Esta es una historia de cuando vi a mi prima Nathalia desnuda.
Como poco a fui descubriendo mi pasión y excitación al practicar el exhibicionismo.
Cuando me aproximaba a la casa vi las luces encendidas y pensé que mis suegros había llegado de vacaciones por lo que solo pasaría a saludarles, al llegar note que el carro que se encontraba era el de mi cuñada una chica rubia bronceada de 20 años delgada pero con senos grandes y firmes y un culito paradito y respingón.
Soy un chico de Zaragoza, os voy a contar mi historia. Era un martes de abril, un tanto caluroso, yo estaba en mi casa con mi novia Carla, estábamos tumbados en el sillón viendo una película abrazados mutuamente...
Me dió un beso en la mejilla y volvió sobre sus pasos. Ella regresó tranquilamente caminando despacio y coquetamente, inmediatamente se detuvo frente a una ligera ola que se estrellaba a sus pies, se desató el sostén arrojándolo a un lado, se bajo el bikini dejándolo a sus pies y comenzó a entrar en el agua.
Gema, se había recostado en la mesita del teléfono y mientras Curro con la verga bien embadurnada se le metía poco a poco por el culo, ella soltando pequeños gritos, se frotaba el clítoris y tenia dos dedos metidos en su vagina.
Después de su marcha, llené el bloc con bocetos de su rostro, que me había quedado grabado a fuego, en todas las formas posibles: seria, sonriente, visto desde la derecha y la izquierda. Ninguno me satisfacía. Eran sus facciones, desde luego, pero carentes de algo que se me escapaba.
Mi novio me da duro. A él no le gusta, pero yo no puedo resistir la tentación de ser un gato. Me encanta coger y sentirme una putita. Me calienta como a una perra que me la metan y hacerlo por diversión, me excita muchísimo.
Sueño que despierto una noche y me doy cuenta de que alguien ha atado mis ojos con una cinta y no consigo ver nada. Estoy completamente desnuda, echada encima de la cama y de pronto oigo alguien que se mueve en el cuarto.
Una mujer, separada hace meses, sola en su apartamento en una tarde de verano. Semi desnuda, caliente, y con un vecino en la terraza de enfrente que no pierde detalle de su espléndido cuerpo.
El yerno llega a casa y tras comprobar la ausencia de la familia se encuentra a su suegra, medio desnuda en la cama, pidiendo guerra.