Ambos nos lavamos la cara, nos preparamos para ir a nuestro trabajo... antes llegamos a la cafetería, tomamos un desayuno continental y enfilamos al área de desempeño. El día transcurrió sin comentarios personales, entregados al trabajo que llevábamos por hacer.
Nos acomodamos como pudimos en el vehículo todos apiñados, Susana se apoyo en mi para dormir, y pude notar sus duros pezones morenos clavarse en mi pecho, la situación hizo que mi polla empezará a empinarse por el pantalón, pero ella ni se inmuto.
Yo me quedé allí agarrado a él. Sollocé un rato hasta que me cansé. Santi estuvo a mi lado en todo momento. Acariciando mi nuca y diciéndome palabras bonitas al oído.
Ok Gerardito, eso es lo que quieres, eso es lo que tendrás, vete a tu asunto que yo ya me iré de fiesta., a ver que cara pones cuando regreses y ni yo ni tu hijo estemos aquí y procedió a cubrir su cuerpo con la mas provocativa ropa intima que Gerardo le hubiera visto antes.
Fue como una descarga eléctrica, mi chocho se estremeció de verdad ‒ conchas de tu madre… perro de mierda… no lo vuelvas a hacer ‒ le dije cubriendo mi sexo con la mano, su baba cubría mi chorito y mi culito...
El exquisito sexo oral que me procuraba su diminuta boca, me tenía moviendo mi pelvis para sentir la estrechez de su garganta, su delicioso culito rosado estaba bañado con mi saliva y mi lengua se insinuaba en su interior.
Estaba tan embelesado mirando las intimidades de mamá, con el pantalón de mi pijama bajado a mis talones y sobajeando mi pene deliciosamente, como tantas otras veces me apoyé en la puerta y … esta maldita se abrió y rodé con mi verga tiesa en la mano y enredado en mi pijama justo cuando estaba a punto de rociar con semen todo el vano …
Me gusta el culito que tienes, cabrón. Me encanta como lo mueves cuando juegas en la máquina recreativa, me calentaste bien pedazo de cabroncete. Quiero meterte la polla en él y verte menearlo mientras te doy por el culo y gimes para mí.
Así es que como no pillas, te vas a tu casa, abres el cajón del pijama, ¿y qué te encuentras? ¡Una caja de condones a medias! Y te da un agobio: "¿Volveré a ponerme uno de estos alguna vez?" Y como te entra la nostalgia te lo pones... Y te dices: "¡Qué solitos nos hemos quedado!".
Hable con la mujer de mi cuñado para que esa noche descansara ella en casa, ya que los dos próximos días tendría que estar con mi sobrina en el hospital y de todas formas esa noche, nos dijo el medico que al menos estaría con los efectos de la anestesia bien, bien hasta casi el amanecer.