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39 relatos

Dominado por mi hermana

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Un muchacho acostumbra a masturbarse usando las bragas de su hermana. Ésta le sorprende y le chantajea, transformándole en su "perrito" particular. Dominado por mi hermana.

Mi profesora Mercedes llegó borracha

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Cuando iba a mi casa siempre se tomaba una Coca-Cola light y evitaba comer los bombones y chucherías que mi madre le dejaba en una bandeja cuando venía a dar sus clases. Mercedes parecía tener un poco complejo de estar algo llenita (Pero qué va! El pandero de Mercedes era un auténtico monumento a la belleza femenina, con una forma de pera alucinante, resaltada por su estrecha cintura.

Las bragas usadas de Lola

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Desde jovencito, cuando se produjo el despertar sexual en mi cuerpo, tenía la idea de que unas bragas usadas me darían a conocer algo de esa parte del cuerpo femenino que resultaba tan prohibida como apetecible y atrayente.

La limpiadora

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Vivo con mi madre de 70 años que además esta un poco imposibilitada, por esto todos los sábados recibimos la visita de una limpiadora que nos arregla la casa, ella tendrá unos cuarenta años como yo pero he de admitir que es un poco gordita pero también es verdad que esas son las mujeres que me ponen a cien y siempre que tengo dinero fresco busco en el periódico algún contacto sexual con este tipo de mujeres.

Me gusta acariciar los penes y ponérmelos en mis tetas, me gusta mucho sentir los fluidos en mis pezones y cuando estoy follando soy muy gritona y expresiva

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Me encanta ser mujer, me fascina tener las partes adecuadas para gozar y hacer gozar, hasta el límite, con esos hermosos hombres que te penetran con su miembro viril en los insondables tesoros del sexo palpitando y ardiente. Ser penetrada y recibir los jugos del macho, es uno de los placeres más exquisitos que nos ofrece la naturaleza.

Tres chicas solas intentando estudiar puede suponer un peligro

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Normalmente después de clase nos íbamos a la granja del instituto, pero ese día llovía a cantaros y decidieron de ir corriendo a casa de Eva en vez de esperar a que parase la lluvia, llegaron empapadas y decidieron de quitarse la ropa y ponerse ya cómodas ya que no pensaban salir en toda la tarde, al rato estaban las tres vestidas solo con una camiseta de dormir y unas braguitas

Regina me pilló masturbándome

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Esas botas en sus hermosas piernas, y digo hermosas en el sentido de macizas, rellenas, la hacían para mí una diosa sexual y, más de una vez, me había hecho alguna paja de antología imaginando que se la clavaba por el culo con las botas puestas. Incluso había buscado en su habitación bragas suyas cuando me encontraba solo en el piso.

Disfrutando a Zanahoria

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No quiero que todavía se quite su sujetador de seda roja. Una vez más, como todas, me sorprendo con su aspecto de diosa griega, ampulosos y elevados pechos, el ombligo más bello que jamás he visto con un aro dorado perforado, realmente excitante.

Gerardo, un hermano dominante III

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Me bajó los pantalones de deporte y mi sexo quedó al descubierto. Entonces me acarició el conejo, húmedo por el sudor y alguna gotita de pis, pues no me había dejado limpiarme. Bajó su cara hasta mi conejo y tocó mi clítoris con la punta de su lengua. Miraba su cabeza al lado de mi sexo mientras aumentaba mi excitación.

Gerardo, un hermano dominante II

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Tuve que hacer cosas por mi hermano, como comprarle las revistas pornográficas. Los vendedores me miraban de una manera que me humillaba. Encontré uno en el que me despachaba una mujer. Gerardo se percató y desde entonces me obligaba a comprar revistas con un gran contenido en escenas de lesbianas. La mujer me miraba despreciativamente.

Gerardo, un hermano dominante I

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Un día, al exigirle que me dejara en paz, me respondió de manera impertinente, que me fuera preparando, pues le venía calentando desde hacía mucho tiempo y yo sabía que le calentaba, que ya se cobraría él la manera en que había estado jugando con él. Me dejó estupefacta.

Julia, una chica dominante VI

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Era difícil avanzar sin que te tocaran el culo. Yo sentía manos desconocidas magrearme y veía como Paula también se movía a un lado y otro para evitar que la sobaran, y eso que las alas nos resguardaban. Y eso sin contar con los cuerpos que aprovechaban la estrechez para rozarse con nuestros pechos,

Julia, una chica dominante V

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A mi me quedaba una deuda pendiente con la tía Gloria, a la que había visto recogerse hacía un rato. Quiero decir que durante la siesta, había cogido algún dinerillo de la cartera de mi padre, que unido a otro cogido del monedero de mamá y a mi asignación y al que había recibido de los chicos por follar con mi hermana

Julia, una chica dominante IV

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Me quedaban cuatro días. Paula estaba aprendiendo bien, pero todavía era reacia a obedecerme en algunas cosas. En concreto, soportaba muy mal que se cerrara con llave en el servicio o en el cuarto cuando se cambiaba. Me propuse darle un castigo ejemplar.

Ella quería ser dominada y me encontró

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Había escrito hace tiempo a la sección de contactos de una conocida revista, apartado "dominación". Me llamo Manuel, vivo en Barcelona, tengo 42 años y un físico normal, con una polla normal, pero con un gusto por el morbo, que no es normal. Recibí unas cuantas cartas, y después de desechar la mayoría (distancia, gustos personales y... hasta un par de putas), me quede con una carta que me pareció especial.

Julia, una chica dominante I

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Poco a poco me fui haciendo asidua e iba aprendiendo de todo, hasta que poco a poco, me dí cuenta por la predilección que sentía hacia determinado tipo de relatos. Los de dominación y los de lesbianismo. Recuerdo un relato de tres capítulos, llamado algo así como "mi secuestro" que me hizo masturbarme varias veces.

A la fuerza

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Había dejado de llorar, y su respiración comenzó a hacerse más agitada aún de lo que ya estaba, alcancé a escuchar un leve gemido, que pronto aumentó de volumen, al tiempo que ella agarraba mi cabeza y la presionaba fuertemente contra su sexo.

El bedel

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De repente soltó mis caderas, y estrujando de sopetón mis sufridos pechos me dio cuatro o cinco enculadas tan violentas que estoy convencida de que alzo mis pies del suelo. Pues el sádico, rugiendo de placer, se estaba corriendo en mi interior, y para celebrarlo retorcía y tiraba de mis pobres pezones como si quisiera llevárselos de recuerdo.

El juego se nos fue de las manos y acabamos siendo los esclavos de nuestros amigos

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Quedando en evidencia un continuo flujo por mi tensa picha de lo cachondo que iba, me ataron piernas y brazos en la cama, entro Belén y ordeno que se marcharan, una vez solos, con una goma de sujetar el pelo sujeto fuertemente mis testiculos, lo que hizo que mi glande se saliera, me humillo mirándome el ano y metiéndome el dedo afirmado que seguro que te ha gustado, cuando te lo metía Lucia.

Unos ojos muy seductores

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Me agarró la cara y me dijo con la voz ronca del deseo: Viste que estás linda en serio, mientras con la otra mano me desabrochaba los jeans y metía una mano por debajo de mis bragas. Y mojada, muy mojada, siguió, sin dejarme de mirar, mientras los ojos se me entrecerraban sin que yo atinara a nada más que a suspirar.