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Verónica la tetona: ella era su obsesión

Esto me sucedió cuando estudiaba en una preparatoria en México y gracias a Dios es una historia real.

Me atraía muchísimo una chava que se llamaba Verónica.

Medía aproximadamente 1.65m. Morena, delgada y con unas tetas muy grandes riquísimas (algunos de la escuela decían que eran silicones pero yo más adelante comprobé que no).

No tenía un culo muy bueno, pero su cara era cachondísima y se parecía, más o menos, a Susan Sarandon.

Era una de esas mujeres que exudan sexualidad. Total que por ese entonces teníamos 16 años.

Desde el primer año de preparatoria se convirtió en mi obsesión.

Ella sabía que tenía unos senos hermosos porque siempre se vestía con blusas apretadas que los dejaban ver en toda su magnitud, además de que se arreglaba muy bien, por lo que siempre se veía hermosísima.

Yo para ese entonces era muy tímido y la verdad no me acercaba mucho, si bien cruzaba algunas palabras con ella y la observaba durante la clase.

Algunas veces la cachaba que ella me estaba mirando también.

Por mucho tiempo (y todavía ahora) me masturbo pensando en ella.

El primer año de preparatoria no pasó nada.

Yo nada más fantaseaba como loco al ver como sus senos se recargaban en el pupitre.

Sin embargo, el siguiente año fue el de la suerte. Cerca de Navidad, yo estaba con un amigo en la escuela y ella llegó a saludarnos y nos dio un abrazo felicitándonos por la Navidad.

Ese ha sido uno de los mejores momentos de mi vida, ya que cuando nos dimos el beso en el cachete y me abrazo pude oler su aroma que era completamente excitante y pude sentir su cuerpo junto al mío. Sé que ella deliberadamente presionó sus senos contra mi pecho.

Esos segundos querían que se convirtieran en horas.

Después de ese incidente, empezamos a platicar más. Para ese entonces yo ya tenía coche y un día ella nos invitó a mí y a unos amigos a su fiesta de cumpleaños.

Desde luego que fuimos. El cabrón de uno de mis amigos le llevó un ramo de rosas y yo me puse bien pinché celoso. La fiesta fue más o menos.

Al rato ya nos teníamos que ir y nos despedimos. Yo fui el último en despedirse, estábamos en la cocina y ahí me despedí de ella, al darle el abrazo ella se pegó otra vez a mi cuerpo (estaba vestida con un vestido pegadito y se veía buenísima, los pezones se le marcaban a través de la ropa) y al darme el beso en el cachete casi nos besamos en la boca, nos separamos y nos vimos a los ojos y me dijo: Gracias por venir. Yo le dije que no había problema que me caía muy bien.

A eso ella me dijo: oye me podrías ayudar mañana a estudiar historia? (ella sabía que yo era muy bueno en esa clase). Yo le dije que sí y quedamos de vernos en la mañana.

Obviamente llegué a mi casa y me masturbé salvajemente pensando en Verónica. Al otro día fui a su casa tempranito, por ahí de las nueve de la mañana y no había nadie en su casa.

Me abrió la puerta y casi me desmayo, estaba vestida con unos shorts de jeans y con una blusa negra de seda que le hacía resaltar las tetas, se veía que no traía brasier y que las tetas no le colgaban nadita.

Pues entré con la cara de pendejo porque bien que se dio cuenta de que no podía dejar de verle las tetas.

Nos sentamos en la mesa y empezamos a repasar los apuntes. Yo obviamente ya traía una erección cabrona y hasta estaba sudando y me sentía un poco mareado.

Cada vez que la veía a la cara, me le quedaba viendo a sus labios.

Después de unos minutos me dijo: “siempre me has gustado”, yo no sabía ni que hacer y le dije: “en serio?”. Luego ella me dijo que le gustaba desde la secundaria (yo la verdad ni me acuerdo de ella porque no estaba tan desarrollada), a eso yo le dije que la verdad a mí me encantaba y que me moría por besarla.

En ese momento mi corazón estaba a mil y hasta sentía gotitas de sudor caer de mis axilas. Nos besamos tiernamente con tantita lengua y luego empezamos a hacerlo más profundamente, después de estar fajando un rato, me tomo una de mis manos y la puso sobre su seno, yo sentía que me iba a venir en ese momento.

Ella se paró y se sentó en mí sobre la silla, le quite la blusa y pude ver por primera vez esos hermosos morenos senos con un pezón puntiagudo, se los chupe por un rato mientras ella gemía.

Me dijo que fuéramos a su cuarto.

Cuando llegamos me empezó a desnudar y se metió mi pito a la boca. Me la estaba mamando riquísimo, la verdad me vine como en 15 segundos.

Nos tiramos a la cama y ya desnudos nos empezamos a tocar por todos lados, le empecé a acariciar la vagina y le metí un dedo con la sorpresa de que no era virgen (aunque en realidad era la primera vez que lo hacía con un hombre, ya que luego me entere que su mejor amiga se lo había roto con un consolador).

Yo tampoco era virgen, ya que me había cogido a mi sirvienta como tres veces antes de que la corrieran (esa es otra historia que luego contare). Total que yo me la estaba dedeando en la cama mientras nos besábamos apasionadamente y nos lamíamos el cuello, ella el pecho y yo sus tetas.

Para esto yo no había tomado mucho tiempo en tener otra erección. De un solo movimiento ella se trepo en mí y se metió mi pito poco a poquito, yo sentía como iba abriendo camino mientras ella gemía y movía las caderas bien rico y se tocaba los senos.

Una vez que llegue hasta el fondo, los dos gritamos de placer y ella se empezó a mover cachondisimamente, yo no le dejaba de lamer y tocar sus tetas.

Al cabo de un rato los dos nos venimos y nos quedamos tirados en la cama todos sudados. Al cabo de una hora, después de haberlo hecho otras dos veces, oímos que llegaba su mama y nos vestimos rapidísimo.

Desde ese día teníamos relaciones sexuales cada vez que podíamos. Ella empezó a tomar la píldora para que no se embarazara.

Cortamos después de un año y medio debido a que yo me iba a otro país. Ahora, han pasado cerca de 13 años desde esa vez y todavía sigo calentándome muchísimo cuando pienso en ella.

La verdad la extraño y si tuviera la oportunidad de volver con ella, lo haría. Hace poco le hable por teléfono y me cambie el nombre, me contesto ella y dije que creía que tenía el numero equivocado.

Al fondo alcance a oír a un niño de brazos llorando y nada más me decepcione. Ojala yo fuera el cabrón que está ahorita con ese bombón.

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