Aún es pronto para iniciar mi actividad, acostumbro a levantarme siempre a la misma hora y dudo si leer un poco, pero no estoy de humor, enciendo la radio.
Se había adueñando de mi vida tan rápido que no me había dado tiempo a pensar en lo que me estaba pasando, solo me limitaba a disfrutarlo, vivía la vida que quería y que yo solo había elegido, y me sentía bien, por una vez en la vida tenía sentido mi existencia, o así yo lo creía.
Soltero sin compromisos y con un buen sueldo, invertía parte de él en multiplicar mis eyaculaciones y ponerme al día con el atraso que traía de la casta Buenos Aires.
Por el tono de su voz, lasciva y promiscua, ella parecía más una actriz porno o una puta que alguien que estuviese verdaderamente disfrutando. Parecía claro que ella fingía, ya que sino no podría articular palabra y sólo emitiría leves y espaciados gemidos.
Las edades en un ser humano marcan hitos en su conducta, su formación sexual a partir de la niñez, llega a la adolescencia donde varios caminos como el celibato, la autosatisfacción hasta llegar a la entrega total en forma liberal, dominación, es para el ser humano el sexo en todas sus formas una decisión que puede ser tomadas en etapas, situaciones, encontrando a los participantes en este juego en escenarios cambiantes con efectos diversos.
Todo empezó un sábado donde yo concurrí a negocio de mis padres que es un kiosco de diarios al cual atendiendo todos los días ese sábado se presento un auto importado en la puerta de mi kiosco y allí bajo un espectacular señora de unos 35 años con un cuerpo que más de un adolescente
Rip le apretaba los dos pezones, uno con cada mano, los estiraba hacia delante con los dedos pulgar e índice y alternaba con un manoseo obsceno de las tetas, mientras se miraban.
Allí pasaron horas, él continuaba en la misma posición. Por su cabeza no transcurría nada, simplemente estaba en blanco. Era como si le hubieran arrancado la vida, su cuerpo se mantenía (a duras penas) activo, pero su mente permanecía dormida.
Las confesiones de mi compañera de trabajo me incito a escribir nuevamente sobre el tema sabiendo que no me podré apartar totalmente de mis vivencias, Moira tiene 24 años un cuerpo hermoso, 1,70 de altura, caderas bien formadas, senos normales, una cara tipo "Nefertiti", llena de vida y misterio, en dos años de trabajo, nunca me dio problema alguno sobre sus tareas, su necesidad de contar su vida, sus cosas, me acerco nuevamente a mi vida sexual, que tanto quiero esconder en el trabajo.
Dos horas y varios whiskies más tarde, la charla seguía aún en punto muerto. Y si bien yo escuchaba, mi cabeza trataba de desviarse a otras cosas. Pensaba que hacía calor en mi casa, pero que mi tía no se había quitado su impermeable. Y si no se lo quitaba, no podría ver sus torneadas piernas ni sus pechitos.
En ese entonces, trabajaba en una conocida empresa. Ahí conocí a Rodrigo, un compañero que, desde siempre, había querido llevarme a su cama, pero yo lo rechazaba, por mi situación de mujer casada y porque me parecía un tanto impertinente, ya que directamente me decía: "Como estás buena mamacita", "esas nalgas que tienes están apetecibles para una buena cogida", "me encantaría follarte hasta por la cola", "te propongo que le pongas los cuernos a tu marido", y cosas por el estilo.
Ahora el que sudaba a mares era yo, el placer intenso que Begoña me proporcionaba apenas puede ser expresado con palabras, por momentos la totalidad de mi sexo descansaba en el interior de su boca, captando el calor de su lengua y de su paladar, era como disfrutar del vértigo de una montaña rusa, como la caída libre de un paracaidista, como rozar las nubes con las yemas de los dedos...
Contraje todos los músculos por que mi virilidad me impedía dar paso a su dedo... pero fue su lengua la que comenzó a chuparme. Notaba en contradicción permanente que aquello era placentero y que mi virilidad era cuestionada.
