besos limpios, con nadie me había besado "de a de veras".
Cuando mi palo estaba tieso, se recostó de espaldas y me indicó que se lo metiera por su rendija bastante peluda y muy reseca, tanto que hubo necesidad de utilizar una crema que ella tenía a un lado de la cama, para poder penetrarla.
Cuando escucho el correr del agua, me doy cuenta que estaba en lo cierto. Al volver, retoma el masaje ya no por mi espalda, sino por mis muslos. Recorre cada centímetro con una extraña dureza gentil en su tacto. "Este hombre es un dios" pienso, mientras mi excitación ya rayaba en el éxtasis más desenfrenado. Pensé que si él supiera lo caliente que me tenía, me haría el amor ahí mismo, sin dudarlo.
Mía es actualmente mi compañera de trabajo, tiene cuarenta años, es rubia, de pelo ondulado, tiene la piel muy blanca y un hermoso rostro de ojos verde miel, usa espejuelos pues tiene una ligera miopía, su boca es grande y tiene unos labios sensuales y muy bien delineados.
Me apretó las tetas por encima de la camiseta y jugueteó con mis pezones que se pusieron duros como una roca....; Cierra los ojos y disfruta mi amor..... Los cerré... Sentí que me hacía levantar los brazos y me sacaba la camiseta... Su lengua se dedicó a mi canalillo.... Soplándome dentro de él....
Seguí bajando por su espalda hasta llegar a su cintura y allí me detuve de nuevo, subiendo de vez en cuando recorriendo su columna vertebral. A continuación me dediqué a sus piernas, bajando rápidamente hasta hacerme con sus pies y comencé a masajearle las plantas de los pies.
Mi pene rozaba con su culo y mi erección era total, dudo que ella no se enterara porque mi pantalón tenía un bulto muy visible. Cuando llevábamos la mitad del recorrido empezó a mover su culo arriba y abajo, no tarde mucho en correrme y cada vez me excitaba más.
Una pareja de Argentina, de viaje por Mallorca, goza de la naturaleza, los paisajes, la ciudad y de las ocasiones para echar buenos polvos y probar las incursiones anales.
Yo hacía lo imposible por contener mi eyaculación cuando ella platicó que, para no hacerlo enojar, accedió a las caricias de rigor el besito en la boca, las caricias con las manos, pero que cada vez eran más atrevida, pues comenzó a pasar sus labios y lengua por el cuello y nuca, mientras sus manos lo mismo le daban ligeros apretones a sus pezones, que le masajeaba las nalgas y le hacía sentir su entrepierna, con un paquete bastante duro.
Pues bien, la maestra Belén, tendría unos 28 o 30 años divorciada, sin hijos y estaba bastante buena, razón que ha había convertido en una mujer creída y a la que muy pocos galanes le habían conocido.
Ella le empezó a quitar la camisa mientras iba bajando su boca lamiéndole y mordisqueándole por el pecho y los pequeños pezoncitos de él. Él mientras había deslizado su mano debajo de la camiseta de ella acariciándole los pechos, por encima del sujetador, unos pechos firmes ni grandes ni pequeños con un pezón rosáceo...
Los disparos apenas resonaron, amortiguados por el silenciador de la pistola. Del otro lado de la habitación, la figura ágil y hermosa de una mujer se deslizó tras un sillón buscando resguardo al tiempo que se llevaba la mano al hombro izquierdo que empezó a manar sangre.
Sus días y sus noches dejaron de ser grises. Aquella noche fue eterno para ellos, entregados el uno al otro, estremecidos de goce, se amaron sin parar.
Llevaba ya uno año divorciada y prácticamente, salvo aventuras esporádicas, volcaba todo mi tiempo en el trabajo y en la educación de mis hijos. Soy una mujer atractiva y pretendientes no me han faltado nunca. Mis amigos comentaban que el divorcio me había sentado muy bien, estaba radiante.
Era una chica muy linda de cara, medio petisa y pelo bien lacio, tenía unas tetas tremendas y era lo que más se le notaba, su culo no era tan bueno pero por lo menos se defendía.
Portaba también una faldita de esas de pliegues de color gris debajo de la cual llevaba unas braguitas blancas con unos diminutos dibujos de conejitos, tenía un culito pequeñito pero prieto y ligeramente respingón y un chochito muy peludo (aunque estaba pensando depilárselo aunque solo fuese un poco).
Nos quedamos solas, un fin de semana, aprovechamos para hacer unos pesos, fuimos al casino, donde siempre se encuentra un ganador, pero entre las dos decidimos violarlo, así los hicimos, esa noche cobramos, pero también gozamos, pero no golpes, plata.