Ambas estábamos un poco cansadas y ella me dijo que tenía un buen remedio para eso, que una buena sesión en el gimnasio nos haría bien, dude un poco en aceptar pero no quise rechazarla, ella llamó por teléfono y arregló todo con su entrenador personal, nos fuimos y me dijo que estaba segura que iba a relajarme y disfrutar, no entendí muy bien que me quiso decir, pero seguro iba a averiguarlo.
Yo era un cualquiera preocupado por el dinero, haste que un día una dulce mamá entró en mi vida y me saco de la miseria junto con su madre y una compañera de "trabajo".
Esta lanzó un alarido de dolor que se hubiera podido oír por todo el parking pero como estaban encerrados dentro de la caja del camión solo lo oyeron ellos tres.
Pero Laura tenía, a sus diecisiete años, una mano experta. Me ataron las manos a la espalda tras desnudarme, y mientras me comía el rabo de Gerardo, Laura me comía el coño, y tras provocar que estuviera lubricado, introdujo sus dedos. No pude evitarlo. Me follaba mientras me veía obligada a comerme el rabo de Gerardo.
Me bajó los pantalones de deporte y mi sexo quedó al descubierto. Entonces me acarició el conejo, húmedo por el sudor y alguna gotita de pis, pues no me había dejado limpiarme. Bajó su cara hasta mi conejo y tocó mi clítoris con la punta de su lengua. Miraba su cabeza al lado de mi sexo mientras aumentaba mi excitación.
Me dio por el culo, me hizo gozar, luego me utilizó. Como vio que dudaba, me echó mano a la cabeza empujándola hacia su polla, me dijo, pruébala, ya verás como te va gustar, verás que bien sabe.
La agente Ali seguía con las preguntas, aquel cura le parecía sospechoso era un hombre muy reservado y no tenía muchas ganas de colaborar, las mujeres asesinadas según él siempre iban a misa y no tenían una mala relación con él.
Mientras me arañaban las tetas me pellizcaban los pezones y mi hinchado clítoris. Manuel aguantaba los dos consoladores mientras Dani acercaba su polla a mi y hacia que me la tragara entera poco después se corría en mi boca haciendome tragar toda su leche, la verdad es q estaba rica.
Tuve que hacer cosas por mi hermano, como comprarle las revistas pornográficas. Los vendedores me miraban de una manera que me humillaba. Encontré uno en el que me despachaba una mujer. Gerardo se percató y desde entonces me obligaba a comprar revistas con un gran contenido en escenas de lesbianas. La mujer me miraba despreciativamente.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenia solamente 4 años desde entonces he vivido con mi madre y mi hermana menor, mi padre se olvidó de nosotros, se fue a vivir a otra ciudad, pocas veces venía a vernos ni nos llamaba, ni siquiera por el dia de mi cumpleaños, pero cuando venía a mi me daba mucha alegría.