Después de lo que me paso el 4 de julio anduve con una depresión fuertísimo con ganas de no vivir, mis pocos amigos se dieron cuenta y trataban de animarme pero como podría decirles que me había enamorado de otro hombre, sin embargo conforme pasaron los días me empecé a meter en los llamados chat y ahí conocía a alguien que cambio mi vida por completo.
La sangre de mi virginidad recién entregada a mi dueño. Por amor, amor mío, por amor. Que es la unión de un dueño y un esclavo; nunca de dos seres iguales.
Prefirió mantener relaciones con su marido dos o tres veces por mes, era un acto rutinario, que esos métodos modernos solo complicaba, recordando mejor al principio no fue así, en esos momentos sintió esas ganas que la llevaron al lecho de el varias veces .
El no la sacaba y ella le había subido la falda y bajado las bragas en un segundo, y , obligándole a abrir las piernas, le estaba metiendo los dedos y chupándole su chocho mojado todo lo que podía, hasta que él gimió y se corrió en su boca (Laura jamás me había hecho nada parecido).
Fue una gran casualidad que me encontrara con Antonio, pensé que nunca lo volvería a ver, cuando lo mire al voltear sentí que mi corazón se me saldría de mi pecho tenia tantas ganas de verlo en persona ,aunque siempre lo hago por las mañanas al mirar su foto y recordar los días en que siempre estábamos juntos…
Tenía las manos atadas a la espalda y alguna cosa en la boca, supongo que las bragas de una de ellas a juzgar por el intenso y agradable sabor. Pero, con diferencia, lo más grave de todo aquella era que allí estaban ambas llevando atados a la entrepierna unos obscenos, y muy grandes y gruesos, falos.
Era delgada, alta y bastante bonita. Llevaba unos pantalones ajustados, de esos donde la cintura empieza justo un cm encima del vello púbico, ceñidos como si fueran de goma a un culo carnoso y redondo. Llevaba una blusa blanca transparente, y un top ajustado, que marcaba unos pechos grandes, erguidos y perfectamente esféricos.
Cada día mas y más la quería tener pero no podía era su amistad la que no quería perder y no podía decirle nada por temor a que todo acabe, al fin me decidí a contarle que era la mujer más maravillosa que conocí en mi corta vida y que daría todo por ella.
Su vida sexual fue muy intensa, no como la mía que empezó apenas hace un par de años a la edad de 30 años, bueno si no tenemos en cuenta mis relaciones con las yeguas de Marta, que me iba a follar a escondidas cuando ya entraba la noche.
En este momento me sentí injusta e intenté comerle ese coñito rubio tan excitante; pero ella no pudo esperar, antes de que mi lengua pudiera llegar a su vulva la inundó su propio orgasmo, entonces me cogió con sus manos por mi cabeza y me llevó a sus labios.
Mire a su currículo y no me cabía duda de que ella estaba suficientemente preparada para desempeñar aquel trabajo, de la misma forma que no tenía ninguna duda que no era la mejor de las candidatas, la volví a mirar y como si una mano invisible me empujara me levanté del asiento y comencé a pasear lentamente a sus espaldas.
Ella se levantó de su silla y se inclinó hacia mi, el grado de excitación que en esos momentos me dominaba es difícil de explicar, pero os puedo asegurar que cuando saco mi polla y se la introdujo en su boca llegue a pensar que iba a correrme en el acto.
Pero ya no estaré sola, pensaba, estaré llena de Joaquín y de su amor, así puedo morir. Las alarmas de inminentes ataques habían calado tanto en la población que Joaquín y Silvia vivían encerrados dentro de su burbuja encantada sacándole provecho al tiempo a todas horas.
No supe que hacer con Pablo, si pegarle, insultarlo o besarlo, no supe ni se que hacer, si bien los secretos que el sabe eran terribles, era la punta del iceberg de mi vida, llena de sexo y contradicciones.
Fui bajándoselo muy despacio y fue apareciendo su coño, muy bien depilado, solo tenía un pequeño hilo de vellos, cuando le quité el tanga, acerqué mi lengua y le recorrí la raja de abajo hacia arriba, muy despacio, cuando llegué al clítoris, me entretuve en el, mientras uno de mis dedos empezaba a hurgar en el interior de esa maravillosa y cálida cueva.