Juana siempre reclamaba, ella ya tenía once años y yo solo nueve, ella había tenido su primer ciclo menstrual y yo todavía no lograba eyacular, a ella le estaban creciendo sus tetitas y a mí todavía no se me asomaba ni siquiera un pendejo, me miraba en menos y yo me sentía menospreciado, pero yo tenía algo a mi favor
Me corrí dos veces con su verga bendita, el mordía mis pezones y se corría dentro de mi chocho, pero no lo sacaba, continuaba a darme clavadas infinitas volvía a endurecérsele y me seguía cogiendo con vigor, jamás nadie me folló de esta manera bestial, totalmente animalesca, con tantos bríos que se renovaban después de cada orgasmo, mi cuerpo estaba como poseído, las descargas de su semen me inyectaban energías nuevas y lo buscaba para que me diera más y más.
Estaba en penumbra... y Ulises me pidió que esperara afuera... él entró y al salir me dijo que pasara, que él estaría viéndome, que hiciera todo lo que se me pidiera... Yo estaba muy nerviosa y me daba miedo pero Ulises me dijo que después podríamos tener todo el sexo que quisiéramos... así que entré...
Empezó con timidez y poco a poco, pero cuando empecé a gemir de gusto, comenzó a hacer los movimientos con su lengua más rápidos, me lamía, halaba, mordía, chupaba, lo que sentía era indescriptible.
Después de estas palabras abrió la boca y empezó a tragársela, cuando no pudo mas cerro sus labios sobre mi trozo de carne y comenzó a mamármela como nunca nadie lo ha hecho.
Cuando termine de hacerme la paja, me lave y salí del baño, ella estaba de nuevo en su cuarto viendo la televisión, entonces yo la vi y seguí hacia la cocina, ella me llamo y me dijo que si no pensaba seguir viendo la televisión con ella, y yo le dije que si, pero que iba a buscar una cosa, pero en realidad lo que quería era irme para ocultar el bulto que se había formado en mi pantalón a raíz de esa visión que había tenido, es que era increíble la mujer que mas deseaba, en braguitas, acostada en la cama y conmigo, eso era demasiado.
Nada más entrar el piso, Juana se quitó la túnica, quedándose con las braguitas solamente, el pepino de Juan, comenzó a levantarse y quitándose la ropa, se quedó en pelotas.
Esta noche Juan ha puesto la droga en la bebida de Ana y esta la ha bebido, a los pocos minutos le comenta a Juan que le ha entrado mucho sueño de repente y que luego apague la tele que ella se va a dormir, al poco rato Ana duerme profundamente, Juan intenta despertarla para asegurarse de que está totalmente dormida, y en efecto está totalmente dormida.
Y la solté. Ella dudo un momento pero se miró a su amiga y al verla de rodillas con el chocho depilado y mojado por el agua, si inclino y arrodillo. Yo no me lo podía creer, la polla me presionaba tanto los pantalones que me dolía y solo con verlas a ellas dos de rodillas, una blanca con el culo al aire y otra negra en braguitas casi me corro. Pensaba que era el tío más afortunado del mundo pero no sabía si podría con las dos, así que pensé que tenía que desgastarlas un poco o quedaría muy mal.
La apoyé contra la pared, de espaldas a mí para comenzar a desabrochar su blusa y quitar sus pantalones, los zapatos los había dejado en la entrada. Abrí la llave de la ducha mientras metía mi mano entre sus pantalones y su blusa para empezar a quitarla, Beatriz usaba la ropa extremadamente apretada y no podía quitarle los pantalones.
Impuse un ritmo más acelerado que el anterior e Iria se empezó a retorcer de placer, jadeando como una perra en celo. Saber el placer que le estaba provocando hizo que casi me corriera en ese instante.