Ese domingo salimos hacia Mar del Plata, la primer sorpresa fue que me pasaron a buscar a casa mis tíos y mi primo, yo creía que íbamos a ir solos, como mis padres, mi tía se quedo en su casa puesto que ella rendía una tesis, la sonrisa irónica de mi tío me preocupo.
Tenía al Dios falo delante de mí y sin más dilación deslicé mi lengua por todo su glande. De repente se puso duro, muy duro, y la flacidez musculosa de ese cuerpo poderoso se tornó en rigidez y tórrida tensión. Me puso a 1.000.
Una chica ardiente se vuelve loca por otra de grandes tetas y dan rienda suelta a su pasión en los vestuarios de la piscina Mi nombre es Joanna y vivo en un pequeño pueblo cerca de Tarragona, la historia que os voy a contar fue muy importante para mi, me ha costado un gran trabajo […]
Entonces metí el dedo anular en mi boca y embadurnándolo de saliva se lo metí en el ano sin demasiado problema mientras con mi otra mano seguía masturbando aquella mi primera polla.
Cuando ya mi pene se perdía en su ano, empecé a bombearla, ella gritaba como una loca, yo cada vez lo hacia mas fuerte y ella me decía que más, y yo ya no podía, mis huevos chocaban con sus glúteos dos veces cada segundo.
Al volverme hacia la puerta, descubrí a mi hermano, mirándonos con desparpajo y observando detenidamente al profesor; éste, al ver a mi hermano, se puso pálido y forcejeó un poco, para soltarse.
Le cogí de la cabeza y le introduje mi polla hasta la garganta. El cabrón no dejaba de agarrar mis huevos y penetrar mi ano con sus dedos mientras agitaba su culo sobre el vibrador.
Los últimos chorros quedaron en la cabeza de mi pija, tome un poco entre los dedos y automáticamente me puse a observar su textura, consistencia, olor, todo, realmente me sentía orgulloso de esa néctar blanco, me di cuenta porque le decían leche, me di cuenta de lo feliz que era.
Una vez que Juan terminó de recibir la mejor mamada de su vida de mi adorable esposa, la ayudó a levantarse del piso y le dijo que fuera a lavarse, limpiarse los dientes y arreglar su maquillaje y le dio instrucciones de alcanzarnos en la recámara.
Empecé a mordisquearla y a chuparla con tanta pasión que estuvo a punto de correrse... pero no, la saqué rápìdamente y paré el movimienteo bruscamente agarrándolo fuerte por los cojones -aún no habia llegado el momento- .