Cuando terminé fui al baño y le limpié la almeja para evitar que se diese cuenta. Le puse las bragas en su sitio, el camisón y la metí en la cama, no sin antes besarle por última vez su coño recién regado, sus pezones aún erectos y sus labios de miel.
Luego Miguel y yo quedamos acostados de espaldas en la alfombra y ambos viejos se sentaron en nuestros penes, don Roberto en el de Miguel y don Mario poso su tremendo culo en mi pico, ensartándoselo de una vez dando un tremendo gemido de placer.
Como pude me quite la ropa y comencé por ponerle champú y le restregue la cabeza y pude ver que su verga estaba en completa erección, debía medir unos 16 centímetros y no muy gruesa.
Durante la comida se sentó al lado mio y yo quede en el medio entre mi señora y mi cuñadita, esta me rozó como al pasar una de las piernas y la situación me puso al mango, podía observar las piernas bronceadas y me imaginaba esa peluda conchita empapando sus bombachas como en nuestro primer encuentro.
La experiencia se repitió días más tarde, con el mismo resultado, ese día me invitó a subir a la casa de mis suegros, ellos habían salido, y me invitó a ver TV en la cama de ellos, mi calentura iba en aumento, la veía junto a mí en esa cama matrimonial y por mi mente corrían mil fantasías, jugando en un momento dado nos fundimos en un abrazo
Entonces se puso de pie y ni corto ni perezoso se lo quito quedándose desnuda como yo la había imaginado algunas veces durante mis fantasías nocturnas, pues he de deciros que a pesar de sus sesenta y largos años estaba ante una hembra muy pero que muy apetecible.
Cómo aproveche la oportunidad para emborrachar a mi tía y tener sexo con ella.
Desde hace tiempo he tenido contacto muyy de cerca con un primoo bueno no es que me gusteee el incesto lo que pasa es que el me gusta a mi y desde ese momento hee agarrado una curaa con los de mi familia
Mi primera vez fue un evento casual. Sin pensarlo cai en sus redes. Me enseño a disfrutar la vida Gay desde mi lado pasivo, sumiso y complaciente.
El viento nos obligo a abrazarnos a los tres quedando yo por suerte en el medio de ambas mujeres, lo cual nos causo risas y así entre temblores y chistes se fueron pasando las cuadras, antes de llegar a casa pensaba en la leche derramaba, todavía liquida entre su pollera y su bombachita blanca.