Bueno, al menos puedo decir que fui la puta de alguien, que es más de lo que muchas pueden decir.
Toda ocasión era buena para una escapada a la habitación 23, nuestra preferida y donde pasábamos nuestros mejores momentos del día.
Después de un cigarrillo me dijo que no sabía cuántas veces había acabado mientras acariciaba con ternura mi pija. Resultó que era multiorgásmica, pero que hasta ese momento no lo sabía. Realmente estaba obsesionada con mi pija. La miraba, la acariciaba, me decía que era grandecita, suavecita...