El caso es que llegó el verano y yo dejé de tener que ir tanto a trabajar, no así mi mujer. Un día el niño se encaprichó con la piscina de la azotea y mis dos monumentos nos acompañaron. Buf, Patricia con un bikini gris plateado, de cordel por la espalda y Cristina con uno negro.
Ahora sus pezones estaban duros y Cacho los mordía con evidente placer. Tomás se bajó el pantalón, y en un instante pude ver como su miembro erecto por completo, se perdió dentro de la vagina de mi esposa. Ella asimiló el embate sin resistirse, tan solo se mordía los labios
Después de lo paso con el tío y fue causa de recelos e indignación, y al mismo tiempo fue excitante, estuve pensando durante dos días, pero sin lograr el sueño, pensado como pudo mi mujer hacerlo con el y como pudo comer tal vergón, yo pensé que ella mentía, decidí ver esto a fondo
Me hizo pasar y me dijo que me desvistiera, yo estaba muy nervioso porque pocas veces había estado desnudo frente a un hombre, lo hice y estaba temblando, él me dijo que no tuviera miedo, me dijo que parecía más joven de lo que pensaba, me preguntó que si era mi primera vez y yo le mentí, le dije no.
De lo que no me había percatado, es que desde que había salido del puerto, un hombre me iba siguiendo, y por supuesto me vio entrar en la fábrica abandonada. El muy cabrón también había entrado sigilosamente a la fábrica, y espiaba lo que yo estaba haciendo. Cuando se dejó ver, yo me estaba metiendo un dedo en el culo, mientras con la otra mano me pellizcaba y estiraba los pezones. Al yo verlo allí, quedé petrificado; era lo que menos esperaba en aquellos momentos.
Gran sorpresa me lleve al ver que en el cuarto que estaba detrás de la casa, donde dormía esta señora, también se encontraba la ventana abierta y como una cortina tipo visillo, con la cual con la luz prendida en el interior se podía ver perfectamente.
Un joven encuentra trabajo como dependiente. Le acompañan dos chicas jovencitas y una señora que se aprovecha de ellos.
Dos gitanos de unos 18 y 20 años entraron corriendo y sin mediar palabra uno de ellos me dio un puñetazo en la cara que me tiró al suelo, me llevaron a rastras hasta un dormitorio donde había una cama de matrimonio, y me ataron las manos con unas cuerdas a la cabecera de la cama.
De pronto José se abalanzo a mi por la espalda y quedo encima de mi y yo encima de Jorge fabricando me un sándwich entre los dos aun el pito de mi hermano José no estaba duro pero sentía su presión contra mis nalgas.
Primero se las metió por un pie y ascendió hasta la pantorrila, después introdujo el otro pie y fue subiendose las bragas uniformemente. Lo hacía con detenimiento,haciendo una leve pausa de vez en cuando para desenrollarlas y ponerlas bien y después seguía subiéndoselas.