Últimos todo relatos:

Elsa y Juan VI

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Elsa sintió en el aire un aroma almiscarado de hembra que no era el suyo... era exquisito. Su piel se puso erizada mientras sentía el contacto de los pechos de Jane. Entonces esta se inclinó sobre ella y con los labios tocando su oreja derecha le murmuró: - ¿Qué tal... te gusta, cariño? - Elsa no aguantó más. Se dio la vuelta y la besó desesperadamente en la boca.

El juego de mi mujer

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Alicia, sin soltar su pene, le susurró algo al oído y el reaccionó poco a poco y comenzó a acariciarla mientras tenían sus mejillas juntas. Yo no paraba de mirarles pero ellos a mi me ignoraban. Poco apoco comenzaron a animarse mas hasta el punto en el que Alicia acercó sus labios a los de Alberto y ya acariciándose sin ningún reparo comenzaron a besarse apasionadamente.

Sandy: La verdadera historia I

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Contaban como mi esposa les bajaba desesperada la bragueta para mamarles la pija a fondo y masturbarlos hasta hacerlos acabar y después como se tragaba hasta la ultima gota de esperma. Lo que les sorprendía además de que le gustara tanto beber semen es que no quería que se la pusieran.

Primera experiencia con mi madre que me enseño a disfrutar

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De pronto saca un preservativo y me dice que me lo ponga, que quiere ver si sé usarlo, y a la vez me destapa y noto que se asombra al tamaño de mi pene, unos 22 cm, bastante grueso. Lo coge y me lo pone, yo muy cortado, y comienza a masturbarme, lento, rápido, lento, en un momento me corrí y quede exhausto. Mi madre reía. ¡poco aguante ¡ me dice.

¡Enséñame tú, papi! IV

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Los momentos pasaban y la Sole comenzó a respirar afanosamente y a chillar con gozo, no me atrevía a moverme y cogerla fogosamente para no romper el hechizo de este momento tan íntimo que se había formado entre mi hija y yo, la Sole empujaba hacia arriba para sentir mi pija penetrante restregando las paredes de su coño, yo trataba de variar la angulación en que mi pene entraba y salía de su estrecha conchita.

Mi hermana quiso

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Durante su primera semana de estadía me percate que una costumbre de mi hermana (Verónica) era pasearse por la casa en shorts lycra y soleras cortitas, a veces se paseaba en ropa interior sport y me daba miradas medio raras, supongo que por el calor que hace acá, eso era un tanto perturbador ya que no estaba acostumbrado a ver a Vero como una mujer.

Yo soy Julieta I

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En este relato contare como me fui dando cuenta de que yo debía de ser Julieta y no el niño que me habían impuesto, desde pequeño siempre desee ser diferente de lo que realmente era, no gustaba mucho de los juegos bruscos ni de coleccionar cosas raras como bichos o piedras, yo prefería ver cosas hermosas como los vestidos de mi hermana y de las demás niñas que lucían tan coquetas.

Anita, la amiguita I

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Anita al principio ni siquiera quería oír hablar de sexo. Poco a poco, al calor de la amistad que le unía con Paula, empezó a abrirse y a revelar sus angustias. Cuando nació nuestro hijo, Sebastián, Anita empezó a estar en casa casi todo el día, y nos acostumbramos a su presencia cotidiana.

Lo peor que pude hacer es fijarme en una persona como ella

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Yo ya estaba super empalmado y no podía creer lo que estaba viendo, ella seguía quitándose ropa sensualmente y cuando se quito el amarre del sujetador vi como se dio la vuelta para que se lo quitara yo. Apoyo su culo en mi barriga para mientras le desabrochaba el sujetador ella me bajaba los pantalones y los slips.

Marcela, la universitaria

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Mis padres me dieron permiso y mi madre comenzó a ayudarme a preparar mi maleta, me puso ropa, útiles de aseo y demás cosas necesarias para el viaje, pero yo también puse mis cosas necesarias para mis reales propósitos, ocultas entre la maleta en especial el frasco de jarabe con 120 centímetros cúbicos de cloroformo y varias pastillas de rohypnol por si acaso había oportunidad de usarlas, una vez estuve listo le prometí a mis padres llamarlos todos los días que estuviera fuera y me despedí de ellos, salí a las 2 PM del viernes de mi casa tome un taxi hasta la terminal de buses y una vez allí compre el pasaje expreso mas económico rumbo hacia el pueblo donde iba Marcela.