Fisha

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8 relatos

Aida y Sandra III: La violación

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La cara de miedo de las chicas aumentó, al igual que el tamaño de mi polla. Los tres chicos, como si ya lo hubieran ensayado, se quitaron la ropa quedándose completamente en bolas casi al mismo tiempo. Al ver las chicas los tres erectos instrumentos, volvió a aumentar su preocupación.

Aida y Sandra II: En el gimnasio

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Aproximadamente otro minuto después, Sandra tenía los pezones tan rojos y duros que supe que no iba a avanzar mucho más. Así que pensé en una estrategia: como sabía que, de todas formas, debería estar al borde del orgasmo, deslicé mi mano paulatinamente hasta sus braguitas. Metí dos dedos por debajo de éstas y, como había previsto, Sandrita alcanzó el orgasmo de forma súbita.

Aida y Sandra I

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No pude entender lo que dijeron, sólo vi que Aida se volvía a alejar y Sandra me sentaba en la taza del báter. Me separó las piernas, me quitó el condón y me la empezó a chupar. Y, Dios mío, Aida empezó a hacer un strip-tease.

La chica perfecta V: En la playa con Lucía

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Los aullidos de entre gozo y dolor que emitía Iria eran muy fuertes. Se sentía empalada, pero pronto desapareció todo rastro de dolor. Su esfínter se acostumbró a la verga, por lo que comenzó a disfrutar plenamente. Pero justo en ese momento, Miguel se corrió: no podía aguantar tanta excitación. Iria notó el caliente esperma del chico deslizándose por su ano; queriendo terminar ella también, con una mano se restregó el clítoris y con la otra se pellizcó los pezones. Resultado: la rubita también se corrió.